Capítulo 42

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Año nuevo.


No había mucho que hacer.

Margaret había decidido irse. Su esposo le prometió comportarse en la cena de la empresa y esta accedió a gusto, habría champaña de la costosa y no se lo quería perder.

Alex se había "escapado" para verse con Coral y pasar el año nuevo juntos. Él aún no conocía a Sophia así que esperaba hacerlo luego de que sonaran las campanas.

Tomó un pequeño respiro y se acercó hasta la cocina. Tomó una copa, sirvió vino, tomó unas galletas de avena y se dirigió a su habitación. A pesar que le gustaba estar sola, los extrañaba. A ambos.

Observó su alrededor, todo estaba a oscuras y lo único que alumbraba eran las farolas que se encontraban en la calle. Volvió a suspirar, abrió la puerta de su pequeño balcón y dejo que el frío invernal arropara su cuarto, su cuerpo y su alma.

Fuera, ya hacia una mesita y una silla. Tomó su lapto y la dejo en la misma. Acto seguido, dejo su copa y galletas al lado de la lapto. Se adentro nuevamente en su habitación y se preparó. Monos, suéter, calcetines y una chaqueta, también optó por unos guantes y un gorro.

En medio de eso, su hermano le había llamado para informarle que todo iba bien, que se verían al día siguiente. Pero ella se limitó a seguir la conversación, quería compartir toda la felicidad que su hermano sentía pero no esa noche, esa noche quería guardarse toda la felicidad que sentía y adentrarse en aquello que no había sido capaz de enfrentar.

Salió nuevamente y se sentó. Dobló sus piernas, tomó la copa, sus galletas y tecleó un poco en su lapto. Por un momento, detuvo su respiración, frunció sus labios y se armó de valor.

Dejó que el vídeo se reprodujera con tranquilidad.

En el se mostraba una joven de apenas veinticuatro años, a su gemelo y sus padres. Había sido la ultima navidad que habían pasado juntos.

Los observó, riendo, listos para recibir el año nuevo juntos.

Los extrañaba muchísimo.

-¡Alex, te dije que dejaras el pavo en paz! -Su madre salió disparada hacía el comedor y le regañó. Alex solo reía, le gustaba hacer enojar a su madre. -¡Cariño, regaña a tu hijo!

Su padre ya hacia mirando el jardín y negó un par de veces, en su rostro se había dibujado una pequeña sonrisa. A él también la causaba gracia.

Ale se encontraba grabando el vídeo, decidió que ese año debía ser guardado en una cinta y poderlo observarlo después, cuando todos estuvieran con más edad y necesitaran recordar los buenos tiempos.

-¡Mamá! -Le llamó. -Saluda a la cámara.

Su madre se aproximo a ella y se arregló un poco.

-¿Estoy bien? -Le susurró.

-Perfecta.

Ale sonrió ante el acto de su madre. Amaba verla tan arreglada, preocupada y brillante. Era muy delicada con las festividades, le gustaba que todos y todo se viese bien.

-Bueno, cocine pavo. -Comentó con una sonrisa. -Lo rellené y lo coloqué al horno por cuarenta y cinco minutos...

-Mamá, tienes que decir cosas buenas, no tus recetas. -Le interrumpió Alex.

-No interrumpas la fama de tu madre. -Sugirió su padre con una sonrisa. -¡Lo estas haciendo bien querida! -Agregó.

-Por eso amo a tu padre. -Sonrió. -Ah, ¿en qué estaba?

¿Cómo saber sí es el chico correcto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora