CAP 41-Palabras vacías

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PUNTO DE VISTA DE

Me adentré nuevamente al edificio, pero esta vez por la entrada principal, y para ser honesta, me estaba muriendo de los nervios

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Me adentré nuevamente al edificio, pero esta vez por la entrada principal, y para ser honesta, me estaba muriendo de los nervios.

¿Estaría Liam herido? No podía siquiera imaginarlo.

No se escuchaban ya los disparos, lo que me pareció extraño.

Sabía que no debía estar ahí. Sabía que tenía que volver al auto. Sabía que era una locura, pero ¿qué más daba una más?

Me dirigí al centro del lugar de donde venían lo que parecían ser ¿Aplausos?

Corrí hacia allí para encontrarme con un espectáculo.

Todos nuestros equipos se habían reunido allí a la excepción del mío. Al centro estaban Mike y Dante, heridos y arrodillados. Frente a ellos, Liam con un arma, listo para disparar.

Estábamos asistiendo a la ejecución.

Liam plantó su arma tranquilamente en la frente de Dante, y motivado por los gritos de los demás, apretó el gatillo haciendo un hoyo en su frente. Liam no parecía siquiera perturbado, pero tampoco parecía estar feliz. Estaba tranquilo, incluso demasiado, como si se tratase de un acto cotidiano.

¿Cuánta gente había muerto en manos de mi prometido? Pensé, y me dieron escalofríos de tan solo pensarlo. Hizo lo mismo con Mike y tuve que taparme los oídos para evitar escuchar todos los gritos y las ovaciones.

Todo había acabado.

Me acerqué a Liam y tomé su mano, era algo que hacía mucho los últimos días.

-¿Y ahora?- pregunté.

-Ahora a casa- contestó sin alivio.

Nos retiramos del lugar, muchos miembros de la banda roja habían huido, pero no me importaba en lo más mínimo.

La banda roja había sido eliminada.

Nos subímos a los autos y yo me subí al de Liam.

-¿Están bien?- preguntó encendiéndolo y dirigiéndose a la mansión.

-Eso creo- respondí.

Me sentía más liviana, como si me hubiese quitado un peso enorme de encima.

En cuanto llegamos, corrí a la habitación donde habían llevado a Zarah. Estaba con una enfermera y ya estaba despierta.

-¡Ziel!- gritó al verme,  y la envolví inmediatamente en un abrazo.

-Estás bien-dije en un suspiro de alivio.

-¿Qué fue lo qué pasó? ¿Porqué... - empezó a cuestionarme rápidamente.

-¿Podría dejarnos solas?- le pedí a la enfermera que salió inmediatamente de la habitación.

Sabía exactamente lo que le diría y también sabía que no era correcto, que debía contarle todo, pero no lo haría por su propio bien.

Olvídame Cielo  #OLVIDADOS#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora