Mota salió exhausto de la habitación, caminó hacia el pasillo y se tumbo en el sofá.Sabía que no debió haber enseñado tanto sobre venenos.
-¿Y? -Pregunto Noah.
-Estable. -Comentó este sin muchos ánimos. Bajó un poco su gorro, logrando tapar sus ojos. Se cruzó de brazos y suspiró con pesadez. -No molesten.
Era la primera vez que observaban a un Mota cansado.
-¿Qué sabes de los demás? -Se giró y observó a Brandon.
-Van bien, no han tenido ningún percance. -Lo observó de reojo. -¿Sabes que me preocupa? Ella no ha presentado síntomas de abstinencia, por lo general aparecen luego de que dejas de administrarla...
Noah se limitó a asentir para luego comenzar a caminar hacia el pasillo.
>> Ey, ¿a dónde vas? -Preguntó este.
-Dormiré. -Lo observó por el rabillo del ojo. -No molestes.
-Ah, interesante. -Enarcó ambas cejas. -¿No piensas ir a verla? -Preguntó de pronto.
Noah se detuvo.
-No. -Respondió con sequedad. Al ver que Brandon no siguió con su estupido interrogatorio, retomó su camino.
-¡Florecita, que duermas bien! -Exclamó Mota.
Noah bufó, aun se adaptaba a los cambios de humor del idiota y los sobrenombres que salían del mismo.
Pasó por al frente de la puerta de Carlos, esta se encontraba abierta y pudo ver su cuerpo. Realmente se veía fatal.
Mota había realizado un buen trabajo en estabilizarlo, aún le faltaron sustancias para crear un antídoto pero los que le había suministrado habían logrado controlar el dolor, o al menos esperaba que fuese así.
De pronto se detuvo. Observó su habitación, no la había visto desde que habían llegado a la cabaña y algo le estaba molestando. Tomó la perilla y se detuvo, negó para si mismo, como si se estuviera regañando. Pero algo le inquietaba, necesitaba verla.
Tomó nuevamente la perilla y la giró, abrió con cautela la puerta para luego cerrarla de la misma manera.
Contuvo la respiración...
Sus ojos estaban cerrados, los tenues rayos del sol entraban por la ventana y se posaban en la habitación, en la cama, sobre su cuerpo...
Su piel lucía mas pálida de lo que era, adornada por moretones, cortadas y, si no se equivocaba, aquellos puntos negros eran quemaduras de cigarrillo.
Su boca estaba entre abierta y aún así, lucía como una muñeca, frágil y encantadora. Cerró sus manos con fuerza y se acercó hasta ella.
Tomó el banquito que estaba al lado de la cama y se sentó en el. Se encontraba abatido, algo no estaba bien con él. ¿Por qué al verla sentía ese remolino en su pecho? Acercó su mano hasta su mejilla y la rozó, estaba helada.
Giró, tomó el cobertor y la cubrió con el; no quería despertarla, solo necesitaba recuperar fuerzas y ella, a penas y había logrado superar la primera noche.
Se limitó a observarla, su pecho subía y bajaba con delicadeza, sus pestañas rozaban sus profundas ojeras mientras que sus labios habían perdido su color.
Tenía los mismos agrietados, una gran marca en uno de ellos, la mejilla estaba violeta, con un corte de intenso color, también tenía uno en su ceja izquierda, estaban realmente marcados. En sus brazos se podían ver las múltiples inyecciones que le suministraron, ¿qué más pudieron haberle hecho?... Quería revisarla completamente, saber que no la habían tocado, que no habían borrado su marca.
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¿Cómo saber sí es el chico correcto?
Misterio / SuspensoCreyeron que, tal vez, sufría de una enfermedad mental pero no era así. Sus sueños le mostraban lugares, sucesos y personas que ella no recordaba, pero lo que más la atormentaban eran unos ojos de color intenso. ¿Por qué?, ¿quién era?, ¿qué quería...