Capítulo 4

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Las clases del lunes transcurrieron normales, debía tomar el curso de arte por la tarde así que me quedaría todo el día en la universidad.

Me despedí de Alicia y de Carol, veíamos idioma juntas. Opte en ir por un café, ese hermoso liquido siempre solucionaba todo.

A esas horas, no había ya muchos estudiantes en la universidad hasta que llegara la hora de clases en la tarde y te dabas cuenta que estaban en partes que desconocías, como si fueran hormigas saliendo de sus escondites.

El café quedaba entre la biblioteca y el edificio de clases, en frente de ella había muchos árboles, estos ya empezaban a soltar sus hojas. Era muy pintoresca, daba la impresión de un hogar. Paredes de madera oscura, dos grandes ventanales en la parte de al frente y con una puerta de cristal con marco blanco.

Entré, el aroma de café se esparcía por todo el lugar, un aroma dulce y fuerte capta mi atención. Me dirigí a la barra para pedir eso que tanto me llamaba.

-Buenas tardes. -No había nadie en la barra.

De repente, un joven de tez morena y cabello rebelde se asoma por la puerta de servicio. Siento que el corazón saldrá de mi cavidad torácica cuando mis ojos encuentran los suyos.

-Hola. -Sonríe.

Todo mi mundo se detuvo en ese momento. Siento que me falta la respiración, empiezo a hiperventilar

-¿Te encuentras bien? -Vuelve a preguntar.

Asentí, siento mi garganta seca.

-Bien, -Vuelve a sonreír. -¿qué vas a pedir?

-Y-yo... -"Oh por el amor a Jesús, pareces estúpida".

Él sonríe, otra vez.

-Oh vamos, sé que soy el más popular e irresistible, causo muy a menudo esa misma expresión que tienes en tu cara. -Cruzo sus brazos, dedicándome una sonrisa de lado.

"Genial, salió tarado y engreído."

Aclare mi garganta.

-Lo siento, solo me pareciste conocido. -Me encogí de hombros para parecer indiferente. Sentía el calor en mis mejillas.

-Claro que si, estudio aquí y hago unos que otros trabajos extras. -Se encoge de hombros. -¿Vas a ordenar o solo vas a verme?

-Dame un café con leche, súper cargado. Por favor.

Él anota la orden y se va a preparar el café. No tardo más de diez minutos en estar listo el pedido.

-Son cinco.

Le entregue mi dinero. Le dedique una sonrisa forzada, me di media vuelta y cuando estuve a punto de salir de la cafetería, él llamó.

-Espera. -Él salió detrás de la barra y se acerco a mí. Contuve la respiración, "esto debe ser irreal, esto debe ser una maldita broma." -Ten un caramelo, eres la primera que no me pide mi número, -Su sonrisa refleja pura picardía. -Soy Thyron, Thyron Bress. -Me dirige una sonrisa de comercial, guiñándome el ojo.

"¡¿Acaba de decir Bress?!"

Le volví a dedicar una sonrisa falsa, di media vuelta y salí del lugar. No, no había tomado el caramelo que me había ofrecido. Él maldito dueño de los ojos verdes resulto ser el chico que trabajaba en el café y, al parecer, era un completo papanata, engreído e insoportable, sin contar que tal vez era familia de mi amiga Coral.

¿Cómo saber sí es el chico correcto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora