Capítulo 45

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Bajo del auto, ojeó la casa y suspiró. Caminó hacia la puerta principal y dudo, por un momento, si entraba o no.

Se había marchado, creyendo que las cosas se habían arreglado con un fuerte abrazo y un "hasta luego". Si fue así, ¿por qué sentía aquella angustia?

De pronto, un fuerte golpe se escucho dentro de la casa.

-Mierda, mierda, mierda. -Tembló, ¿estaría bien? Entró sin pensar mucho más para luego encontrarse a una mujer, muy parecida a él, en el suelo recogiendo un tazón de frutas.

-Alex... -Se sorprendió al ver a su hermano en la entrada de la casa, no esperaba que llegara tan temprano. -¿Qué, qué haces aquí? -Sonrió ligeramente. -Creí que irías primero al taller, Carlos te debe estar esperando.

-¿No puedo venir primero a casa?

-Claro que si, pero Coral me había comentado que primero debías hacer unas cosas en el mismo.

Alex guardó silencio. Su hermana recogió la fruta del suelo al igual que el tazón. La observó, lucía cansada.

-¿Estas bien? -Preguntó.

-Ah, -Acomodó uno de sus mechones detrás de su oreja y le sonrió. -estoy bien. -Se levantó, dejó el tazón en la mesita que tenía cerca y se acercó al gemelo.

-¿Estas segura? -Enarcó una ceja.

Ale se acercó un poco más y lo abrazó. Su hermano se tensó ya que no esperaba el mismo, aún creía que ella seguía molesta con él.

-Esta todo bien. -Aseguró. -¿Trajiste algo? -Se separó de él y dirigió su mirada hacia la entrada, un pequeño morral color negro ya hacia recostado en el marco de la puerta. -¿Te quedarás? -Le preguntó con algo de entusiasmo. De pronto se sonrojó por aquella pregunta,  la misma le hizo recordar a Noah.

-Solo por unos días. -Aclaró. Inclinó la cabeza y esbozo una media sonrisa. -¿Segura que estas bien? Te acabaste de sonrojar. -Señaló sus mejillas.

-Que si, que si. -Repitió. Dio media vuelta, tomó el tazón y se dirigió hacia la cocina. Se encontraba acomodando el espacio para hacer un pie de limón. Escucho como su hermano cerró la puerta, así que no tardaría en sentarse a hablar con ella. -Oye, ¿cómo van las cosas en...

-Voy a ducharme, necesito salir, no sé cuanto me tarde. -Le interrumpió. No le había prestado atención a su hermana, por su mente pasaba una cascada dorada y un mar tan azul como el mismo cielo. -Hoy cenaremos juntos, ¿correcto? -Tomó una manzana y le dio una gran mordida. -Oye, están dulces. -Acto seguido, dejo la cocina y se dirigió hacia el cuarto.

Ale apretó sus labios y contuvo el aliento.

Era su hermano y lo adoraba con su vida, le echaba de menos y, aunque se encontraba muy feliz por él, se sentía apartada de su vida.

Entonces cayó en cuenta que, en algún momento, Alex se iría y comenzaría una nueva vida con su pareja, formarían un hogar, tal vez le diera sobrinos... Pero, ¿qué quedaba para ella? No sabía con exactitud si todo lo que estaba estudiando era para ella, no aún sabía para qué era buena o si se encontraba en el lugar correcto, tampoco lograba descifrar que sentía por Noah y todo aquel disparate que mantenían. Increíble o no, a su edad aun se hacía las mismas preguntas, incluso muchas más.

Sus pensamientos inseguros le invadieron. Alex tenía todo el derecho de hacer su vida aparte, no vivirían por siempre juntos. Mientras que, para Ale, las cosas eran un poco más diferentes.

Tal vez era muy infantil de su parte correr por el mundo, buscando a aquel que fuera el indicado, aquel que la salvaría del abismo en el que solía caer y recogería todos sus pedazos, armándolos con amor y mucha paciencia.

¿Cómo saber sí es el chico correcto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora