XVII

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No sabía donde me encontraba ni cuánto tiempo llevaba aquí. Estaba en una habitación a oscuras sin ninguna ventana así que no podía calcular el tiempo que llevaba encerrada y eso hacía que me estuviera volviendo loca. El día que me trajeron a esta habitación recuerdo que me despojaron de mi mochila y mi ropa, quedándome solo en ropa interior. Recuerdo lo aterrada que me sentí cuando noté el filo de un cuchillo o de una navaja contra mi garganta y luego suavemente bajando hacia mi camiseta, rompiéndola y haciéndola inservible igual que mis pantalones. Pensaba que abusarían de mi, porque cual sería la razón por la que me dejarían en ropa interior? Pero no fue así, desde entonces solo he recibido golpes y más golpes junto con las humillaciones con las que empezó Marco sobre mi piel quemada, y el resto de los tipos solo seguían haciéndolo. Ahora pensaba que la razón por la que no tenía la ropa era parte de una humillación horrible, ya que Marco sabía que esa parte de mi cuerpo era la que más me acomplejaba, solo el y los que estuvieron en mi parto habían visto las cicatrices que aquella noche me había dejado.
Me pasaba el tiempo sentada en el colchón que se encontraba en el suelo de la habitación abrazandome a mi misma por el frio que hacia alli, porque no tenía más que hacer. Sabía que llevaba mucho tiempo sin recibir comida o algo de beber por mucho tiempo porque me encontraba muy débil. Cuanto tiempo llevaba aquí? Una semana? Dos? Un mes?
Intentaba contar los segundos en mi cabeza pero eso solo hacía que el tiempo que pasaba encerrada se hiciera más largo aún.
Estarían buscándome? Le habrá llamado Blake a Jasón para decirle que me había pasado?
Solo esperaba que estuvieran buscándome porque no quería pasar ni un segundo más en aquel cuarto. Notaba que con cada golpe que me daban me encontraba más débil y el brazo donde había recibido el disparo me dolía demasiado haciéndome pensar que estaba infectado, ya que no lo había limpiado.
Intentaba imaginarme la cara de Blake, de Jasón, Nancy, los chicos del club pero poco a poco sus caras se volvían más borrosas y sus voces? Ya ni sabía cómo se escuchaban sus voces. Durante mucho tiempo había llorado en silencio por que sentía que moriría aquí y todo el mundo se olvidaría de mi, me aterraba la idea de que Jasón se diera cuenta que daba demasiados problemas como para buscarme y rescatarme de aquí y por tanto dejarían que estos tipos hicieran conmigo lo que quisieran.
***
Escuché el ruido de pasos y me hice una bola en la esquina del colchón. No quería más golpes. Empecé a temblar con solo imaginarme lo que me hicieron la última vez. Dos tipos me sujetaban mientras un tercero me usaba como saco de boxeo. Mis pulmones apenas podían coger aire sin que doliera haciéndome pensar que seguramente tendría alguna costilla fracturada.
El ruido de la cerradura hizo que se escapara un sollozo de mi garganta y las lágrimas salieran. Se escuchaba el ruido de las risas cuando la puerta se abrió y yo solo quería desaparecer pero eso nunca pasaría. Una pequeña bombilla iluminó la habitación haciendo que cerrara los ojos momentáneamente. Había estado mucho tiempo a oscuras y mis ojos se habían acostumbrado a eso. Cuando volví a abrir los ojos vi dos hombres junto con Marco acercarse al colchón, uno de ellos tenía una sonrisa muy tétrica y sabía lo que venía, ya no me resistía porque no servía de nada gastar la poca energía que tenía en una lucha que no ganaría.
- Traemos un pequeño regalo para la invitada.- dijo el hombre con la tétrica sonrisa.
Marco y el otro hombre no dijeron nada mientras que miraban lo que había detrás del primer hombre. No sabía lo que era, pero sabía que era de todo menos un regalo, a menos que me dieran algo de comer, pero no olía a nada así que eso estaba descartado. Mire su mano cuando quedó a la vista y al abrirla vi una pequeña cuchilla en ella, era muy brillante.
Un segundo más tarde aquel hombre agarró uno de mis tobillos y tiro haciendo que quedara tumbada, el otro hombre vino a sujetar mis manos por encima de mi cabeza mientras Marco se ocupó de sujetar mis piernas que apenas podían moverse.
- Veras que esto alivia lo que sientes, y si te portas bien, puede que hasta te la dejemos para que te alivies cuando lo necesites.- dijo mirándome fijamente y después se rio.
Cerré los ojos porque no quería verlo, necesitaba enfocarme en algo positivo mientras el filo de aquella cuchilla marcaba la parte interior de mi muslo haciendo que un grito saliera de mi garganta. Los cortes parecían ser profundos porque notaba como iba desgarrando mi piel y las capas inferiores.
Los gritos y las lágrimas seguían saliendo mientras aquel hombre seguía cortando mi piel y se reía como si disfrutara de ver como la sangre corría por mi muslo hacia el colchón.
Unos minutos después me soltaron y me dejaron ahí tumbada, con mis manos intentando tapar los cortes que sangraban. Solo que antes de irme se aseguraron de dejarme bien a la vista la cuchilla ensangrentada en una esquina del colchón, como si eso fuera a solucionar mi problema.
La luz no se volvió a apagar haciendo que mis ojos no pudieran dejar mi ver la brillante cuchilla. Si solo fuera lo suficientemente fuerte para hacerlo sabía que podría acabar con este dolor y todo el sufrimiento pero no podía. Sentía mucha rabia de no poder defenderme, de ser tan débil. Me moví por el colchón hasta llegar a la cuchilla y la puse en la palma de mi mano y apreté hasta cerrar mi mano en un puño viendo como gotas de sangre caían hacia el colchón.
- Lo siento.- dije en un susurro.
No sabía a quien estaba pidiendo perdón, pero sabía que necesitaba pedírselo a alguien por lo que estaba haciendo, por ser débil y no poder con la situación.
***
El tiempo pasaba y los chicos cada vez que venían hacían algo diferente. Un día era la cuchilla, otro sus puños, otro las humillaciones y por último las quemaduras con el cigarro.
La primera vez que lo hicieron fue encima de uno de los cortes del muslo y eso dolió como el demonio haciendo que soltara un grito desgarrador, solo que los que allí se encontraban se miraron entre sí y segundos después echaron una carcajada. Les gustaba verme sufrir, gritar o llorar, daba igual el que, solo les gustaba que mostrara cualquier tipo de emoción negativa.
Notaba como mi energía cada vez era menor cuando me pasaba tiritando de frío todo el rato, apenas podía ponerme de pie o los mareos hacían que perdiera el conocimiento haciendo muchas veces que me golpeara la cabeza. Alguna vez me había pasado que uno de los chicos me había sacado de mi perdida de conocimiento a golpes y parecía preocuparles que fuera morir allí, alguna vez me había echo la dormida o la inconsciente para escuchar que decían de mi y estaban más que preocupados, pero cuando abría los ojos sus actitudes decían otra cosa.
Uno de los días estaba tumbada en el colchón encontrándome peor que nunca, tenía mucho frío, estaba segura de que tenía fiebre ya que tenía sudores muy fríos y apenas tenía energía para moverme, estaba perdiendo el poco calor corporal que tenía. Sabía lo que estaba pasando, la falta de agua y de alimentos estaba haciendo que mi cuerpo se apagara para siempre pero quería luchar, luchar para poder salir de aquí y reunirme con quienes me dieron una nueva familia y un cariño que llevaba años sin sentir. Había muchas cosas que necesitaban saber y tenía muchas cosas que contar, necesitaban saber mi historia, pero aunque intentara no cerrar los ojos, el cansancio se estaba apoderando de mi y poco a poco mis ojos se cerraron dejando el dolor y el malestar de lado.

Adoptada Por Los Demon MCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora