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Al fin en casa, parece que tendría que posponer lo de Dustin para otro día. Tomó aire lentamente por la nariz para expulsarlo por la boca justo antes de cruzar el marco de la puerta de casa. Las luces se encendieron de golpe, pero no había ni pastel ni globos, solo su madre sentada en la escalera, mirándole indiscriminadamente. Callie, una mujer morena, bajita, y que llevaba sus gafas siempre colgadas del cuello, a pesar de usarlas únicamente para leer pequeñas notas que solía compartir con su esposo, Henry. Tenía un carácter tan afable que pocos se explicaban cómo sería posible que semejante bolita de arroz hubiese logrado superar una carrera de ese calibre, ya que, por si se me había pasado aclararlos, ambos se dedicaban a lo que más adoraban, la astrofísica.

Es por eso que a pesar de su incondicional amor por su hijo, sobraba omitir que un guaperas, rebelde, y poco aplicado no era el hijo que se esperaba por parte de nadie en Hawkings.

Aquel era el problema, Steve Harrington; sometido a las expectativas de todos menos de sus propios padres, demasiado entrometidos en el cosmos, la termodinámica, y en un satélite astronómico de infrarrojos, que estudiara de forma íntegra el firmamento infrarrojo, como para preguntarse al menos una vez cuál sería la comida favorita de su primogénito.

—¿Y bien?—Steve miró con cara de '¿qué?'. ¿Le iba a llamar la atención por llegar tarde? ¿Qué mosca le ha picado?

—¿Necesitas algo?—Negó con la cabeza y se levantó en un suspiro.

—¿Dónde estabas?—Steve se puso algo nervioso, ¿qué era aquello, un interrogatorio? Nunca le habían preguntado dónde estaba o con quién. Solo quería subir a su habitación para comenzar a cicatrizar cualquier recuerdo restante.

—Con Tom, y Carol, y los chicos... ¿Puedo irme ya? Estoy cansado.

La mirada de su madre se impregnó de sentimientos desde la comprensión hasta el enfado.

—¿Con el mismo Tom con el que te peleaste hace unos meses?—Mierda.—¿Creías que no me iba a enterar. Jesús... Tú eras un buen chico. ¿Qué hemos hecho mal?—Steve se balanceó a los costados con suavidad al intentar avanzar hacia la escalera.—¿Has bebido? ¿Desde cuándo bebes? Trae que te huela.

—Mamá, ya basta. Déjame ir a mi cuarto, no estoy de humor. Además aquello solo fue una pelea tonta...

Tragó con fuerza con la esperanza de deshacer el nudo que se había formado en su garganta en un instante. Quería a su madre, pero eso no significaba que lo hubiesen hecho todo bien. No les culpaba, si bien era cierto que no habían estado precisamente presentes, había sido para mantenerle. Si tenía un coche era por ellos, pero ni el coche, ni cualquier bien material, era capaz de tapar vacíos emocionales.

—Una pelea tonta... Por eso expulsaron a tu amigo, el tal Hargrove, dieciséis días, porque fue una pelea tonta. Dios santo, debí haberlo visto antes. Todo empezó cuando tú te juntaste con este chico.

—No hables de él sin conocerle. ¡Él estuvo conmigo cuando vosotros estabáis en estúpidas convenciones de ciencia!

—¿¡Estás loco!? Tuvo una sobredosis, ¡una sobredosis! Tan joven y drogándose, ¿te hizo creer que estaba bien?—Su madre trató de abrazarle en un amago de martirizar a su hijo, pero Steve retrocedió asqueado.

—¿Cómo sabes todo esto?

—Hablé con la madre de Billy. Bueno, ella habló conmigo.

—¿Que qué? ¿Por qué? No me has controlado nunca, ¿qué mierda quieres ahora? ¿Qué más te ha dicho?

El corazón le iba a mil por hora, rezó a todos los dioses de todas las religiones que no supiesen nada de su relación. Bueno, relación, si se le podía llamar de alguna forma. Si habían hablado es porque algo malo, muy malo, había ocurrido.

—Sé que no es momento, pero ya que me insistes... El padre de Billy ha, tristemente, fallecido. Una cardiopatía isquémica.

—¿Qué? ¿Una qué...? ¿Billy lo sabe? ¿Y Max? ¿Max está bien?

—Hey, hey, tranquilo cariño. Su madre ha llamado porque sabe que sois buenos amigos, y de paso me puso al día. Al parecer ella estaba algo más informada que yo...

—Me voy, no me esperes despierta.—Abrió la puerta con convicción.

—¡Steve! Un segundo.—Este se detuvo sin voltearse.—¿Qué tienes con este chico? Sabes que yo siempre te apoyaré en todo y...

El ruido de la puerta silenció a la mujer, conocía bien a su hijo, y sabía que esa era una respuesta medio afirmativa a la gran pregunta omitida.

Se volvió a sentar en la escalera, echando su cabello hacía atrás con ambas manos en medio de una crisis.

—¿Qué tenemos que hacer con este chico,Henry?—Él se apoyó en el marco de la puerta del salón, dando a entender que había estado presente durante toda la conversación.

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Muchísimas gracias por el apoyo, 3K lecturas. Para algunos será muy poco, pero para mí es un valioso número.

Quiero disculparme por haberte inventado la historia de la familia de Steve, pero honestamente, me imagino a los padres de semejante idiota de esta manera, ¿Qué otra explicación hay para sus "problemas de conducta" si no?

También decir que estoy participando en los #Wattys2019 por eso, agradecería que recomendaséis la historia, si os gusta claro!

De nuevo, muchas gracias!!! ˚✧₊ˍ̮ ⁎⁺˳✧༚

 Chico Bonito | HarringroveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora