Levantarse por las mañanas es una pesadez, y más aún cuando solo lo hacía para tomar mis estúpidas clases. Aunque muy, muy por dentro estaba agradecida con el hecho de que solo me queda un par de años para dejar de ver las mismas caras de mandriles de mis compañeros que para lo único que son buenos es para ser unos putos idiotas. Ah, como amo la convivencia en la universidad. Y más cuando las personas aquí no eran nada diferentes a los clichés que salen en las televisoras y las películas americanas. No, por el simple hecho de que estemos en Corea del Sur no significa que no haya todas esas típicas etiquetas sacadas de una mala comedia romántica juvenil... Exactamente cómo esta historia.
Mi ritual de la mañana empezó como de costumbre, ser un puto desastre por quince minutos seguidos antes de poder dignarme a levantarme de mi cama y poder ir al baño común para quitar todo tipo de rastro de baba seca en mi barbilla. Como siempre mi compañera no estaba rondando en la habitación, Shomi, ella acostumbraba a levantarse con horas de anticipación para ir a trotar por las mañana y empezar su rutina de ejercicios para estar con las energías repuestas para el resto del día... Yo mientras tanto desayuna una dona con un glaseado sospechoso que encontré en mi mochila.
Caminar en el campus mientras degustaba esa dona era tranquilizante y aún más cuando no escuchaba los cotorreos de las personas por andar con mis audífonos a todo volumen mientras que la melodía de una de mis bandas favoritas; Radiohead, retumbaba en mis tímpanos, dando un toque nostálgico a la fría mañana de un maldito e hijueputa lunes. Mis clases empezarían no más de dentro de dos horas, pero eso no significaba que no podía levantarme con anticipación para ir a molestar a mis amigos, después de todo, para eso es lo único que sirven. Me apresuré entrando al edificio con apuro, estar en el edificio masculino del campus norte era siempre una travesía, pues a pesar de visitar todo el tiempo a Seokjin, nunca me acostumbraba a la idea de las personalidades masculinas que rondaban en los pasillos, y aún más cuando de manera despreocupada iban en tan solo toallas al rededor de la cintura por ahí, como si fueran algún tipo de modelos o algo así. Y aunque admitía que muchos estaban de un mi amor con te quiero, calmaba mis hormonas para rodar los ojos cuando pasaban mofándose. Como odiaba a la gente egocéntrica.
— ¡Jimin, luciendo bien hoy, eh! — una voz se escuchó al final del pasillo para ver a un sonriente Kim Taehyung estirando su mano hacia mí con entusiasmo y alegría. Su llamado me tomó por improvisto, pues apenas y he relacionado con el un par de clases, y de una manera más cortes que por un mutuo afecto y confianza.
Alce una ceja y levanté mi palma para saludarlo de vuelta simplemente para ser cordial y amable, para no dejarlo con la mano tendida.
— Que onda, Taehyung, tu ¿igual? — mi voz sonó extrañada y el muchacho borró su sonrisa para fruncir el ceño. Taehyung era un ser tanto extraño, como divertido, como aclamado, como guapo. Era casi perfecto, pero odiaba admitir que su ser infantil me ponía los pelos de punta y siempre facilitaba el hacerme fastidiar. Pero cuando colocaba su sonrisa inocente y cara tierna, era como si de repente mi instinto de madre se apoderará de mí y lo perdonará por sus pucheros.
Noté como él se encogió, tapando su boca con su mano ocultando una risotada, bajo la mirada en vergüenza y se mordió el labio. No entendí el porqué de su reacción hasta que una voz sonó a mis espaldas.
— ¡Gracias, TaeTae! Seguí tu consejo de aclarar más mi cabello... — y ese era, el Park Jimin que todos amaban y yo odiaba.
Me volteé a verlo y por su sonrisa, noté que era más que obvio que el saludo previamente dado por Taehyung era directamente a su amigo con nuevo look de cabello. Gire sobre mis talones para cubrir mi rostro de la vergüenza, joder, todo el tiempo me pasa. ¡Claro, Jimin! ¿por qué Kim Taehyung, una de las Kardashians de la universidad, te saludaria? No, una mejor pregunta, Jimin pendeja, ¿quién putas te saludaria? Taehyung rascó su nuca incómodo y resopló tratando de que el momento incómodo se esfumara.
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¡no soy jimin! || bts; jungkook
HumorPrimer acto; Jimin, un chico que disfruta de la vida entre fiestas, amigos y cualquier cosa que lo haga feliz. Popular, guapo, amigable, talentoso, solo le falta volar y repartir paz mundial. Segundo acto; Jimin, una chica... que no es Jimin. ¿Como...