Billy Hargrove, el injusto

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El verano rozaba cada esquina tímidamente, esperando al momento adecuado para hacer una buena aparición estelar. Se veía en los rostros brillantes de la gente, o quizás no tanto, teniendo en cuenta un final de curso inminente. Se notaba el aire, más pesado. Se podía tocar en las paredes y en el asfalto cálido. ¿Y saborear? Bueno...

—...¿Me estás escuchando?—La voz de Nancy le sacó de aquellos pensamientos aleatorios. Últimamente no era capaz de centrarse en absolutamente nada. Ni siquiera cuando su ex-novia caminaba a su lado hacía la salida del instituto, hablándole de algo de "vital importancia".

—Sí, por supuesto.—La chica frunció el labio e inclinó la cabeza para mirarle incrédula, esperando una rectificación por parte de Steve.—Bueno, más o menos... Vale, no, no te estaba escuchando.—Nancy suspiró y comenzó a caminar más deprisa para ser perseguida.—Tengo una buena razón, sigue, ahora te escucharé.

—¿Sí? ¿Cuál es esa buena razón?—Frenó súbitamente, provocando un choque entre ambos.

—Eh... Nancy, ¿por qué dijiste que no era seguro relacionarse con Billy?

Reflexionó en busca de una respuesta capaz de satisfacer las necesidades de su ex-novio, pero ninguna era lo suficiente convincente o completa.

—No lo hagas y ya está. ¿Pero qué pasa con él?

—Bueno... Él...-

—Está justo ahí.—Steve siguió la mirada de Nancy hasta el frente.

—Joder...

Steve observó atónito como Billy, el mismo Billy que le había pedido con tanta insistencia salir coqueteaba con Carol, la novia de Tom. Él estaba apoyado en las taquillas, mientras miraba a la chica en frente suyo, le tocó el pelo, le cogía la mano.

La engatusaba como él sabía hacer.

Una mirada de compasión se formó en los ojos de Nancy, a la vez que trataba de comprender el vacío ahora formado en el ahora palidecido rostro del chico. Rió para rebajar una tensión inexplicable para ella.

—Hey, ¿estás bien? Parece que has visto un fantasma.

Pero no lograría recomponerse. Menos aún cuando Billy adivinó la presencia de Steve.

Sin pensarlo dos veces besó a Carol, mirando por el rabillo del ojo atentamente el rostro del que supuestamente hubiese sido más que su amigo.

—Necesito ir a la enfermería.

—¿Qué? Eh... Vale, vayamos.

Dios se sentía un completo imbécil. Por unos segundos llegó a barajar la posibilidad de que le hubiese tomado el pelo todo ese tiempo. Que cada palabra, cada acción, cada mirada, cada roce, fuese producto de un macabro juego ideado para pasar un año de instituto entretenido.

Se sentó en la camilla, tomándose la pastilla que la enfermera de buena fé le había recomendado para el mareo. Nancy se marchó tan pronto el sonido del timbre la arrastró a la siguiente clase.

Y él tan sólo esperó a que la silueta del chico (ya no de su chico) pasara por el marco de la puerta y dijese.

"Hey, ¿estás bien? Todo aquello era una broma pesada, lo siento."

Pero por supuesto que ese momento nunca llegó.

¿Quería jugar a eso? Bien, pues jugaríamos a eso.

* * *

Oh my my, I'm the one
Trying to hide this damage done
One day, all our secrets will be spoken

Times I wonder, are we just a puff of smoke?
Underneath this bed of ashes, still withholding everything
Like we were never close

* * *

La canción de Cage the Elephant no le dejaba dormir aquel sábado. La letra golpeaba las paredes de su cráneo con un bate de frío acero, con la cruda realidad. Una parte de su cerebro había entendido que se había reído de él todo ese tiempo. Que solo era un chico guay del calibre de Tom. Un chico bonito.

Pero la otra parte sabía que eso no era posible, que algo tenía que ir mal, porque todo encajaba menos que el perro y el gato.

Necesitaba hablar con Billy. Pero no lo haría.

Si alguien tenía que poner interés definitivamente no era él.

Era injusto; todo aquello era injusto. Hargrove era injusto. Todo lo que había ocurrido para que al final tan solo se le quedara un mal sabor de boca y el corazón roto. Por Billy Hargrove, quién lo iba a decir. Si le hubiesen preguntado hace unos meses lo único que le parecía que el rubio le podía romper era:

a) La nariz
b) Las piernas
c) Una muñeca
d) A, b, c, y d son correctas.

La verdad es que ahora no tenía muy claro qué era peor, si el corazón o todos los huesos del cuerpo.

No obstante, tenía una fiesta a la que acudir. Sabía que Billy estaría allí... Pero no iba a dejar que nadie le hiciese daño, había dejado que se lo hiciesen, ya estaba cansado de ser el payaso de la fiesta.

Iría, bebería, y se olvidaría de lo que le estuviese taladrando la cabeza. Volvería a ser el de antes aunque tuviese que pagar el precio de la ignorancia para conseguirlo.

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 Chico Bonito | HarringroveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora