No estoy celoso. (1/2)

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Se intentaba autoconvencer de que no había razones para sentir celos. Él siempre había sido un espíritu libre, no le gustaba preocuparse, no le gustaba depender, no le gustaba que sus sentimientos siempre fueran en función a lo que hacía o decía otra persona.

Así se sentía libre.

Pero en esta ocasión era distinto, y quizás lo que más le molestaba de toda la situación era el hecho de que Steve no tuviese ni la menor idea de que él sabía con quién estaba y dónde estaba.

Lo pudo ver bien claro escrito en su antebrazo mientras... Bueno, mientras eso en el vestuario.

La tentación de bajarse de su coche para entrar como un misíl a esa cafetería para ya sabes, saludar, y preguntar cómo estaba yendo la tarde.

Pero luego recordaba que no tenía excusa para hacerlo. Steve no era su novio, no era suyo de ninguna forma, y los dos tonteos anterior se podían explicar como una serie de catastróficas desdichas si el momento lo requería.

Es por eso que no lo hizo. Aguantó pacientemente dentro de su coche hasta que vio salir a Steve de la cafetería y mirar sorprendido el coche de Billy.

Desgraciadamente no iba solo, sino con aquel chico con el que le vio hablando a la salida del partido. Ambos reían. Se sentía fatal y bien al mismo tiempo por estar haciendo esto.

–¿Billy?—Steve vió de lejos el coche del mismo, y se acercó ligeramente entusiasmado, y ligeramente asustado, ya que no le cuadra que Billy andara por la zona, viviendo él mucho más alejado. Billy fingió estar sorprendido de que Steve estuviese allí, cuando Steve era precisamente la razón por la que había esperado dentro de un coche.

El rostro del otro chico, el tal Mica, frunció una comisura hacia dentro, algo disgustado.

—¿Qué haces aquí?—Preguntó a medida que Billy bajaba del coche.

Billy, al percatarse de la cercanía del otro chico hizo lo que jamás hubiese hecho en otra ocasión. Tiró de la camiseta de Steve para besarle, dejando a este atónito, y mirando hacia un lado y a otro buscando testigos. Luego continuó cono si fuese lo más normal.

—Venía a tomar café, pero no quería interrumpir la cita.—El rubio señaló con la punta del cigarro que se acababa de sacar al otro chico, que se acercó curioso. Steve rió con nerviosismo.

—¿Cita, eh?—Mica apoyó su codo en el hombro de Steve, a lo que el californiano respondió con una larga calada al cigarro.—Soy Mica, encantado.—Tendió su mano y Billy se la sacudió firmemente, casi haciéndole daño.

—Billy.—Se presentó con voz más grave de lo normal. Steve observaba la situación y algo le decía que no estaba bien, se sentía tenso, y eso de solo ver como Mica y Billy se mantenían la mirada.

—Mica, yo me voy por ahí, seguiremos hablando de eso.—Formuló Steve, con la esperanza de frenar esa situación tan extraña. El otro chico asintió y acarició la mejilla de su "cita" con el nudillo del dedo índice, antes de comenzar a caminar lejos de ellos, lejos de Billy.

Steve se quedó mirándole hasta que se alejó junto a Billy, quien tan solo estaba centrado en su pequeño habano.

—¿Subes al coche?—Parecía una pregunta, pero Steve sabía que podía responder dos cosas: sí o sí.

Había llegado andando, así que se subió al asiento del copiloto y suspiró a medida que el olor a humo le quemaba en la nariz, había estado fumando ahí dentro mucho tiempo.

Aún estaba en shock por lo que había ocurrido.

—¿Qué ha sido eso?

—¿Hm? ¿El qué?—Preguntó Billy mientras arrancaba el coche, como si no tuviese ni la menor idea de qué estaba diciendo.

—¿Estás loco? Me has besado en plena calle, seguro que lo ha visto alguien.

—¿Y?—El ojiazul miró al copiloto inquisitivo, preparado para oír una respuesta que no quería que formulara.

—Pues... Pues que nadie sabe... Que... —Casi sin darse cuenta observó a la nada pensando su respuesta a aquella pregunta, ya que le descolocaba que Billy no viese el problema, o quizás, Billy no lo quería ver.

—Que eres gay.

—¡No soy gay!—Respondió apresurado.

—¿No? Pero... Yo juraría que te gusto bastante.—Una mirada a los ojos fue todo lo que necesito para notar como Steve se ponía nervioso, le gustaba tanto cuándo hacía eso. Sin embargo la vergüenza duró poco, hasta que Steve recobró su valor.

—¿Y yo, Billy? ¿Te gusto a ti? Porque juraría que eso de ahí fuera ha sido un ataque de celos.

Desde el asiento del copiloto, dibujó una media sonrisa en sus comisuras, divertido al ver a Harrington tratando de liarle.

—No, no lo era, porque no tengo motivos. Aunque me gustaría tenerlos.—Inquirió.

—Creo que no te pillo.—Manifestó Steve mientras fruncía el ceño.

—A ti... ¿Qué hacías aquí con ese tío?

Por un momento Steve se vio pillado. No podía decir lo del equipo, Billy estallaría seguro. ¿Qué otra cosa con lógica podía decir?

—Nada, tan solo quedamos. Hemos hablado.

—¿Hablado, eh? He visto como te tocaba. No creo que sus intenciones fuesen "hablar" precisamente.—Tan molesto que apenas tenía fuerzas para articular frases con lógica.

Steve formó una media sonrisa.

—Bueno, ¿Qué pasaría si fuese una cita?

—Nada, nada. Solo que preferiría que la tuvieses conmigo.—Billy miró a Steve expectante de una respuesta que sabía que tardaría en llegar.

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En agradecimiento a las 1.000 lecturas y a toda esa gente que comenta y vota en cada capítulo, me pareció buena idea hacer un capítulo doble que publicaré a continuación de esto. Gracias por todo el apoyo, me alegra saber que no soy la única persona a la que este fic le entretiene.

Un saludo, gracias de nuevo. (*'ー`*)

 Chico Bonito | HarringroveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora