Capitulo 35

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Narra Oriana

Esa pregunta no me la esperaba, todo me había golpeado en la cara como una bola de nieve en pleno invierno, las palabras de mi abuela resonaban en mi cabeza, veía mi pulsera y luego veía a Marco, luego recordaba a Julian, sí, maldita sea lo admito, con todo mi corazón yo hubiese deseado que Julian encontrara mi pulsera, que fuera él y solo él, pero el destino no lo quería así, tal vez solo necesitaba tiempo con Marco, si la estupida leyenda era cierta, entonces yo terminaría muy enamorada de Marco, para siempre.

"a cada duende se le regala una moneda al nacer, con la esperanza de que la pierda algún día y al encontrarla, el amor lo encuentre a él."

-...- no sabía que decir, parecía que un gato me había comido la lengua, ¿o era un ratón?, oh vamos, no recuerdo, ¿Qué hago?

Flashback*

-¿de verdad?, ¿a todos se les perdió y vivieron felices para siempre?- le dije un tanto sarcástica.

-no felices para siempre, pero si encontraron al amor de sus vidas, a mi nunca se me perdió, mira, aún la tengo- ella sacó una cadena de su cuello la cual era escondida por su blusa, la miré, era justo como la mía, pero aquella moneda no tenía mis iniciales.

-¿y por qué te casaste con mi papá?- me sentía como una niña la cual no sabe muchas cosas.

-porque, la vida no espera por ti, además, yo soy partidaria de que en la vida te puedes enamorar más de una vez, no con la misma intensidad, pero lo haces- mamá pasó su mano por mi cabello acomodándolo para atrás.

Fin del flashback*

¿de verdad podría enamorarme de Marco?, no lo sé, pero si no me arriesgo nunca lo sabré, debo poner todo de mi parte si quiero olvidar a Julian y si la historia de la moneda era cierta, entonces Marco, sería mi amor por siempre, justo como la abuela fue para mi abuelo, justo como a todos les había pasado en mi familia.

-sí... sí quiero ser tu novia- le dije un tanto afligida, quisiera sonar muy emocionada, pero estaba bastante confundida por todo, empezando por mi pulsera, ¿Cómo había ido a dar fuera de la casa?, que extraño, si creo que la perdí desde hacía mucho, esto parece más como brujería, en fin.

-¿enserio?...digo, te prometo, que no te voy a fallar, nunca- Marco me sonrió tiernamente, sus ojos verdes se veían más brillosos gracias a las luces, todo parecía perfecto, nosotros dos ahí arriba, él sintiendo y yo...tratando de sentir algo.

"si me fallas ya no podría soportarlo", dije en mi mente, Marco no podría fallarme, no así como lo hizo Julian, mi corazón no soportaría otro de esos dolores, y más si él fue el que encontró mi moneda, miré directo en sus ojos verdes, y sonreí, no... él no me fallaría, y si depositaré mi confianza en alguien, será en Marco.

-te quiero Ori- dijo él sin trabarse ni dudar, nuestras frentes estaban pegadas y él acariciaba mi rostro, una vez más lancé una mirada a mi pulsera, bueno abuela, espero tu cuento no sea un invento, porque estoy depositando toda mi confianza en tu moneda y en sus resultados.

-yo... también...te quiero- dije tratando de convencerme de mis propias palabras, entonces con mis manos abrazadas a su cuello, lo acerqué y juntamos nuestros labios.

Narra Julian:

Agus y Eliseo ya llevaban ochenta libras esterlinas apostadas, y creo que iban por más, de vez en cuando el duendecito volvía a mi mente, me martillaba la cabeza tratando de averiguar cómo es que llegó a despreciarme tanto.

-vamos, Serrano, es tu turno- dijo Agus sentándose a un lado de mí, yo me levanté y tomé una bola azul, la que me daba suerte decían, al principio pareciese que el tiro iba chueco, pero luego se fue en línea recta e hice pleno, haciéndome ganar el juego.

"De un extremo a otro"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora