Capitulo 63

1K 44 2
                                    

Narra Angela*

-¡Tato, espera!- bien, tomó mi orgullo en este momento y lo arrojo a la basura, es la única forma de lograr que él me perdone, tal vez me di cuenta algo tarde, o más bien acepte tarde que Tato me encanta, pero jamás es demasiado tarde para actuar y hacer las cosas bien.

-¿Qué haces aquí?- dijo él mirando la calle, parecerá muy psicópata pero lo seguí del cementerio a su departamento, Juli se bajó del auto recién estacionado y miró la escena con una sonrisa.

-yo ya me voy...- antes de que cualquiera pudiera decir algo Julian se había esfumado, Tato miró al suelo y puso sus manos en los bolsillos de su chaqueta.

-yo... venía a decirte algo... en realidad tenía preparado algo muy especial, pero supongo que las cosas jamás me resultan como espero... cuando salí contigo, admito que fue porque Juli me lo pidió, pero... como te digo, las cosas no me salen a como espero... y... yo...- solo tengo que decirlo, "estoy enamorada de ti", ¿Qué tan difícil puede ser eso?, "bien, es muy difícil", hacía tanto no me siento vulnerable, ni cuando papá nos abandonó a mí y a mi mamá, o como cuando ella murió, simplemente supe que amar a alguien y confiar te hace débil y le das el poder a otros de destruirte.

-¿tú qué?- bien, hace unas horas tenía un discurso conmovedor, y ahora no me sale ni si quiera un quejido de mis cuerdas vocales, "no puedes ir por la vida pretendiendo no sentir nada", ahora las palabras de Julian resonaban en mi cabeza, una vez en el trabajo le pregunté el porqué aún seguía queriendo a Oriana o intentando amar a alguien más, y él me respondió eso, tal vez tenga razón, a lo mejor está equivocado, pero todo suena muy tentador.

-yo... te amo- ¿piernas para que las quiero, si no son para correr?, lo hice más rápido que un correcaminos, llegué a mi auto y me fui de ahí, si hay algo que se me da es esto de las estupideces, ¿Quién declara su amor y luego sale corriendo?, solo a mí se me ocurriría.

Narra Julian:

Vi a Tato entrar con una cara que más bien podría sustituir por un signo de interrogación, ¿ahora que se trae?, supongo que no salió del todo bien con Ange.

-las mujeres son sumamente complicadas, tengo 23 años, y apenas doy crédito de ello... sí definitivamente no sirvo como psicólogo-

-¿Qué fue lo que paso?-

-me dijo que me ama... y luego salió corriendo como si yo tuviera la peste-

-suele suceder... nos tocó ser hombres- me levanté del sofá y le di una palmada en la espalda.

-¿se supone que eso me ayude en algo?- sonreí para mis adentros, al parecer alguien estaba necesitado de una respuesta rápida a su confusión, lamentablemente yo no soy quien debe dársela.

-no, como amigo tuyo, mi trabajo es confundirte más y molestarte- los ojos azules de Tato se entrecerraron.

-tenías que ser escritor, claro-

Narra Oriana:

-cuida a tu hermano mi amor- dijo papá antes de cruzar la puerta del aeropuerto.

-lo haré, no te preocupes por nada, cuídate tú, ¿sí?, y sonríe un poco- sé que está demás decir que estos días sin Anne han sido difíciles, Sabri ha estado en casa con papá y Mateo ya que las cosas de su mamá las ha estado guardando en cajas.

-lo haré, cielo, cuídense- papá cruzó la puerta para ir a la sala de abordar, tenía apenas media hora para llegar al trabajo, Sabri por hoy se había encargado de llevar a nuestro hermanito a la escuela, pero mañana me tocaría a mí.

Las siete en punto, apenas llegué al hospital, Fer se encontraba tomando apuntes en su portátil justo en recepción.

-oh, Ori, supe lo de tu madrastra apenas hoy, lo siento mucho- ella rodeo el escritorio y me abrazó.

-gracias, Fer, ¿hay mucho trabajo?-

-la actividad está normal, pero hay alguien en tu consultorio que quiere verte- no se describir la cara que puso Fernanda, era algo así como de picarona.

-bien... ¿se puede saber quién es?- Fer negó, bien, sé que discutir con ella es como hablarle a una roca, ella jamás dirá nada, giré sobre mis talones y me dirigí a mi consultorio.

-Julian...- bueno, por lo menos dije algo, me sentía tan mareada en su presencia, ¿o será que no he comido nada desde ayer?

-hola, yo... bueno seguramente te preguntaras porque estoy aquí- cerré la puerta y dejé mis cosas encima del escritorio sin dejar de mirar a Julian.

-supongo...-

-yo... te traje esto- me extendió un cuadernillo bastante gordo, le calculaba a simple vista unas trescientas hojas, en la portada claro se leía "mi chica".

-¿Qué es?- se acercó a mí tanto que podía sentir el latido de su corazón.

-es que hoy tengo una cita con un editor, al parecer quiere publicarlo, pero esto lo escribí por ti, y siempre quise que tú lo leyeras antes que nadie- la boca se me cayó al suelo, literalmente hablando claro, el corazón se puso a latir con tanta fuerza que pensé que me rompería una costilla.

-¿Por qué me haces esto?- dije enojada.

-¿hacerte qué?- Julian frunció el ceño acercándose aún más a mí.

-oh, no te hagas el tonto Julian, sabes que estoy con alguien más y vienes tú...-miré a sus labios una y otra vez mientras hablaba, como si fueran un imán solo lo besé.

Narra Julian:

-no te hagas el tonto Julian, sabes que estoy con alguien más y vienes tú...- apenas pude percatarme de cuando sus manos subieron a mi nuca y me acercaron a ella juntando nuestros labios, traté de no sonreír pero me fue inevitable, y es que ella me besó esta vez, ¿entienden?, fue ella, yo no, ella, "te está despeinando", que importa, "está arrugando tu camisa", que importa, "te estás enamorando más de ella", ¿se puede?, "creo que sí", que importa, "tiene novio y se va a casar con él", que importa, ¡déjame disfrutar este momento, hasta que ella se dé cuenta de lo que hace!, sus labios se movían suavemente por los míos, tanto que a veces era desesperante la lentitud con la que lo hacía.

-lo siento... yo...- ella se alejó de mí tan rápido que otra vez no me dio tiempo de reaccionar correctamente, se tocaba la boca y miraba al suelo con las mejillas sonrojadas.

-solo tienes que decirlo...- acorté de nuevo la distancia quedando a centímetros de ella y su hermoso rostro color rojo de vergüenza.

-¿Qué-que cosa?- una sonrisa volvió a formarse en mi cara al escucharla tartamudear.

-las palabras mágicas...- con mi mano acaricié su mejilla.

-¿Cuáles son las palabras mágicas?- ella cerró los ojos una vez que me acerqué lo suficiente para rozar nuestros labios de nuevo.

-te amo...- sus ojos se abrieron de golpe encontrándose con los míos.

-yo...-

"De un extremo a otro"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora