Ella era un corazón de piedra, una sonrisa olvidada, un cielo nublado.
Él era un profundo misterio, un laberinto infinito, fuego y hielo.
¿Qué pasará cuando el destino los una?
Ziel era una agente de la policía.
Liam era uno de los delincuentes más...
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-¡Por favor por favor por favor!- suplicó Mark a travez del teléfono. Suspiré. Mark quería que lo acompañará a la fiesta de cumpleaños de su tío. Definitivamente no tenía ganas de hacerlo, estaba teniendo una resaca horrible y solo quería dormir. Ni siquiera recordaba cómo había llegado a mi departamento.
-Está bien- le dije finalmente sabiendo que no quería decepcionarle. Después de todo yo siempre podía contar con él y aunque no quisiera admitirlo, me haría bien estar con alguien que me recordase como era mi vida antes de Liam Williams y sus juegos macabros.
-Gracias, te paso a buscar en una hora.- respondió victorioso.
Una hora?! Lo mataría.
Corrí a mi habitación para buscar que ponerme. Mark me dijo que sería algo elegante, aunque fuesen las tres de la tarde.
Saqué un par de vestidos hasta que encontré el que buscaba.
Era el vestido que había comprado para la navidad pasada, pero que finalmente no había usado. Era un vestido largo color rojo brillante, con mangas largas y escote en V.
Perfecto.
Me lo puse rápidamente y amarré mi largo cabello en una cola alta permitiendo que mi rostro se viera con claridad. Me maquillé levemente, pintando mis labios de un color carmín y tomé un pequeño bolso donde solo puse mis llaves y mi teléfono.
Cuando terminé, me perfumé y me puse aretes y un collar dorado. Estaba lista en tiempo récord.
Minutos después escuché el timbre y fui a abrir para encontrarme con mi ex-compañero Estaba vestido en un traje negro que hacía resaltar sus ojos verdes.
-Te ves preciosa-fue lo primero que dijo, y supe por su sonrisa nerviosa que probablemente lo había practicado antes de decirlo. Le sonreí y le di un beso en la mejilla que hizo que se sonrojara. De verdad estaba feliz de verlo.
-Gracias por acompañarme-agradeció lanzándome una sonrisa honesta una vez entramos al auto.
-No hay de qué- respondí poniéndome el cinturón. Era un simple favor.
Nos quedamos en silencio unos minutos hasta que Mark decidió sorprenderme con una pregunta.
-¿Cómo vas con tu nuevo trabajo?-
Al escuchar eso, creí que moriría allí mismo. Era una pregunta sencilla que cualquier amigo haría, pero no había pensado en una respuesta. No le había hablado de nada a nadie hasta ahora. Lo miré intentando encontrar algo que decir y escuché a Mark reír.
-¿Enserio pensaste que podrías escondérmelo?- dijo divertido. Su mirada se volvió maliciosa, y creí ver una sombra de atrevimiento.
Es que acaso..? No. Mark no es de esos.
No hay manera de que sepa lo que ocurre.
Como si leyera en mi mente, Mark respondió:
-Liam es mi primo, Ziel.-
Definitivamente me desmayaría. Parpadee unos segundos esperando a que corrigiera lo que había dicho. Tal vez había escuchado mal.
-De qué hablas?-pregunté tratando de guardar la calma.
-Sé que debí decírtelo antes, pero no es como si Liam y yo fuésemos muy cercanos. Su madre era hermana de mi padre y desde su fallecimiento, solo veo a los Williams en grandes ocasiones- explicó.
Intenté responder, pero mi mente se había quedado frisada en aquel instante. Esto no tenía sentido. Ni siquiera se parecían!
-Así que sabes que soy parte de... - dije con una vocecita, aún sin poder creerlo.
-Así es- respondió sin mirarme. La culpabilidad que había sentido estos días salió a flote de golpe, como si estuviese recibiendo una bofetada muy merecida.
-Debes pensar que soy una traidora-dije lentamente. Porque yo sí lo pensaba.
Mark detuvo el auto frente a un semáforo en rojo y aprovecho para tomar mi mano.
-No voy a juzgarte, Ziel. Sé lo desgraciado que es Liam, y quiero que sepas que nunca le perdonaré haberte enredado en su juego.-
Sonreí levemente diciéndome que era afortunada por tener a alguien como Mark en mi vida. Era tan diferente a Liam, mucho más amable, comprensivo, humano...
Exacto, eso era. Liam era un maldito desalmado.
Cuando Mark dobló en aquella calle que conocía, supe que nos dirigíamos al infierno.
Era la casa de los Williams. El tío de Mark que cumplía años era Samuel Williams.
En cuanto llegamos a la entrada de la casa, un guardia me abrió la puerta y salí del auto. Habían decorado el lugar con flores y había bastante gente, señoras vestidas elegantemente y hombres con corbata, todos con copas de la champaña mas cara en mano. Sin duda que se tomaban las fiestas muy en serio. Todo lucia tan perfectamente calculado, como si hubiesen estudiado cada detalle con una lupa.
Di una mirada general al lugar buscando a alguien conocido y pude ver a Valerie y a Charlotte venir hacia mí. Vestían ambas vestidos cortos de colores pasteles con estilos diferentes. Valerie llevaba el cabello recogido y un maquillaje a penas perceptible, mientras que su hermana lucia su melena ondulada y un labial rojo aún más fuerte que el mío.
Ambas me saludaron calurosamente para luego saludar a Mark, aunque no pudieron ocultar la sorpresa de vernos llegar juntos.
