Ella era un corazón de piedra, una sonrisa olvidada, un cielo nublado.
Él era un profundo misterio, un laberinto infinito, fuego y hielo.
¿Qué pasará cuando el destino los una?
Ziel era una agente de la policía.
Liam era uno de los delincuentes más...
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No era la primera vez que me encontraba en aquel lugar. Había ido muchas veces en mis tiempos de agente, era un vecindario conocido por ser le punto de reunión de muchas bandas.
La banda roja era una de ellas, y si era cierto lo que Liam había dicho, Mike y la banda roja debían de estar juntos en esto.
Liam.
Lo había llamado varias veces, lo necesitaba a mi lado, que me dijera que todo estaría bien, pero no había tenido alguna respuesta, Noche me había dicho que se había marchado sin decir a donde.
¿Estaría en peligro?
¿Porqué no estaba conmigo?
Levanté la cabeza y rocé el arma que llevaba entre los dedos, más atenta que nunca.
La calle estaba desierta, como si todos hubieran huido de ahí y el silencio ardía en mi mente.
Mi corazón latía a mil, sin duda estaba haciendo una estupidez, sin duda no era una buena idea ir sola.
Pero no podía esperar. No podía esperar a que idearan un plan. No podía esperar un solo segundo más.
Se escuchaban mis pies chocando suavemente por el asfalto sucio de la calle, de seguro Mike ya sabía de mi presencia, así que solo avance por la calle, esperando a que vinieran a mí, y así fue.
No sabía que les diría para salvar a Zarah, lo único que sabía era que estaba dispuesta a dar el mundo por ella, sin importar las consecuencias.
Cuando los dos hombres se acercaron a mí, guarde toda mi calma, si hubiesen querido matarme, lo hubiesen hecho sin pensarlo, pero sabía que era valiosa: tener de rehén a la futura esposa de Liam Williams era el golpe perfecto para la banda roja y para Mike.
Los hombres me guiaron, uno delante y uno detrás de mí, a un enorme edificio de apartamentos abandonados para luego quitarme mi arma y mi teléfono. Todo estaba roto y parecía que en cualquier momento el techo se desplomaría sobre nosotros, pero aún así me sentía en paz. Sentía esa paz que me visitaba cuando estaba en peligro. Una paz que me dejaba casi inerte, haciéndome sentir ya muerta.
Porque eso estaría si le hiciesen daño a Zarah, muerta.
Nos adentramos por un estrecho pasillo a penas alumbrado, en ese momento no pensé en nada ni en nadie. No saqué mi arma, solo caminé. Caminé sabiendo que lo que probablemente me esperaba, era una muerte fría y dolorosa. Pero no podrían matar a alguien que ya estaba muerto. Había muerto el día que habían muerto mis padres y moría otra vez ese día.
Solo se vive una vez pero se pueden morir cientos de veces.
Maldita vida.
Entré a lo que parecía una oficina, aunque bastante improvisada, con solo un escritorio y una silla sacados de alguna tienda de artículos de lujo. Gran contraste.
Sentado ahí había un hombre que desconocía.
-Dante- dijo como si me hubiese leído la mente.
Era un hombre alto y delgado, bastante elegante y con el cabello largo impecablemente peinado. Si lo hubiese visto en la calle, lo hubiese sin duda tomado por un actor europeo.
Lo miré con mi mejor sonrisa.
No podía fallar.
-Ziel- respondí con el mismo tono.
Dante asintió y me brindó una copa de lo que parecía ser vino blanco. La tomé, pero no bebí de ella.
-Dime qué quieres para liberarla- dije sin rodeos de manera mucho más ruda de lo que quise sonar.
El líder de la banda roja sonrió y bebió de su copa.
-Mátalo- dijo como si fuese obvio.-mátalo y únete a nosotros, pero no inmediatamente, después de la boda, cuando tengas todo a tu poder-
Había pronunciado esa palabra con cierta exquisitez, como si pudiese ya sentir el sabor de la victoria en sus labios.
Eso quería, arruinar a los Williams hasta el final y me utilizaría a mí para eso.
-Inmediatamente lo hagas, Zarah volverá contigo, es tan solo un mes-
-Quiero verla antes-dije firme-¿Cómo sé que no la has matado? -
-No podría hacerlo-afirmó rápidamente.- Mike la tiene muy protegida-sonrió.-Pero puedo esforzarme y matarla si no cumples-
-Quiero verla- repetí para mostrarle que eso no era negociable.
-No hay problema- respondió ligeramente.
Apreté mis puños fuertemente hasta sentirlos arder del dolor.
Matar a Liam. Salvar a Zarah. Matar a Zarah Salvar a Liam.
