De nuevo en el bosque. Esperaba en silencio que ocurriese algo que me sacara todos los pensamientos que me pateaban el cerebro con baras de hierro.
Ni si quiera cené, tan solo quería alejarme de nuevo, aún a sabiendas del precio que tenía que me fuese sin avisar.
Siempre había tenido el pensamiento de que la gente a mi alrededor tan solo fingía ser así constantemente, o que todo era falso.
Quizás aquella era la filosofía que me mantenía vivo, ya que así no tenía que afrontar las cosas como reales, sino como "series de catastróficas desdichas".
Me molestaba cuando las cosas que deberían ser insignificantes no lo eran tanto.
Encendí el motor listo para irme, pero no a casa.
Aquella noche no iba a volver a casa.
* *
Billy no apareció ni a primera, ni a segunda, ni a tercera...
Lo más preocupante de todo era que su ausencia me causara cierto vacío. Y no era porque me faltaran capullos alrededor, no, no, no, al contrario; de capullos estaba bien servido.
Pero después de ver la coca me daba miedo de qué era capaz. Era demasiado guapo para morir de una sobredosis.
Bueno, había visto cantantes guapos morir por la misma causa.
¿Qué cojones estaba diciendo?
Mas sí que llegó a última hora, gimnasia. La herida de su rostro aún no había sanado y ya había aparecido otra.
En el puente de su nariz, una pequeña brecha.
Entró a la cancha de baloncesto como si nada, no me miró ni a mí, ni a sus colegas. Solo a la pelota.
Pensaba que con el paso de las semanas el muy idiota se volvería algo más afectuoso. Jesús, cómo de equivocado estaba.
El pitido sonó dando el comienzo al pequeño mini partido que haríamos hoy.
Tommy, del equipo contrario, estaba más alerta de lo normal. Probablemente ya se había enterado de que Billy se follaba a su novia, y claro, tenía que demostrar su superioridad delante de las chicas de cualquier forma.
Siento que su intención era empujar a Billy, pero él estaba en su mismo equipo, es por eso que el que recibió la zancadilla fui yo. Resbalé por la pista provocando un estridente sonido, el sonido de mi piel abrasándose contra la cancha.
Todo sucedió muy rápido, la reacción del entrenador fue inminente, pitar roja y aproximarse a mí.
—¿Estás bien, chico?—Reí desde el suelo. De puta madre. Solo era una caída, me quemaba la piel y la costilla me estaba matando, pero estaba todo bien. Me levanté sin problema ante la mirada de ambos equipos.
Pero entonces llegó lo que no estaba bien.
Tommy me tendió la mano en señal de disculpas, pero miré hacia otro lado. Hacia Billy, curiosamente.
Este miraba sin pestañear al moreno.
¿Había pasado algo entre ellos dos? ¿Por eso Billy no les había saludado como de costumbre?
—Chicos, vamos a dejarlo por hoy. No sé qué ocurre entre todos vosotros hoy. Steve, Tom, quedaros.
Todos se marcharon aliviados a los vestuarios, todos menos nosotros.
—Tom, sé que dirás que ha sido un accidente, pero ha sido la zancadilla más clara que he visto entre chavales de vuestra edad.—Tom rió y rodó los ojos.
—Entrenador, ¿Por qué haría yo eso? Todos sabemos que Steve y yo somos grandes amigos. ¿Verdad?—Me puso el brazo por detrás de los hombros, y eso me hizo llegar a mi límite. Le empujé lejos de mí y me apresuré a llegar a los vestuarios para marcharme cuanto antes.
Al salir de las duchas, una no muy grata sorpresa me esperaba. Ya solo me quedaba por ponerme la camiseta y estaba apunto de irme, cuando tres personas se acercaron a mí.
—Oh, mira quién es. Mi colega Steve.—Tom llevaba la iniciativa de la "conversación". Quedaba una persona en el vestuario, y esperó a que se marchara para continuar.
—¿Qué coño quieres Tom?—Cerré mi taquilla de un golpe para acercarme un poco más al pequeño capullo. Sin embargo, él retrocedió y comenzó a abrir todos los grifos a máxima potencia, y hasta tal punto que el vapor nos rodeara con facilidad.
—Cerrar cuentas.—Sus dos amigos, Arthur y Barclay si mal no recuerdo, me cogieron de cada brazo. Intenté zafarme del agarre pero fue contraproducente.
—No te tenía por un matón, Tommy.
—Ni tú me tenías, ni me tendrá nadie. Dudo que con el ruido de las duchas nos escuche alguien.—Rió y disparó un puñetazo hacia mi estómago, apreté los dientes y dejé de hacer fuerza por unos segundos, antes de seguir intentando soltarme. Soltó puñetazo allí y puñetazo allá hasta llegar a mis costillas, a aquella que me dolía tanto desde que Billy me tiró.
No iba a quejarme por el dolor, no iba a darle el gusto de hacerlo. Por eso cerré los ojos esperando a que se pasara rápido, pero no pasaba.
Seguía recibiendo golpes y no pasaba. Sus risas histéricas me estaban jodiendo más que los golpes.
Hice un último intento de liberarme y funcionó.
Me abalancé sobre Tom con todo lo que pude y le tiré al suelo. Me coloqué sobre él y comencé a golpearle, pero no duró mucho.
Aquellos dos me volvieron a empujar contra las taquillas. Y Tom se levantó.
Oh, oh...
Ahora golpeaba con más fuerza. Mierda, ¿en qué lío me había metido?
Se me empezaba a nublar la vista.
Por suerte quedaba alguien más allí. Mi ángel de la guarda entró inspeccionando el vestuario con la mirada. Me reí levemente al ver la cara de sorpresa del rubio.
Idiota...
Pensé para mí.
Bueno, pues el idiota se abalanzó sobre Tom con una sonrisa, y le estampó la nariz en la pared. Había sangre por todos lados ahora. Los otros dos se apresuraron a comprobar el estado del jefazo, y me soltaron, haciéndome caer al suelo.
Billy se arrodilló a mi lado.
—No te duermas. Tenemos que marcharnos rá-...—La puerta de los vestuarios de abrió de par en par.
—¿Por qué demonios tardáis tanto?—El entrenador vio la escena horrorizado, cuando Barclay y Arthur salieron por patas delante de sus narices.
—Mierda.—Susurró Billy.
Pude verlo. Pude ver cómo hacía el amago de salir corriendo de allí, pero se quedó conmigo.
Billy Hargrove se quedó conmigo.
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Chico Bonito | Harringrove
Fanfiction¿Quién lo iba a decir? "El chico de carácter fuerte" necesitando un descanso para respirar. Prendí un cigarro, tras otro... Agité la cajetilla de Marlboro para descubrir el sonido hueco del último cigarro impactando en las paredes. Bostecé mientr...