________________________________________________________________________________
"De modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes." (Col 3:13)
________________________________________________________________________________
Hace unos días Elysha había comenzado a asistir a la iglesia que había realizado el evento en la plaza. Sé sentía mucho mejor y en paz, por supuesto que aún trataba de acostumbrarse, debido a que nunca le habían enseñado nada sobre esto. A veces sé sentía muy ignorante, ni siquiera sabía cómo orar. No sé atrevió a comentarle a ninguna de las personas que asistían al mismo lugar esas inquietudes o dudas, por qué pensaba qué pasaría vergüenza. Se aislaba a escuchar las predicaciones y luego se levantaba para marcharse a casa. No le comentó a su tío nada de lo sucedido, pero sí le anunció que dejaría de usar el hiyab para evitar otro ataque de xenofobia. Seguía trabajando en el café cómo todos los días. En cuanto a Calixto, siguieron viéndose algunas veces en la semana, estaban emprendiendo su amistad poco a poco.
Él por su parte, seguía luchando para dejar aún lado sus adicciones a su mundo loco de alcohol. Trataba de hacerlo para qué Elisa pudiese entrar en su vida y no alejarla, sé sentía muy cómodo cuándo hablaba con ella. Estaba convencido de que conocerla no había sido una casualidad. Cómo de costumbre lo invitaban a muchas fiestas, sentía algo de temor de invitarla. No sabía si a ella le gustaban estos lugares, pues se mostraba cómo una chica recatada que no recurre estos antros, sin embargo, esa noche le envió un mensaje para encontrarse dentro de una hora para ir a una fiesta. Esperó ansioso su respuesta y cuándo leyó se respuesta qué era afirmativa se contentó mucho.
Ella se encontraba en su departamento cuando leyó el mensaje de Calixto, se detuvo a meditarlo por unos minutos. Jamás había ido a una fiesta y sé preguntaba cómo podían ser esos lugares. Tuvo algo de miedo de ir, había algo dentro de ella qué le hacía sentirse mal respecto a esta decisión, pero la curiosidad le gano al razonamiento, por lo que aceptó. Pensó que simplemente experimentaría como una simple joven y sí se arrepentía podía regresarse a casa. Se vistió de una manera sencilla, no estaba acostumbrada a mostrar piel demás, siempre necesitaba sentirse cubierta para qué hombres mal intencionados no sé fijaran en su cuerpo. Esperó junto a la puerta hasta que escuchó el timbre anunciado que su amigo ya había llegado por ella. Le abrió y lo saludo amablemente, luego recogió su bolso y se dirigieron hasta el auto.
"Se dice: «Todo está permitido», pero no todo es bueno. «Todo está permitido», pero no todo es beneficioso. (1 Co 10:23)"Al llegar al lugar pudo observar un local bastante amplio, con la música alta y lleno de muchísimas personas. Por fuera se podía apreciar las largas filas que la gente hacía para ingresar a la discoteca. Calixto tenía un pase especial por lo que no demoraron en entrar sin hacer ninguna cola. Adentro el ambiente estaba enloquecido, con gente por todas partes en los dos pisos del establecimiento, música a todo dar y bebidas alcohólicas en abundancia. El olor a cigarrillo invadía todo el sitio, al punto de que era asfixiante. Caminaron hasta el nivel Vip dónde les esperaba una mesa rodeada de amigos de él. Sé podía respirar mejor, pero Elisa se sentía muy aturdida, fuera de lugar. Se presentó amistosamente, trató de encajar en su grupo, pero simplemente no lo lograba. Ellos tenían vidas distintas, solo pensaban en tomar alcohol sin control y compartir las drogas como si fueran caramelos. Todos tenían bastante dinero y nada más les importaba festejar hasta desfallecer.
Por la presión la obligaron a beber un poco, de lo cual ella únicamente probó un sorbo qué fue suficiente para hacerla sentir mal. No estaba acostumbrada a este estilo de vida, simplemente era una joven más sencilla y recatada. Vio cómo esas personas no comparten las mismas creencias que ella, no tenían temor de nada. Al cabo de dos horas se sentía tan disgustada con ese ambiente, ya no soportaba más a los ebrios ni sus drogas. Le daba asco todo y la gota que derramó el vaso fue cuando Calixto la arrastró para que bailara con ella de una forma no tan decente, lo cual para ella fue una ofensa total. Sé sentía perturbada y muy mal, sé arrepentía tanto de haber aceptado venir a esta discoteca, por lo que tomó sus cosas y no lo pensó dos veces. Le dijo a Calixto que se iría a su casa y sin más atravesó las puertas para empezar a caminar hasta su casa, hasta que él la llamó a lo lejos para pedirle que se quedara.-Lo siento por lo que pasó, pero no te vayas así o al menos déjame compartir más tiempo a tú lado-Explicó Calixto mientras la miraba.
-No puedo estar más en este lugar, no me siento nada bien. Me equivoque por aceptar, lo lamento pero este no es mi entorno. Entiendo que esté sea tú mundo, sin embargo, no quiero continuar más en él.-Comentó Elysha.
-Bueno sí así lo deseas, está bien lárgate y no vuelvas más. Qué te vaya bien con tu vida de monja.- Gritó Calixto despreciandola ya que el alcohol estaba haciendo estragos en él.
Elysha se sintió muy triste por escuchar esas últimas palabras, ya que él había sido su primer amigo desde que llegó a España, pero su comportamiento no sé podía justificar. Estaba consciente que su estado de ebriedad le hacía decir esas cosas, más no quiso discutir más con él, por lo que se marchó a su hogar sin mirar atrás.
Al cabo de una semana Calixto se encontraba en su departamento pensando que realmente se arrepentía de haberle dicho esas palabras a Elysha. Sabía que no podía obligarla a que aceptara su forma de vida loca, ni siquiera comparten la misma cultura. Sé imagino más de una vez cuál sería la manera correcta de pedirle disculpas, pero no sé atrevió a buscarla. Solamente dejaba pasar el tiempo porque consideraba que ella no merecía ser arrastrada en su vida de adicciones. Sé sentía cansado y desesperado por no encontrar una solución a su vicio del alcohol, lo intentaba pero fracasaba en el intento. Nunca quiso ayuda ni pensaba pedirla.Trató de recordar cuándo su vida se tornó así de desastrosa y su mente viajó hasta unos años atrás, cuándo la empresa de teléfonos de su madre comenzó a internacionalizarse, lo que implicó que ella se ausentara durante meses por viajes de negocios; él se quedaba solo con las personas de servicio, entonces fue cuando su etapa de rebeldía inició, cuándo salía con sus amigos y hacía lo qué quería ya que nadie podría detenerlo. En los momentos de soledad se aferraba a cualquier botella como consuelo para tratar de olvidar lo miserable que se sentía. Las pocas veces que veía a su madre, siempre terminaba en discusiones, por lo qué él decidió convertirse en lo peor, derrochar dinero y vivir sin rumbo alguno.
ESTÁS LEYENDO
Propósitos -(En Creación)-
SpiritualCuatro Jóvenes y cuatro vidas totalmente diferentes que se unen para salvar sus propias vidas del desastre. Tendrán que afrontar toda clase de peligros, dificultades, persecuciones y tormentas para encontrar el verdadero camino que los guiara al rea...