Capítulo 22

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Maratón (2/3)

Contenido explicito.

Ale.


Ya era de noche, el viento soplaba con fuerza, podía observar como los pequeños matorrales se movían con brusquedad.

Había tomado una ducha para calmar los nervios y la tensión del día. Carlos manejaba bien el taller mecánico pero aún le hacia falta, debía ayudarlo. Me enorgullecía de Coral, había logrado aplicar todo lo que había leído para ayudar a Alicia, para ambas era un gran paso. Sonreí, me sentía cómoda estando en pijama.

Baje hacía la cocina, había quedado chocolate caliente así que tome una taza de las grandes, crema batida y muchos malvaviscos. Aaron no era mal cocinero, estaba aprendiendo y más ahora que se encontraba viviendo solo.

La puerta principal sonó. Tomé mi teléfono y vi la hora, las ocho de la noche, algo tarde para las visitas, o al menos para mi lo era.

Volvieron a tocar, esta vez fue un poco más insistente.

-¡Voy! -Exclamé. Camine hacia la puerta y la abrí. Para mi sorpresa no había nadie, solo había un pequeño ramo de rosas blancas. De alguna forma, me habían acordado a aquella que me habían dando en el centro comercial. Me asome un poco más, no había nadie fuera de sus casas o que estuviera caminando por el lugar. -Que extraño. -Las tomé, acto seguido, cerré la puerta con pasador.

Habían exactamente diez, las lleve a mi rostro, su aroma era único, siempre me habían gustado. Se encontraban amarradas con un pequeño listón negro, en él había una pequeña carta.

"Cuando las vi, pensé en tus ojos."

-No viene firmada. -Comenté en voz alta. No acostumbraba a recibir regalos anónimos, posiblemente podía ser una broma de Aaron o alguna persona del vecindario que me haya visto con mucha frecuencia, desconocía e ignoraba a tal admirador.

La puerta volvió a sonar, haciendo que me sobresaltara.

-¡Un momento! -Exclamé. -De seguro el chocolate ya se enfrío. -Comenté.

Quite el pasador y abrí la puerta.

-Ey. -Salude, algo sorprendida.

-¿Puedo pasar? -Preguntó Thyron. Asentí. Abrí un poco más la puerta para darle paso, acto seguido, la cerré. -No terminó bien lo del otro día, ¿verdad? -Preguntó, me limité a responder. -Quería saber cómo te encontrabas, no había pedido tu número y se que Coral tuvo un accidente. -Comentó. -No me lo iba a dar en tal estado.

-Si, así fue. -Respondí. Él llevo sus manos a los bolsillos de sus pantalones, observaba el lugar con mucha curiosidad. -¿Quieres chocolate caliente? -Pregunté.

-No me gusta el chocolate. -Respondió.

Hubo un silencio incomodo, había tenido lo suficiente ese día como para seguir teniendo más sorpresas esa noche.

-Te queda bien esos moños. -Señaló con su mentón.

Llevé las manos hasta mi cabello, había olvidado totalmente que me había peinado de esa manera.

-Ah, gracias. -Sonreí. -Pasa a la cocina, estaba calentando chocolate.

Él asintió. Ambos nos dirigimos a la cocina, él tomo asiento mientras que yo volvía a poner el tiempo en el microondas.

-Entonces es aquí donde vive la famosa Ale Darvis. -Comentó.

-No es la gran cosa, -Me crucé de brazos. -la verdad es que es acogedor.

¿Cómo saber sí es el chico correcto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora