Capitulo 72

1.2K 51 6
                                    

Narra Julian:

Me quedé conversando con mis amigos y uno que otro trabajador de la editorial, pero Ori no volvía del baño y comencé a preocuparme, ¿Y si se sintió mal?, ¿o si fue a vomitar?, sé lo difícil que es para ella esto de la rehabilitación, no me gustaba que tardase tanto en los baños, fui hacia Sabrina para que así ella se asegurara de que mi duendecito estuviera bien.

-hola, Sabri, ¿podrías hacerme un favor?- ella asintió.

-claro, dime-

-¿podrías ir al baño y asegurarte que Ori esté bien?, esta tardando demasiado- Sabri asintió, tomó su bolso y se disculpó con Nico, este se me quedó mirando con el ceño fruncido.

-¿Cómo va todo?- preguntó metiendo las manos en sus bolsillos.

-bien, solo que todo esto de... ya sabes, su anorexia, es... difícil- mi amigo puso una mano sobre mi hombro y me sonrió comprensivamente, Sabrina regresó con una mueca de confusión en su rostro.

-¿Qué pasa?- ella miró a Nico y se mordió el labio inferior.

-fui al baño como me dijiste, pero ella no estaba ahí- ¿acaso ya había salido?, miré a la mesa donde estaban mis suegros, ella no estaba con ellos, y en la de los chicos tampoco, simplemente desapareció, comencé a buscarla como loco por todo el salón.

-¡Julian!, es hora de la presentación, vamos- Andrew me tiro del brazo pero me libre.

-no puedo comenzar si no encuentro a mi novia primero-

-ella debe de estar por aquí, vamos Julian, ya no hay tiempo, sube- sin poder oponerme más subí al escenario seguido de Andrew, miré a todos los presentes, y fue tal mi sorpresa cuando vi a Rocío en una de las mesas, supongo que ella está aquí por trabajo porque yo no la invité. Pasee mi mirada por cada rincón antes de que Andrew terminara su discurso de apertura y me cediera la palabra, mi duendecito feliz no estaba por ningún lado, ¿Dónde se metió?

-con ustedes, el autor de este libro, Julian Serrano- la gente aplaudió, con paso firme caminé hasta donde se encontraba el presídium y el micrófono.

-buenas noches a todos...-

Narra Oriana:

Una vez que me cansaron mis tacones tomé un taxi de vuelta a casa, saqué mi caja y de ella mi diario, quedaba una última página, lo último que escribí fue esto:

"este año, desee conocer a alguien especial, alguien que cambie mi vida, que vea más allá, que solo me vea a mí, una chica insegura, con un corazón roto que aún puede dar mucho, que no le importe que no sea tan bonita o tan simpática, tal vez cuando salga de rehabilitación lo conozca, no pido que sea guapo, solo que sea una buena persona, que me ame de verdad, que me acepte como soy. Mientras tanto aún sigo encerrada, no sé qué haré cuando salga de aquí, he subido seis kilos, normalmente me mataría, pero me siento bien, incluso me dejan salir a la playa de vez en cuando, es privada y solo pasean por ahí chicas del centro, pero converso con ellas y hasta se puede decir que somos amigas, compartimos el mismo sentimiento, a todas la vida nos trajo hasta aquí de un modo distinto, pero a fin de cuentas terminamos en lo mismo, me da tristeza saber que no todas quieren rehabilitarse, yo sí, estoy cansada de sentirme enferma de mí misma, quiero amarme, quiero amar mis muslos, mis brazos, mi abdomen, mi cara, mi cabello, mis orejas y sobre todo, quiero amar a mi corazón. No deseo volver a mi escuela, ya no quiero vivir con mi madre y su familia postiza, prefiero irme a Londres con mi papá, él martes vino a visitarme, aún estoy muy delgada y se sorprendió, pero igualmente me dijo lo mucho que me amaba, y que si yo quería podía ir a vivir con él, comenzar de cero, conocer gente nueva y seguir la vida"

"De un extremo a otro"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora