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El despertador que estaba en mi mesa ratonera justo al lado de mi cama sonó, pero no por segunda y tercera vez, si no por décima cuarta vez, avisándome que quizás lo mejor sería levantar mi culo de mi puta cama y empezar a vestirme para las putas clases que quizás me ayudarían al salir de esta reverenda mierda.

Ah, como amo la universidad.

Froté mis ojos con pereza y mucho fastidio, odiaba los jueves, principalmente porque las materias que repartían este día no era de mis preferidas, y aunque amaba mi carrera, lo que cursaba y aprendía no quitaba el hecho de lo tedioso que podían ser unas cuántas unidades de crédito. Mi rutina fue como la de costumbre, de hecho, hasta puedo decir que fue más rápida de lo normal, tomar una ducha de patos y peinar mi cabello frente al espejo como cualquier otra chica, el peine pasaba por las hebras decolorizadas de mi cabello, que pretendía cambiarlas quizás a un azul cielo o un color antinatural que brindará un poco de color a mí vida, sin darme cuenta empecé a detallar cada centímetro de mí rostro en aquel espejo que podía ser peligroso en muchos casos.

Miré mis ojos, marrones aburridos como cualquiera, siempre pensé el qué sería de mí si pudiese tener como arte de magia ojos de un color brillante, exótico, quizás un gris que brindará aunque sea un atractivo a mi rostro. Porque, vamos, yo era muy confiada acerca de mi misma de hecho, mis actitudes siempre se basaban en esa característica de mí, pero, ¿de verdad era cien por ciento segura? La respuesta era simple, no. A veces miraba a Sui y me preguntaba, ¿por qué no podía ser como ella? Su piel era hermosa, sin ninguna puta mancha de acné o una cicatriz, a diferencia de mí que aunque usaba tantas cremas como podía, aún seguían ahí recordandome lo imperfecta que podía ser. Sabía que Sui también lideraba con sus propios problemas, de hecho, la había escuchado muchas veces pelear consigo misma por su celulitis que sus caderas, piernas y traseros anchos le brindaban, pero nunca podía explicar como ella podía verse en el espejo y decir cosas como, mierda ¿por qué he nacido así? Sabía que todos teníamos nuestros propios problemas y que todos éramos imperfectos. Estaba siendo egoísta al pensarlo y decir esto, podía entenderlo, pero es solo que... Cuánto daría yo por ser tan imperfecta como Sui.

Miré el lavabo obligándome a mi misma a no pensar más cosas que me pudieran lastimar anímicamente, estar frente a un espejo por mucho tiempo era bastante peligroso. Negué por lo bajo, negándome a lo que abarrotaban mi mente.

Yo me quiero. Yo me amo. Yo me acepto.

Suspiré pesadamente, convenciendome de mí misma, volví a subir la mirada y otra vez mi reflejo se plasmaba ahí.

— Yo me amo — susurré.

Pero si eso fuese una promesa, ¿si digo la verdad la rompería?

— ¡Jimin! — la voz de Shomi llegó a mis tímpanos justo a tiempo, a la par que tocaba la puerta de mi habitación llamando mi atención.

Nunca tenía muchas conversaciones con ella, a veces quisiera ser un poco más unida a la muchacha, pero su personalidad simplemente no convenía a conmigo, y lo mejor para mí es tenerle un poco de distancia, sin embargo, en estos momentos me alegraba que hubiese interrumpido lo que podría ser una de las escenas de mi vida donde solo reinaba la depresión y malas vibras; totalmente lo contrario a mí día a día, dónde normalmente era elocuente y extrovertida. Indirectamente agradecí a Shomi.

— ¡Dime! — respondí de vuelta, despojandome de malas vibras con un sacudón de hombros. Alejando malos pensamientos con unas pequeñas palmadas en las mejillas.

— Te buscan aquí — avisó.

Suspiré con pesadez al escuchar esas palabras; estaba un poco cansada y apenas había salido del baño vestida y fresca, esperaba un par de minutos acostada en mi cama para empezar mi travesía. Sin embargo, ver que la persona que esperaba por mí era Seokjin hizo que repentinamente mi mal humor desapareciera; esa era la mágica que tenía mi mejor amigo. Shomi no dijo más nada, pues apenas salí de mi habitación tomó su bolso de deporte y se fue de ahí, dejándome a solas con Jin que parecía tener una cara que decía a leguas que algo no estaba bien.

¡no soy jimin!  ||  bts; jungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora