Capitulo 67

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Narra Benja*

Oriana está fuera de sus cabales, no desayuna, no come y tampoco cena, o no que yo sepa, estos últimos días no la he visto, se la pasa haciendo ejercicio, no duerme, y pasa más tiempo con su báscula que conmigo o su familia, la última vez que vio a Mateo, su hermanito fue hace cuatro, o cinco días, desde ese entonces no ha hablado ni si quiera con su madre o su padre, no entiendo que fue lo que pasó, ¿Por qué ese cambio tan drástico en su vida?, de un día para otro ella era una Oriana totalmente diferente, ya no sonríe, está como retraída en su propio mundo.

-¿hola?, Marco, soy yo, Benja- Marco estaba solo en un departamento, gracias a que Agus se mudó con Valentina, tal vez pueda quedarme con él, no dejaría que Oriana se fuera, él que tenía que hacerlo era yo.

-¿Qué pasa, amigo?, te escuchas mal- si supiera que es lo que me pasa.

-larga historia, ¿puedo quedarme en tu departamento?- comencé a sacar mi ropa del armario y a meterla en una maleta.

-claro... pero, ¿todo está bien?- miré hacia una foto de Ori, cuando ella era la de antes y no la de ahora.

-no, no lo está, te veo en la constructora- seguí guardando mis cosas, pensando en la forma de ayudar a Ori sin que ella supiera, tal vez no solo estaba en mí, ¿será que Julian podía hacerla entrar en razón?

Fin de la narración*

Narra Julian:

Estaba a una semana del lanzamiento de mi libro, Andrew ya me había conseguido mi primera sesión fotográfica, pero no me siento muy cómodo con toda la atención, la maquillista de vez en cuando vuelve a retocar mi cara con polvo, el cual me pica de sobremanera, ¿Cómo pueden usar las mujeres el maquillaje sin rascarse la cara todo el tiempo?, es como una tortura.

-genial, ahora quiero ver más tu lado misterioso, dale a la cámara una cara enigmática y a la vez sexy- miré a Andrew con el ceño fruncido mientras este contenía su risa, a fin de cuentas él lo único que hace es estar ahí parado mientras a mi me mandan a hacer cosas extrañas, el fotógrafo pareciera tener un ataque de epilepsia, se movía de un lado a otro, se tiraba al suelo, en fin, todo para sacarme una fotografía decente.

-hemos terminado, ¡estuviste fantástico!, tus fotografías estarán perfectas- por fin el martirio llegó a su fin y podré quitarme el saco y la corbata que me asfixian.

-quita esa cara, hombre, lo más difícil aún no viene- dijo Andrew en un tono bastante irónico que me hizo reír. Además de ser un gran editor, y tener un buen ojo para la publicidad es un buen amigo.

-gracias, que consuelo, pero ya enserio, las sesiones de fotos no son lo mío- fui hasta el cuarto de vestuario en donde se encontraba mi ropa.

-¿Qué dices?, Michael quedó fascinado con tu anatomía- le volví a mirar esta vez con los ojos entrecerrados y este rompió en carcajadas.

-no es gracioso, de verdad me incomodó la situación- tomé mi celular de la bolsa trasera de mis pantalones y observé tres llamadas perdidas de un número desconocido.

-no te preocupes, el fotógrafo tiene novio- otra vez el volvió a reír a lo que yo me uní por que para ser sinceros me hizo gracia.

-¿por hoy he terminado?- Andrew sacó su agenda electrónica y le echó un vistazo.

-sí, pero mañana tenemos cita con la editorial, no se te olvide, a las 8 am- asentí escribiéndolo en una nota de mi celular, cuando este comenzó a vibrar diciéndome que alguien estaba llamándome, el número desconocido, ya tenía varias llamadas, así que podría ser algo importante.

"De un extremo a otro"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora