Ella era un corazón de piedra, una sonrisa olvidada, un cielo nublado.
Él era un profundo misterio, un laberinto infinito, fuego y hielo.
¿Qué pasará cuando el destino los una?
Ziel era una agente de la policía.
Liam era uno de los delincuentes más...
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Pasaron 3 semanas. 504 horas.
504 horas en las que Liam había estado más ausente que nunca. Más muerto que vivo.
Habíamos peleado muchas veces.
Nos habíamos disculpado muchas más y sentía la frustración subir en mí.
Era obvio que Liam ya no me quería, pero no entendía porque, no entendía que había hecho mal. No entendía que debía hacer.
La banda iba mejor que nunca, Zarah estaba bien, ya habíamos arreglado todo,\ y yo estaba convencida de que todo mejoraría.
Pero no era cierto. Había perdido a Liam en el camino y no sabía dónde encontrarlo, como si hubiese perdido las ganas de vivir...como si de repente, todos sus demonios se hubiesen desatado de golpe y hubiesen ennegrecido su corazón.
Y yo no podía hacer nada.
Sabía que en las noches no dormía, había tenido pesadillas y últimamente, no salía del banco.
-Deberíamos tomar vacaciones-le dije una noche, desesperada por recuperar su sonrisa.
-Hay mucho que hacer-respondió sin más.
Ya no era el mismo Liam, era otro. Uno mucho más frío.
Había estado manejando la banda yo sola, ya que Liam se rehúsaba a poner un pie en la base.
-Dale tiempo- me había dicho Charlotte cuando le había comentado mi preocupación.
Pero para mí las cosas estaban muy claras.
-Si no me quieres en tu vida, dilo y ya- Me había dicho esa mañana antes de marcharse como si de alguna manera quisiese que esas palabras saliesen de mi boca.
Nuestra relación se había desintegrado y no eramos más que enemigos bajo el mismo techo o peor aún, eramos simples desconocidos.
Cuando llegué a casa esa noche, después de haber ido a la base, lo encontré sentado en la sala tan ausente como se había hecho costumbre.
-Tenemos que hablar-dijo sin mirarme.
-Estoy cansada-dije queriendo evitar una nueva pelea, pero al ver su mirada insistente me senté en el sofá frente a él.
Me tendió unos papeles.
-Te he pasado todas las acciones del banco y las cuentas principales a tu nombre, al igual que este departamento, la mansión y los edificios de las bases- dijo casualmente.
-¿Pero porqué?- pregunté revisando las hojas y constatando lo que había dicho.
-Porqué confío en ti- respondió para luego levantarse del sofá e irse a nuestra habitación, dejándome sola en mi confusión.
Mi preocupación aumentaba cada vez y con ella las preguntas se multiplicaban en mi cabeza como bacterias.
Cuando desperté la mañana siguiente, Liam, Kalum y Tyler estaban en la sala, y en cuanto me vieron detuvieron su conversación.
Los saludé e inmediatamente se fueron los 3 del lugar.
Rodó involuntariamente una lagrima de frustración por mi mejilla.
Me arreglé rápidamente y fui a la base para organizar las próximas entregas y la fragmentación de la mercancía.
Las chicas habían ya notado que las cosas iban mal entre Liam y yo, pero me negaba a hablar mucho de eso tratando de convencerme de que solo eran tontas peleas de pareja, aunque estaba segura de qué no.
Kalum y Tyler llegaron a la base poco después, pero no había rastro de Liam. Los ojos de Kalum estaban rojos, como si hubiese llorado. Tenía ganas de gritarles, de exigirles explicaciones, que me dijeran donde diablos se escondía Liam Williams, el Liam que había conocido meses atrás.
Todas la señales estaban ahí, frente a mí, pero había decidido ignorarlas como una cobarde.
Cuando llegué a casa esa noche, Liam estaba allí.
-Hicimos una gran entrega hoy y todo ha salido bien- le dije y él solo asintió.
-Eres una buena lider- respondió esta vez mirándome.
-Tu eres el líder Liam, te necesitamos de vuelta-respondí casi como una súplica a lo que él solo asintió nuevamente, haciéndome enojar.
Esa noche Liam y yo cenamos en un total silencio mientras Zarah nos contaba su día.
Su recuperación mental de lo ocurrido había sido impecable y para mi sorpresa había sobrellevado muy bien el fallecimiento de la tía Bianca, pero sabía que tarde o temprano todo lo que había vivido tendría repercusiones en ella.
El pasado siempre juega con el futuro.
Después de cenar nos fuimos a dormir, excepto Liam, que se quedó sentado en el balcón toda la noche mientras yo caía en brazos de Morfeo, demasiado cansada para intentar luchar.
Liam ya no estaba allí cuando desperté a las 7 de la mañana.
Todo estaba igual, su ropa seguía allí, sus zapatos, sus libros...
Todo estaba justo como la noche anterior, excepto que sobre su almohada descansaba una hoja banca doblada a la mitad.
Sentí el miedo subir en mí antes de siquiera desplegarla. Leí la nota en voz alta, como si se la leyera a alguien más.
No puedo quedarme a tu lado sabiendo que lo único que llevo a ti es sufrimiento. Y es porque te quiero que me alejo de ti. Kalum y Tyler te ayudarán a liderar el banco y la banda, aunque sé que no hay nadie para hacerlo mejor que tú. Entraste a mi vida siendo luz y no puedo soportar ver como por mi culpa, te apagas cada día más. No quiero que te preocupes por mí, yo estoy bien. Siempre he pensado que las batallas que tenía que ganar, eran contra la banda Roja, pero me doy cuenta de que en realidad, es conmigo mismo. No quiero arrastrarte en esta tormenta que se ha desatado, no quiero herirte. Lo único que te pido es que seas feliz, que vivas alumbrando a los demás como hiciste conmigo, que rías y que sueñes aunque yo no esté ahí para poder verlo.
No quiero que me busques y tampoco quiero que pienses en mí, pero yo en cambio, te tendré por siempre conmigo, porque eres lo más hermoso que me ha ocurrido.
