Capítulo 31

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JOERICK

2 meses después...

Miré con miedo la moto que estaba frente a mí, jamás me había gustado el riesgo y mucho menos cuando era algo que podría poner en peligro mi bienestar. Pero tampoco era para exagerar, igual tenía que subir a ella para poder llegar.

—Vamos, Joel. Él no te va a matar —trató de darme confianza Erick.

—Demasiado grande. Igual lo haré —subí a la moto y abracé a Zabdiel fuertemente.

—Nos vemos allá, Joe —se despidió cuando Zabdiel la puso en marcha.

El aire chocaba fuertemente con mi rostro, obligándome a cerrar los ojos. Por mi mente pasaban miles de caídas que podríamos tener, y me recriminaba el hecho de no exigir un casco cuando estábamos subiendo una empinada montaña.

—¿Qué tanto es? —le pregunté en un tono fuerte para que me escuchara.

—Falta poco. No te asustes, hacemos esto muy seguido y no hemos muerto.

Traté de hacerle caso y observar la hermosa vista que tenía a mi alrededor. Me emocionaba el hecho de pasar tiempo con Erick, ya que en los últimos días he logrado aceptar que me interesa como algo más que amigo, sin embargo, no pensaba decirlo.

Se detuvo en una finca, tal y como esperaba, era hermosa y en ella se podía ver perfectamente la cuidad.

—¿Te gusta? —asentí emocionado mientras seguía observando el lugar.

—Es hermosa.

—Como tú, dulzura —lo miré, levantando una ceja.

—¿Estás coqueteandome? —soltó una risita y negó con la cabeza.

—Lo haría, si no estuviera Erick —¿que tenía que ver él aquí?

Estaba por preguntarle pero el ruido de las demás motos y los gritos de los chicos llamaron mi atención. Al parecer les divertía la velocidad, no era algo nuevo en esta sociedad, pero me sentía un amargado al no atraerme ese tipo de cosas.

—Buen trabajo, Zabdi —le dijo Erick cuando llegó a su lado —Siguen vivos.

—Sabes que me gusta la velocidad, pero no iba a poner en riesgo a Joelito.

Entramos los seis a la casa, que por cierto solo conocía a Erick y a Zabdiel. Uno de los chicos, que al parecer era el propietario de la vivienda, me ayudó a dejar las maletas en la habitación donde iba a pasar la noche.

—Voy a buscar una cascada. ¿Alguien me acompaña? —pregunto Zabdiel en la puerta.

—Yo —respondió un chico de cabello azul.

—¿Sólo Eddie? —no recibió respuesta —Está bien, sólo Eddie.

Sacudí la cabeza y me dirigí a mi habitación. Al entrar vi dos maletas, por lo que supuse que tenía que dormir con alguien más. No me molestaba la idea, solamente que no tenía confianza con los demás chicos.

Me tiré cansado a la cama y cerré los ojos, no con la intención de dormir, sino de relajar un poco el cuerpo. Sentí un peso a mi lado y como se hundía el colchón lentamente.

—¿Estás cansado? —reconocí la voz de Erick, así que asentí sin abrir los ojos.

—¿Y tú? —sentí como pasó su mano por mi espalda y me estremecí ante ese tacto.

—Algo así. Me gustaría salir contigo —abrí los ojos y lo miré sin entender.

—¿Cuándo? —le pregunté dudando sobre el sentido de esa frase.

—Ya.

Se levantó suavemente y me extendió una mano, la tomé con pereza y me levanté observando por la pequeña ventana, era tarde.

—¿Y si me secuestran? —soltó una carcajada y negó con la cabeza.

—Te voy a cuidar, bebé. Ahora vámonos —sonrió, tomándome por la cintura y comenzando a caminar hasta la puerta.

—Tú eres el bebé —me hice el molesto mientras me abrazaba a mí mismo, debido al frío.

—Tenemos la misma edad, pero tu tienes más cara de bebé.

Solté un suspiro de alegría al pasar tiempo con él. Dirigí mi mano hasta su cintura y lo abracé pegandolo a mi cuerpo, su calor me resultaba mejor para no congelarme.

—No podemos hacer mucho en la noche, pero quiero que mires esto —levantó mi mentón suavemente y señaló las estrellas.

Se veían hermosas desde este lugar, era la primera vez que veía el cielo tan lleno de estrellas. Estaba concentrado admirando la belleza de la noche cuando sentí la mano de Erick sobre mi mejilla, obligandome a quitar mi vista. En sus ojos se podía ver el reflejo del hermoso paisaje a nuestro alrededor.

—Me gustan mucho las estrellas —dije rompiendo el silencio.

—Me gustas tú —me quedé sin aire al escuchar eso.

Lentamente se fue acercando y el miedo a no saber corresponder un beso me inundó. Cuando nuestros labios se rozaron y nuestras respiraciones chocaron, me dejé llevar por la magia del momento. Rompí la distancia atrapando sus labios en un dulce beso, sentí una corriente eléctrica por todo mi cuerpo cuando él comenzó a moverlos sobre los míos.

Era como un cuento, todo a mi alrededor dejó de existir y finalmente cerré los ojos para moverme también, era mi primer beso y realmente lo estaba disfrutando. Abrí mi boca y él aprovechó para profundizar el beso metiendo su lengua.

La falta de aire se hizo presente y tuve que separarme. Le dediqué una sonrisa y lo abracé de nuevo por la cintura, el silencio que había no era incómodo, por el contrario, era de esos silencios que dicen más que mil palabras.

Seguimos observando el cielo por unos minutos, mientras nos envolviamos en un abrazo cada vez más fuerte, hasta que él decidió romper el silencio.

—Te quiero, Joelin —dejó un beso en mi frente.

—También te quiero, Er —le dediqué una sonrisa.

—¿Quieres ir a otro lugar o volvemos a casa? —era ya de noche así que no veía conveniente seguir caminando por ahí.

—Creo que es mejor volver —asintió y comenzamos a caminar en silencio.

Sin pensarlo, había olvidado por completo el frío que hacia al estar envuelto en sus brazos. Mirar la ciudad de noche y desde este lugar era realmente la gloria, y aún más con la compañía de Erick, que ahora no sabía lo que significaba para mí. Estaba claro que ya no éramos amigos normales, pero tampoco sabía con exactitud lo que tendríamos con ese beso, que repetiría con mucho gusto.

—Pensé que ya estaban durmiendo —dijo Erick cuando llegamos y todos estaban mirándonos fijamente.

—No, pero ustedes al parecer la estaban pasando bien —susurró un chico, lo suficientemente alto para que todos escucharamos.

—Déjalos ser felices, John —comentó Zabdiel con gracia.

Erick puso los ojos en blanco, y aún tomandome de la cintura, me llevó hasta la habitación. Quité mi camiseta sintiendo la penetrante mirada de Erick, así que con un poco de incomodidad, busqué entre mis cosas una sudadera para dormir.

—Eh... ¿podrías darte vuelta? —le pregunté un poco avergonzado.

—Está bien —puso los ojos en blanco con diversión y lo hizo.

Terminé de cambiarme así que me dije que se podía voltear. Me subí lentamente a la cama y sentí cómo me rodeó con sus brazos cuando se acostó a mi lado, sonreí inconscientemente y lo devolví el abrazo, mientras nos quedábamos profundamente dormidos.

•••

¿Qué prefieren?

¿Joerick?

¿Virgato?

(En general, no en la historia)

Él No Te Ama ||Joerick / Virgato|| TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora