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— Ay, no otra vez. — la puerta se abrió para mostrar a un recién bañado y listo para salir compañero de cuarto de Jungkook, que al parecer mi presencia no le hacía mucha gracia que digamos—. ¡Jungkook! ¡La chica gritona está aquí otra vez!

Bueno, tampoco estaba equivocado.

Estos últimos días había estado conviviendo más con Jungkook en su pequeño cuarto universitario, eso quería decir que era solo cuestión de tiempo para que me aprendiera el nombre de aquel muchacho que poco le tenía interés. Aparte de que en más de una ocasión había sido la raíz de mis maldiciones mentales cuando tocaba la puerta en medio de asuntos importantes que Jeon y yo atendiamos. Pero qué va, tampoco era mal chico, es solo... Un jodido idiota, casi tanto como Yoongi.

Bufé con cansancio y empuje la puerta abriéndome paso sin delicadeza alguna, el se hizo a un lado un poco entretenido de mi respuesta ante su anuncio.

— Escucha Woobin, no te conozco muy bien pero debo decir que tú persona tampoco es un jodido río tranquilo — le ataque de vuelta, con una de mis cejas alzadas, esperando pacientemente. Jungkook salió de su habitación, secando la parte de atrás de su cuello con una toalla, usando unos pescadores azules. Woobin se dirigió hacia a mí y tomo las llaves en sus bolsillos, riendo con un poco de sarcasmo.

— Si... Linda historia. — paso de mis palabras naturalmente—. El sexo en el sofá está prohibido, adiós. — señaló a ambos advirtiendonos antes de finalmente irse por la puerta, dejándonos solos con un portazo.

Me gire sobre mis talones, sonriendo de manera ácida.

— Es jodido un amor de persona. — fingí un flechazo cuando colocaba mis manos en mi pecho y figuraba la mejor mueca. No era que me caía mal o cualquier mierda parecida, pero encontrar a alguien igual de mierdero que Yoongi me hacía ser una hija de puta de vuelta, y no en el mal sentido exactamente.

Jungkook se rió por mi escena y no dudó dos veces en tomarme entre sus brazos en un tipo de abrazo. La piel de su cuerpo está a fría por su reciente baño y pero de igual manera me hacía sentir cálida, el siempre podía hacerme sentir cómoda con cualquiera de su tacto. Aún enlazados miró mis ojos, bajando su mentón para verme directamente. Sonreí al verle actuar de tal manera, me hacía difícil creer lo muy cariñoso que se podía ser, pero ahí estaba este idiota para demostrarme que no había un límite de abrazos o besos, ni siquiera un límite de palabras dulces.

Lo admitía, se me hacía jodidamente difícil decir lo que sentía, porque primero era pendeja y segundo eso arruinaría mi reputación. Nah, no es cierto. Pero realmente me era un poco difícil romper aquella barrera, y solo me rebajaba a hablar a través de mis acciones.

— ¿Te recuerda a alguien? — susurró de manera jueguetona.

— A Yoongi cuando otra chica lo bota por pendejo. — le respondí sabiendo que no era exactamente a lo que se refería. La próxima vez que saque la realidad que soy una amargada con mal humor le escupo la cara.

Sin embargo no pude evitar dejar pasar el hecho de que nuevamente estaba frente a Jungkook sin camisa, sí, sé que a este punto es muy común para mí verlo de tal manera, pero debía decir que estaba siendo muy constante últimamente, por lo que no deje pasar la oportunidad. Aparte era mi novio ahora y podía sabrosearmelo cuando quisiera porque me nacía del coño.

— Oye, ¿eres pobre o por que coño cada vez que vengo no tienes camiseta? — pasé mi palma por su brazo hinchado, había estado ejercitándose horas antes y era el motivo del porqué su músculo estaba más notorio que otros días. Ah, pero que poder tenía encima como para tener tal hombre frente a mí, soy una puta diosa.

¡no soy jimin!  ||  bts; jungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora