Capítulo 21

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Maratón (1/3)

Alicia.


-Alicia. -La voz de Aaron me sobresaltó. El color de sus ojos se encontraba tan opaco como sus facciones. -Debemos hablar. -Tragó grueso. -En realidad, lo necesito.

Oh, mierda.

-Aaron, creo que no es el momento.

Él negó.

-No habrá otro momento, cuando nos volvamos a ver no sucederá. -Respondió. -Quiero arreglar lo nuestro.

-¿Lo nuestro? -Fruncí el entrecejo. -No hay un...

-No, no hablo de nosotros como eramos. -Interrumpió. -Hablo de nuestra amistad.

Me limite a guardar silencio, quería saber que era lo que necesitaba decir.

Él suspiró.

-Me había enamorado de ti. Fue un sentimiento fuerte y creí que el amor que estaba recibiendo era el correcto y no, no fue así. -Mojo sus labios. -Lo nuestro era un juego, un maldito juego que me fue destruyendo poco a poco.

-Yo...

-Calla. -Ordeno, se encontraba molesto. -Lo fue, para mi lo fue y esa mierda nunca te la voy a perdonar porque tú, -Me señaló. -tú lo sabías y aún así seguiste. -Su respiración se encontraba agitada.

-Aaron, no es el maldito momento. -Resalté.

Él negó.

-Me sabe a culo. -Respondió. -Debías saberlo pero, -La mirada turbia que tenía había cambiado totalmente, relajando un poco sus facciones. Desconocía su actitud en ese momento. -no quiero que eso influya en nuestra amistad, eres todo lo que tengo. -Su mirada recorría todo mi rostro. Buscó tomar mis manos pero yo las aparte de inmediato, no quería el tacto de ninguna persona, al menos, no de un hombre. -Estoy para ti, siempre lo estaré. -Dio unos cuantos pasos hacia atrás, suspiró. -Es todo. -Acto seguido, entro a la casa, dejándome plantada en el suelo ante aquellas palabras.

Era impresionante, Aaron había sido una persona diferente en ese momento. Entonces una pequeña imagen llegó a mi mente, un Aaron totalmente enfurecido, dominado por el enojo y los celos, ahora entendía un poco más aquellas reacciones. Él se había enamorado de mi mientras yo solo lo utilizaba. ¿Me importaba? La verdad no, nunca tuve sentimientos hacia él pero eso no significaba que no lo viera y me preocupara por él, por mi amigo. Era mi familia.

Fruncí el entrecejo.

-Ay, que tétrico es eso. -Pensé en voz alta.

-¡Alicia! -La voz de Ale me sacó de mis pensamientos. -¿Vas a entrar? -Preguntó. -Esta haciendo frío afuera.

-Si. -Exclamé, supuse que no había sido lo suficiente, ella se había asomado por la puerta.

-¿Todo bien? -Preguntó. Asentí. -Vamos, Coral no quiere botar su blusa de seda.

Subí las escaleras y entré. Era la primera vez que visitaba su casa. Muebles oscuros, cortinas claras, paredes pasteles con algunos detalles en madera, una pequeña cocina pero con suficiente espacio, al fondo se podían ver las escaleras de madera cuyos barandales eran de metal. La casa iba con el estilo de ambos.

-Coral se encuentra en mi habitación. -Comentó ella. -¿Podrías ir a ayudarla? -Preguntó.

Asentí. Subí las escaleras y me dirigí a su habitación, toque la puerta.

-¡Que no me voy a bañar! -Exclamó.

-Coral, soy yo. -Respondí. -Abre. -Le ordene.

Hubo silencio por un momento. La puerta se abrió, dejando ver a una Coral con el maquillaje corrido y su nariz algo roja.

¿Cómo saber sí es el chico correcto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora