CAPÍTULO XVIII

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" Dios puede darles a ustedes con abundancia toda clase de bendiciones, para que tengan siempre todo lo necesario y además les sobre para ayudar en toda clase de buenas obras."· (2 Co 9:8)

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                   Hace más de una semana que Calixto había salido del hospital, estaba recuperándose con la ayuda de Elysha. Ella se encargaba de cuidarlo en el nuevo departamento donde vivía. Hace unos días, él la había acompañado por primera vez a la iglesia, donde tuvo una experiencia sobrenatural y sintió que una vida nueva comenzaba para él. Poco a poco iba aprendiendo muchas cosas junto a ella. Estaba muy arrepentido de todo el daño que había ocasionado y no quería más verse en esa condición nunca más.


Estaba en búsqueda de un nuevo empleo, pero únicamente conseguía para atender en bares, ofertas que por supuesto no eran favorables para su condición. Pidió por primera vez qué sé le diera una buena oportunidad en un lugar donde pudiera crecer como persona y demostrarle a su madre que no la necesitaba para nada. Ella ni se preocupó en llamarlo después del incidente, lo que le mostró la importancia que sentía hacía su propio hijo.

Empezó a ayudar a Elysha a atender el café algunos días por la semana. Además se integró al grupo de música de la iglesia, donde realmente se sentía en calma y feliz. Trataba de recuperarse de su pasado, sin embargo, a veces recordaba a sus amigos y los momentos que pasaron juntos. Sé cuestionaba por qué ninguno se había tomado la molestia de visitarlo en su departamento actual o de escribirle algún mensaje. A pesar de qué le molestaba eso, decidió ir a visitar a uno de sus amigos que siempre compartió aventuras a su lado. Tomó sus cosas y salió rápidamente de su casa.

Camino unas cuantas cuadras hasta encontrar la casa de su amigo Thomy, que quedaba al final de un conjunto residencial. Tocó el timbre y esperó unos minutos hasta que la puerta se abrió, dejando ver a su amigo. Era un joven de piel oscura y cabello enrulado azabache. Esté le miró de una forma sorprendida y extrañado.

-Calixto, ¿Qué haces por acá?- Preguntó Thomy

-Tenemos tiempo sin hablar y más nunca supe sobre ninguno de ustedes.-

-Bueno he estado algo ocupado...cada quién está haciendo su vida.- Lo miró indiferentemente.

-Ya veo...tan ocupado que ni siquiera pudieron visitarme en el hospital-

-Lo siento en verdad. Todos nos enteramos de lo qué te pasó, fue difícil de aceptarlo. Te despojaron de todos tus lujos, amigo lo perdiste todo.-

-Es cierto, perdí lo material, pero no me arrepiento, porque ahora tengo una mejor vida en paz, sin adicciones y con Dios en mí vida me va mejor.-Dijo Calixto mirándolo con una gran indignación tratando de entender al que decía ser su amigo.

-No me digas que ahora te metiste a Cristiano para y qué "redimir" todas las porquerías que hiciste... Por esas razones ya nadie te quiere visitar ni estar a tú lado. Te lavaron el cerebro por completo.-

-¿Sabes qué Thomy?, no necesito la opinión de ustedes, y espero que algún día te des cuenta de tu grave error. Me rechazan por ser pobre y por haber decidido cambiar mi estilo de vida. ¿Qué clase de amigos tengo?....olvídalo, me marcho.-Exclamó el, retirándose con mucha tristeza en su mirada. No podía creer simplemente la actitud de su antiguo amigo.

"La riqueza atrae multitud de amigos, pero el pobre hasta sus amigos pierde." (Pro 19:4)

"El que tiene riquezas, tiene muchos amigos; todos buscan la amistad del que reparte a manos llenas." (Pro 19:6)

Al llegar a casa encontró a Elisa, quién lo esperaba con varios dulces en la mesa. Estaba bastante triste por lo que había sucedido antes, por lo que sé lo contó todo y ella le ofreció un cálido abrazo para hacerle saber que no estaba solo, que ella siempre estaba cómo su amiga sin importar su condición o su pasado. Compartieron el resto de la tarde juntos, comiendo dulces hasta que llegó las seis de la tarde y ambos tenían que dirigirse a la iglesia que quedaba a unas cuadras para escuchar el servicio.

Elysha observó a su amigo en el coro, realmente su voz era magnífica y un deleite escucharlo. Le daba gracias a Dios por haberle dado otra oportunidad de vivir una vida diferente y alejarlo de sus adicciones. Recordó que al comienzo fue difícil, debido a que su amigo tenía mucha abstinencia, que lo colocaban en un estado de mal humor, arrojando cosas por el departamento, sin embargo con el paso del tiempo todo mejoró y estaba realmente orgullosa de aquel chico.

Para cuándo terminó el servicio, ambos se dirigieron a las oficinas de la iglesia para buscar los boletines que habían acordado repartir para qué las personas pudieran enterarse del próximo evento de la otra semana. Al llegar observaron a la secretaria que al parecer estaba ocupada anotando a varios jóvenes en una lista. Esperaron su turno hasta ser atendidos.

-Hola, ¿ustedes también vienen a anotarse para las misiones?- Preguntó la secretaria mirándolos a ambos.

-¿Qué misiones te refieres?-Cuestionó con curiosidad Elysha.

-Las que anunció el pastor ayer en la tarde. Son varias campañas que irán a varios pueblos de muy bajos recursos, para llevar alimentos y medicina, así como la Palabra por supuesto. Pueden anotarse como voluntarios, saldrán este mismo viernes.-

-Oye me parece una gran idea, tengo muchos ánimos de ir a lugares desconocidos y ayudar. Necesito salir de esta ciudad, ¿qué opinas?- Dijo Calixto mirando a su amiga con una gran sonrisa.

-Bueno creo que podría convencer a mí tío para que se ocupe del café mientras no estamos...Si, vamos a hacerlo me parece una buena obra para hacer cosas diferentes.-Aceptó ella finalmente, para luego anotar sus nombres en la lista de voluntarios. Retiraron el resto de la información que necesitaban, así como las camisas que usarían siempre en la misión para identificarlos como parte del grupo de la iglesia.

"Su amor debe ser real y sincero. Detesten el mal y apeguense sólo al bien. Ténganse cariño unos a otros, como hermanos. Den preferencia a los demás y respétense unos a otros. No sean perezosos con los trabajos que deban hacer para el Señor, y hagan todo con entusiasmo. Alégrense en la esperanza, tengan paciencia en las dificultades y sean constantes en la oración. Cuiden a los necesitados que hay en el pueblo de Dios. Busquen y reciban en su casa a los que necesitan ayuda." (Rom 12:9-13)


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