Capitulo 60

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Narra Julian:

Otra vez se fue, ni si quiera me dijo algo válido, "¿Cuándo lo ha hecho?", tienes razón, nunca.

-toma, lo necesitas más que yo- miré el bote de helado que Tato me tendía, "tómalo, a las chicas les funciona".

-no me siento tan mal como para ahogarme en chocolate, gracias, Tato- me fui a mi habitación, me duele el corazón, literalmente hablando, claro, ¿Qué hago?, hace unas horas seguía dispuesto a luchar por recuperarla, ¿Por qué es tan difícil?, hay algo, algo que no la deja confiar en mí, o tal vez sea alguien que no la deja confiar.

Narra Oriana:

Aparqué el coche afuera de la casa de mi madre, necesitaba pensar y mucho, aún sentía una sensación molesta en el pecho, que me daban ganas de llorar, toqué el timbre dos veces, después escuché unos pasos acercarse.Pablo apareció al otro lado de la puerta con el pijama puesto.

-¿Ori?... pasa... llamaré a Cathy- mi padrastro me dejó parada en medio de la sala mientras subía a buscar a mi madre, supongo que lo preocupé por mi aspecto, tenía la cara hinchada de tanto llorar y restregarme las mejillas en mi intento de secarlas con las manos.

-¿Qué sucede, cariño?- mi mamá se aproximó a envolverme en sus brazos, entonces me lancé a llorar de nuevo como si no tuviera un fin, Pablo subió para darnos privacidad.

-¿Por qué lloras?, ¿Benja te hizo algo?- negué despacio con la cabeza, ella se sentó en el sofá y me hizo un ademán con la mano para que me fuera a colocar a su lado, en lugar de sentarme me recosté, puse mi cabeza en sus piernas y ella me hacía masajes en la coronilla.

-lo amo...- no estoy segura si mamá escuchó, porque lo dije más para mí que para ella, esta es la primera vez que yo lo admitía en voz alta hacia mí misma.

-ya sé que lo amas, cariño, por eso te vas a casar con él... pero no entiendo porque lloras- me incorporé quedando sentada con las piernas arriba del sofá, mi mamá me miraba con el ceño fruncido.

-no mamá... no es a Benja, bueno, sí... un poco... es que no sé, ¡no sé nada!- quería golpearme a mi misma de la frustración.

-cielo... no estoy entendiendo, ¿Qué es lo que sientes?- recargué mi cabeza en el hombro de mamá.

-tú siempre me decías que siguiera mis sueños, que pensara en mí primero que nadie... que las cosas siempre deberían venir después de mí y lo que yo deseara... entonces, me fui a Stanford, porque eso era una de las cosas que más quería en el mundo... el problema... es que en mis planes jamás estuvo querer y desear nada más que eso... entonces apareció Julian, no puedo mamá... no pude... creo que yo no estoy hecha para romper promesas-

-¿Qué promesas?-

-le prometí a Julian que lo amaría siempre... ¿no soy una idiota?- mamá soltó una pequeña risa, ahora se burla de mí, como si no tuviera suficiente conmigo insultándome.

-tu abuela es una sabia, cuando tuve mi primer novio, y por supuesto acabó mal como la mayoría de las veces, yo usé las mismas palabras que tú, "soy una idiota", entonces tu abuela me dijo... "si no estás dispuesta a actuar como idiota... entonces no mereces estar enamorada... felicidades, ya has aprendido a amar, ahora solo encárgate de hacerlo bien a la próxima"-

-la abuela y sus cosas... como esa condenada moneda... patrañas- mamá se giró a verme molesta.

-tu abuela pudo decir muchas cosas locas, pero en su locura, eran bastante ciertas, ¿Qué me dices de Pablo y yo?, él encontró mi moneda...-

-¿a sí, y entonces porque te casaste con mi papá si crees en esa estúpida historia?, porque yo no lo entiendo-

-me casé con él por la misma razón que tu lo harás con Benja... porque si lo amé... ya te lo dije Ori, en la vida se puede amar a muchas personas, pero nunca con la misma intensidad... el enamoramiento se acaba... solo unos cuantos aman-

"De un extremo a otro"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora