CAP 39-Te veo en el infierno

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PUNTO DE VISTA DE

Respiré hondo antes de bajarme del auto y adentrarme a la mansión Williams con mi arma cargada disimulada en mi chaqueta

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Respiré hondo antes de bajarme del auto y adentrarme a la mansión Williams con mi arma cargada disimulada en mi chaqueta.

Sentía toda la sangre arder por mis venas, estaba malditamente encabronado y sentía que podía hacerlo explotar todo.

Mi propio padre. Aquel hombre que me enseñó el mundo, que me enseñó todo lo que sabía.

Un traidor.

Subí dando pasos pesados por la escalera deseando que se rompiese bajo mis pies, no pensé un solo instante lo que diría o lo que haría. Tampoco pensé en la consecuencias, la decepción se había apoderado de mí y cegado a la razón.

Abrí la puerta de su oficina de golpe haciendo que chocase con fuerza contra la pared, y allí, sentado en su elegante silla de cuero, se encontraba el peor de los demonios.

Levantó su mirada tan azul como la mía sorprendido por mi actitud, pero antes de que abriese la boca para decir más mentiras le interrumpí.

-¿Porqué? - pregunté chocando mis manos con su escritorio haciendo ruido. Mi padre frunció el ceño sin entenderme.

Hipócrita.

-¡¿2 bandas?! ¿¡Para qué diablos!? - continúe, y vi como sus ojos se abrían más .

-No sé de lo que... -

-¡Cierra la boca!- grité sin dejarlo terminar.-Me hiciste correr como un imbecil detrás de la banda roja todos estos años, haciendo misiones para sabotearlos, ¡enfrentando a la banda contra ellos! ¿¡Por qué diablos!?-grité nuevamente, y en sus ojos vi indiferencia.

-Era práctico, tener 2 bandas me aseguraba una protección, era cuestión de encontrar un culpable ante los ojos de la justicia. Siempre cuando las cosas se salían de control y los policías encontraban cargamentos o encontraban muertos, tenían ese nombre bajo los ojos, permitiendo que nuestro clan, el qué tú manejabas, estuviese en paz.
Era simplemente cuestión de seguridad-aclaró tranquilamente como si el asunto no tuviese importancia.

Era justo lo que había dicho Miranda.

-¿Porqué no me lo dijiste?- pregunté aún más escandalizado.

-Porque sabía que lo arruinarías, justo como lo arruinaste al involucrarte con la agente- acusó sin moverse de su silla, pero desplazando sus ojos a mí.-Sabía que terminarías arruinado, siempre fuiste demasiado blando para esto, siempre pensando en los demás en vez de en el negocio-dijo con desdén, como si tuviese frente a él a un ser despreciable y no a su hijo.

Pensé entonces en mi madre, ella había sido asesinada por la banda roja.

Asesinada entonces por mi padre.

Saqué el arma que traía conmigo y le apunté firmemente.

Lo mataría como la rata que era.

Lo mataría como había matado a mi madre, a Leo, a Juliette, a Bianca y a decenas más.

Samuel solo río al verme.

-¿Porqué secuestraste a Zarah?- le pregunté sin bajar el arma, pero él ni siquiera se movió.

-En realidad quería matar a Ziel, pero estabas encaprichado con ella así que no sería tan fácil. Decidí hacerlo por medio de la banda roja utilizando una trampa, y la niñita me sirvió de excusa perfecta-respondió alzando los hombros como si se tratase de algo gracioso, lo que me hizo arder aun más.

Me acerqué a él rápidamente y le puse el arma más cerca.

Quería dispararle, quería hacerlo tragarse todas sus malditas palabras.

Su mirada mostraba que no tenía miedo, no me creía capaz.

-Hazlo- dijo tranquilo, sentado en su silla esperando su muerte como se espera un café.

Quería hacerlo.

Lo quería más que nada.

Quería quitar esa mirada burlona de sus ojos, mostrarle de lo que era capaz.

Pero no.

No lo haría.

Este no era yo.

Yo no era él, no era un monstruo.

Bajé el arma y pude ver como se dibujó una sonrisa de victoria en su boca.

-Eres débil- dijo.

Y fueron esas su ultimas palabras. Apreté el gatillo dejando que una bala perforara su cuerpo, haciendo que cayese al piso creando un charco de sangre. Fue entonces cuando me di cuenta que sí lo era. Era el monstruo  que él había creado.

-Te veo en el infierno, padre.-

Olvídame Cielo  #OLVIDADOS#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora