Capítulo 22

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El frío de la noche se comenzaba a hacer presente, y el cuerpo de Joel junto al mío complementaban el ambiente perfectamente. Lo besé con desesperación, abriendo la puerta con mis pies de una patada. Cuando entramos, me separé y lo hice retroceder hasta chocar con la pared.

—¿Estás seguro de que después no te vas a arrepentir y me vas decir que fue un error? — sonrió de lado con diversión y se encogió de hombros.

Dirigí mis labios a su cuello y comencé a repartir besos y a mordisquear sin dejar marcas, a pesar de todo, no quería causarle problemas con Erick. Sus pequeños jadeos eran música para mis oídos, y sus expresiones retorcidas me excitaban demasiado.

Cuando creí que era suficiente, lo tomé del brazo acercándolo a la cama y retiré su camiseta rápidamente. Observé y me deleité por un momento con su cuerpo trabajado, mordí mi labio inferior y besé sus pezones hasta dejarlos totalmente erectos. Con mis manos sobre el borde de su pantalón, volví besar sus labios.

Él tomó finalmente la iniciativa de besar mi cuello, logrando sacar suspiros y jadeos de mi parte. Cuando se separó me puse a la altura de la cremallera y la bajé desesperado, vi un gran bulto sobre la tela de su bóxer así que saqué completamente su jean.

Hice que se acostara y me subí sobre él sin dejar todo mi peso. Él llevó sus manos a mi cintura por debajo de la tela y acarició mi abdomen. Segundos después, retiró la camisa con paciencia para encargarse de cada botón. En un rápido moviendo quedó sobre mí y repartió besos por todo mi cuerpo hasta llegar al inicio de mi pantalón, el cual bajó y sacó completamente haciéndonos quedar con solo una prenda.

Lo único que se escuchaba en la habitación era la respiración agitada de los dos, cosa que me llevó a querer continuar sacando su última prenda, y, de esa forma liberando su gran erección. Tomé su miembro entre mis manos y besé la punta, un gemido salió de sus rojos labios que mordía sin parar. Metí todo lo que pude en mi boca y sentí que dirigió sus manos a mi cabello para profundizar.

Lo saqué de mi boca minutos después y también quité mi ropa interior. Besé sus labios para comenzar y abrí lentamente sus piernas con su ayuda, me posicioné de tal forma que mi miembro quedará frente a su entrada, la cual comencé a rozar en forma circular para finalmente entrar en él.

Los gritos de placer no tardaron en hacerse presentes y el sonido de la cama al chocar con la pared. Puse una mano en su cintura y la otra en su hombro, para ayudarme con los movimientos; él tenía la boca entreabierta y mordía su labio constantemente para no hacer tanto ruido.

Me acerqué y lo besé con deseo y desesperación. En ese momento pensé en Erick y lo mucho que desconfiaba de mí, sin motivos en ese momento. Me pregunté qué diría si me viera en ese preciso instante, besando y haciendo mío a su novio, sin embargo, tenía claro que todo era culpa de él por descuidar su relación con Joel y engañarlo.

Sentí que estaba por correrme, así que llegué más profundo provocando que él lo hiciera primero en el abdomen de los dos, y soltara un fuerte grito. Segundos después, lo hice yo dentro de él y salí de su interior lentamente.

Lo cargué y lo hice mío de nuevo, esta vez él encima de mí y de una forma más salvaje. Cuando terminamos, él se acostó en la cama y se tapó con las sabanas, yo me dirigí al baño guiñandole un ojo para que también lo hiciera.

Se acercó con una sonrisa tímida y aún envuelto en la sabana lo cual me hizo soltar una risita. De verdad que era un chico que no estaba acostumbrado a hacer cosas prohibidas, y me daba gusto ser yo quien sacara ese lado oscuro.

—¿Piensas bañarte con la sabana? —levanté una ceja divertido.

—No, pero me da vergüenza estar completamente desnudo frente a alguien —bajó la mirada avergonzado.

—¿En serio, Joel? —traté de contener la risa —. Ya te he visto así dos veces, ¿y ahora te da vergüenza?.

—Es diferente... —saqué la sabana en un movimiento rápido —¡Hey! —reprochó como un niño pequeño.

—Desnudo te ves mucho más hermoso —dejé un pequeño beso en sus labios y abrí la llave.

Los acerqué a mí y comencé a repartir besos en su cuello, bajé hasta su abdomen y finalmente llegué a su miembro el cual acaricié con la mano mientras besaba la punta. Me levanté e hice que enrollara sus piernas en mi cintura.

Acaricié su espalda y entré lentamente en él, por tercera vez en la noche. Fue algo más suave, pero los gemidos de ambos no faltaron. Joel se aferró a mi espalda enterrando sus uñas en ella, mientras yo aceleraba un poco los movimientos al sentir que me faltaba poco para terminar. Finalmente lo hice en su interior al mismo tiempo que él y salí con cuidado, lo bajé y después de un último beso nos bañamos, claro, sin dejar atrás la sensualidad.

Salimos envueltos en una toalla y nos vestimos en silencio. Una vez que ya estábamos completamente con ropa, vi que me miraba atentamente.

—¿Ya te vas? —preguntó terminando de amarrar sus zapatillas.

—Sí. Nos vemos luego, Joel, adiós —me despedí lo más seco que pude y salí de la habitación, que al parecer era la de invitados.

Llegué hasta la puerta de la casa y la abrí lentamente. Sentí un poco de miedo al ver el auto de Erick estacionado al frente, pero él estaba afuera de este besándose con una mujer, para mi suerte, dándome la espalda. Salí corriendo y agradecí el hecho de no haber dejado el carro cerca, ya que no me imaginaba el escándalo que haría él al verme en su casa, con su novio y en la madrugada.

Por otro lado, que descarado era para llevar a la entrada de la casa a su conquista de esta noche, y besarse sabiendo que Joel puede perfectamente asomarse por una ventana o salir y verlos. La pequeña culpa que sentía por haber hecho esto había desaparecido por completo, Erick no se merecía a Joel, eso ya lo tenía más que claro.

Con esos pensamientos llegué y dejé el auto en manos de uno de los guardias. Subí hasta mi habitación y cuando iba a abrir la puerta de esta, siento una mano en mi espalda, di media vuelta y me encontré con Melissa.

—¿Qué haces despierta a esta hora, bebé? —revolví su cabello con ternura.

—Es que quiero jugar, hace unos días el tío Joel dijo que vendría a jugar conmigo hoy, y no lo hizo —un tierno puchero se formó en su rostro y solté una risita recordando el motivo. No tenía las más mínima idea de dónde veía a Joel, pero me parecía tierno que fueran tan cercanos.

—En la noche cuando llegue de trabajar jugamos, ¿bien? —asintió caminando hasta su habitación.

[...]

Al otro día, crucé la puerta de mi oficina con una sonrisa, ya que extrañamente estaba feliz. Vi que ya había llegado Erick así que sonreí inocentemente. Cínico descarado, eso era él para mí, bueno, también yo.

—Buenos días, Erick —saludé lo más amable que pude.

—Buenos días, Chris —respondió de la misma manera.

—Te ves cansado, ¿no dormiste bien? —sonreí divertido con su cara de incomodidad.

—Casi no, Joel da mucha vuelta —se encogió de hombros. Si supiera que fui yo el que dio mucha vuelta en la cama con él, idiota.

—Sí, ya imagino —rodó los ojos y se sentó a mi lado.

—Al parecer, tú tampoco dormiste bien.

—No, pero fue por otras razones —levantó una ceja con picardía.

—¿Amiga con derechos, novia o conquista de una noche? —pensé por un momento, ¿que sería Joel para mí de esas opciones?

—Amiga con derechos —aseguré tratando de sonar lo más convincente posible, mientras lo miraba retador.

Él No Te Ama ||Joerick / Virgato|| TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora