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— Si, mamá, ya sé que tengo que estudiar mucho. Por algo estoy en la universidad, ¿no crees? — trate de sonar lo más agradable posible, pero seamos honestos, cuando tu madre te jode por tu desempeño estudiantil era un plano de fastidio trascendental del cual no estaba lista traspasar.

Sostenía mi teléfono con mi mano contra mi oreja caminando de manera despreocupada de camino a la mesa de mi grupo de amigos. Había tomado unos segundos para buscar una lata de soda de limón y para mí sorpresa mi madre me había llamado. Bastante peculiar contando de que tenía entendido que mi hermana no había logrado otra cosa desde su nuevo Mercedes-Benz y su viaje por el Mediterráneo. No había muchas excusa para que mi madre me llamara pero estaba un poco aliviada de saber que todo estaba en orden.

— Yah, Jimin, pero solo quería saber cómo estaba yendo todo — suspiró—. No haz respondido mis mensajes desde hace un rato ya.

Aquello también era cierto, y es que desde que había caído en aquel hueco de incertidumbre en cuanto a mis propios valores no había movido ni un solo dedo para llamar o contestar a mi madre, eso era resultado de una extraña pataleta de la que me había acostumbrado. Bufé de manera audible, le debía mucho a mi madre si lo miraba de cierta manera. En más de una ocasión quisiera decirle que se joda y que fuese a comer mierda, si, aún siendo mi madre. Mis problemas con ella no estaban resueltos y aunque quería hacerlo sabía que no era el momento.

Una de las cosas más díficil era hacer entrar en razón a tus padres.

Y no porque no me valorará o no me quisiera, pero su idea de felicidad estaba reducida a tanto que le hacía creer que por el simple hecho de que yo tuviera madre y comida debería estar agradecida con cualquier trato que me brindara.

Apresuré mi paso hasta la mesa que compartían Sui, Seokjin y Hoseok en el campus cerca de la cafetería, quería terminar la conversación lo antes posible y dejar de pensar en lo que aún seguía fastidiandome.

Cerré los ojos antes de sentarme, callando con solo intentar las voces de mis amigos hablando de un serie de televisión. Suspiré prometiendo a mi misma que hablaría con mi madre, que sacaría cada una de mis fallas y le diría lo que siempre me había dolido de ella. No sería hoy, tampoco mañana, no estaba lista. Pero esperaba estar en paz mental con la mujer que debería ser mi mejor amiga.

— Lo sé, y lo siento, mamá — hablé, llevándome conmigo la atención de los chicos que se extrañaron al oírme mencionar esas palabras—. Te responderé, lo prometo, es solo que... Estoy un poco ocupada.

La línea quedó en silencio por unos segundos escuchando un suspiro de su parte. Quizás pudo sentir la honestidad en mis palabras y la falta de hostilidad, sarcasmo que usualmente la caracterizaban.

— Está bien, Jigi... Te hablo luego, linda — suspiró pesadamente—. Te amo.

— Yo también te amo, mamá. Adiós — respondí con una paz corriendo mi espina dorsal, mire por encima de mis lentes de sol a Seokjin, que sonreía tal cual hermano orgulloso. Colgué la llamada y me derramé en la silla de manera exagerada, llamando la atención de mis tres mejores amigos.

— ¿Te sientes bien, Jigi hermosa preciosa segundo amor de mi vida? — Hoseok se burló de mi postura en la silla, ganando una risa por parte de Sui y Jin.

— ¿El primero soy yo? — Sui alzó una ceja.

— Nah, no tengo competencia contra Jimin — Hobi manoteó el aire.

— Estoy de maravilla — me encogí de hombros y por mucho que mi rostro no demostraba muchas emociones había quedado muy claro para Jin cuando me sonrió ampliamente de nuevo, como si pudiese leer mis pensamientos.

¡no soy jimin!  ||  bts; jungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora