Syro
Por no poder responder, él la tomó por la espalda, tirándola al piso, posándose sobre ella para inmovilizar sus brazos y piernas. Ambos se miraron de nuevo como lo hicieron aquella noche en el convento, sin decirse nada y con las respiraciones agitadas, pero el rostro de él proyectaba mucho enojo.
-Keira, ¿ Qué haces acá en mi casa ?, te dije que no te quería ver más nunca. Te voy a matar, te has acercado a mi familia, los has puesto en peligro a todos. - explicó Syro con mucha rabia mientras colocaba su mano sobre el cuello de ella para asfixiarla.
-No es lo que crees, yo no sabía que era tu familia... Solo acepte el empleo.- trató de explicarle pero no sé le hacía fácil por la falta de oxígeno.
-Hermano suéltala, ella no tuvo la culpa, fui yo quien rompió tu ventana, lo siento.- La voz de su hermano Thomás le hizo reaccionar quitando su mano del cuello de ella.
-Hermanito no te preocupes, solo estábamos aquí jugando, la ventana no importa.- dijo él de una forma muy cínica.
-Yo también quiero jugar- gritó Any, quién sin pensarlo saltó sobre ellos, seguida por Thomás, ocasionando que Syro cayera sobre Keira, posando sus labios sobre los de ella. Rápidamente reaccionaron y se separaron.Después de lo ocurrido no sé hablaron por el resto del día. Ella se dedicó a leer en su cuarto. Él por su parte se encargó de hablar con su madre, la cual observó feliz por primera vez en muchos años. No podía entender cómo había mejorado tanto. Por años ningún tratamiento había hecho efecto. Pensaba despedir a Keira por la noche sin que se dieran cuenta, pero el relato que su madre le contó le cambió todo. Ella le explicó quién le hizo reaccionar y le dio motivo para levantarse de la cama. Simplemente su familia se había encariñado mucho con esa chica. Sabía honestamente que ella estaba logrando cosas que nadie pudo jamás. También pensó en lo extraño que se sintió besarla después de intentar matarla; le repugno bastante y no quería involucrarse en nada con ella. Por su trabajo entendía bien que no podía tener puntos débiles y ya tenía su familia, con eso bastaba. Keira podía lograr lo que fuera pero nunca conquistaría su corazón. Jamás sintió lo que es amar, simplemente suprimió sus sentimientos y se convirtió en alguien frío, cortante y sombrío.
Al día siguiente se dedicó a disfrutar con su familia. Por la tarde tuvo una idea, por la que le pidió a escondidas a Keira que lo siguiera hasta su auto, que la llevaría a un lugar aparte para hablar sobre unos asuntos. Ella se preparó para lo peor, tomó un pequeño bolso donde metió dinero, su teléfono y la Biblia. Se podía imaginar el peor escenario, por lo que se subió al carro casi temblando. Él condujo en silencio hasta llegar a un parque retirado entre unas montañas. Ella no sabía lo que esto significaba, sí la dejaría o la mataría en ese lugar.
Syro la obligó a bajarse del auto y la arrastró por el brazo hasta llegar a un campo lleno de árboles en completa soledad. Se acercó a ella para decirle unas cosas, cuándo una fuerte voz llamo su atención.
-Así quería encontrarlos a los dos... Tenemos unas cuentas pendientes Syro- habló el jefe de los fantasmas mientras los apuntaba con una pistola.
-¿A qué te refieres?, solo salí a dar un paseo con esta mujer.- Explicó mientras veía el rostro de miedo de keira.
-A mí no me engañas, sé que ella fue la monja que se escapó y robo contigo ese jarrón.- dijo mientras otros dos hombres vestidos de negro parecieron a espaldas del jefe con armas en las manos.
"Sus pies corren al mal, y se apresuran a derramar sangre inocente; sus proyectos son proyectos asesinos, por dónde pasan, sólo dejan ruina, desolación y destrucción hay en sus caminos. Camino de paz no conocen, y no hay justicia en sus senderos; han torcido a su favor las sendas, cualquiera que ande en ellas no conoce la paz. (Is 59: 7-8)"
El Jefe se acercó a Syro sin dejar de apuntarlo con el arma, mientras lo miraba con mucha molestia. Consideraba esto como una traición, pero en el fondo sabía que ese muchacho era uno de sus mejores hombres qué le había hecho ganar una fortuna incalculable por los robos que ellos realizaban, por lo que decidió tener compasión por su vida, sin embargo, la chica no correría con la misma suerte, porque sabía demasiado de esa organización y les había descubierto el rostro, por lo que debería ser eliminada.
-Syro te perdonare tu error, pero a cambio deberás matarla. Es un estorbo para nosotros y un peligro. Tú lo decidirás, si ¿la vida de ella o la de ambos?.- Explicó el jefe mientras le entregaba un arma en sus manos hasta que esté la aceptó, sabiendo lo qué debía de hacer.
-Lo haré, nunca le he fallado. Permítame rectificar mi error.- Dijo Syro fríamente, con una mirada que no transmitía emoción alguna, decidido y dispuesto a matarla.
-Bien, te daré cuatro minutos para que lo hagas, te estaré esperando en el coche, te dejare a uno de mis hombres para que te ayude con el cuerpo.-Keira estaba llorando desconsoladamente, no quería morir de esta forma. Toda su vida quiso salir de ese convento y ahora qué tenía la vida que siempre soñó, acabaría por una simple equivocación de una banda de ladrones y mafiosos. Miró a Syro hasta dar con esos ojos hermosos, suplicándole con la mirada qué no lo hiciera. Pensó en los niños en cuanto los extrañaría y qué deseaba haberse podido despedir, además de haber podido encontrar a su verdadera familia de los cuales no tenía ningún recuerdo. Tenía ganas de luchar y de vivir. Sé recordó de un versículo en se biblia qué dice : "Tú eres mi refugio; tú me protegerás del peligro y me rodearas con cánticos de liberación." (Sal 32:7). Se aferró a esa palabra y cerró sus ojos esperando a que él jalara el gatillo para acabar con su vida.
Syro sabía en su interior qué él no quería hacer esto, esa chica no merecía morir inocentemente por culpa de él. Podía haberle dicho más de una vez que la mataría pero jamás pensó en cumplir tal amenaza. La observó tan indefensa temblando con los ojos cerrados, mientras las lágrimas bañaban su rostro. Ella se había encargado de su familia cuándo él no estuvo y sólo causó mejoras. Por sus hermanos y madre no podía hacerlo. Debía de salvarla. Ideó un plan rápidamente en los pocos minutos que tenía. Vio cómo el hombre vestido de negro se posiciono al lado de ella para asegurarse de que estuviera muerta. Apuntó hacia ella con mucha inseguridad, quitó el seguro de la pistola y con mucha seguridad tiró del gatillo. Sé escuchó en todo el lugar un estruendo de bala que salió del arma y se dirigió a su víctima.Keira al escuchar el disparo trató de cubrirse con sus brazos el rostro. Pensó que él le había disparado en el pecho, hasta que abrió sus ojos y visualizo que el hombre a su lado estaba tirado en el suelo con un tiro en la pierna. Estaba en shock y no entendía lo que había sucedido. Syro la sacudió para despertarla de su trance y le gritó que corriera sin parar por el bosque y qué no sé detuviera por nada del mundo. Ella no lo pensó dos veces y sé lanzó a correr en medio del bosque sin detenerse. Al principio escuchó algunos disparos a lo lejos por lo qué decidió por nada detenerse. Cuándo dio el anochecer ella ya no podía continuar más por lo qué sé tiró a los pies de un árbol para descansar. Estaba exhausta y no podía respirar con normalidad por la agitación del momento. Observó cómo su ropa estaba sucia y con ciertos rasguños por las ramas de los árboles.
Rememoro lo que había sucedido, entendiendo que ese muchacho que tantas veces amenazó con matarle, en realidad le salvó la vida. No sabía qué hacer y sé encontraba totalmente perdida. Entendía qué no podía regresar a la ciudad pues esos hombres la buscarían hasta matarla. Después de media hora, empezó a tener frío y hambre. La oscuridad estaba haciéndose presente. Temía de que por la noche podrían acercarse animales salvajes, si no hacía algo de inmediato se la terminarían comiendo en ese lugar. Pensó en escalar un árbol para estar a salvo. Trató de subirse pero cuándo estaba a punto de alcanzarlo cayó de espaldas al suelo, ocasionándole un dolor insoportable en todo su cuerpo. Trató de levantarse hasta que empezó a escuchar unos pasos extraños provenientes de entre los árboles. El miedo recorrió todo su cuerpo, paralizandola en el acto. Sintió una presencia muy cercana, y gritó sin parar cuándo sintió un brazo que la sujetó por su cintura desde atrás. No sabía quién podía ser, pero sí era uno de esos asesinos sabía qué estaría muerta....¿La habían encontrado?....Sólo podía escuchar un respiración agitada detrás de ella, temió lo peor y esperó finalmente su muerte.
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Propósitos -(En Creación)-
SpiritualCuatro Jóvenes y cuatro vidas totalmente diferentes que se unen para salvar sus propias vidas del desastre. Tendrán que afrontar toda clase de peligros, dificultades, persecuciones y tormentas para encontrar el verdadero camino que los guiara al rea...