Él No Te Ama ||Joerick / Virgato|| Terminada

Capítulo 39

Nos dirigimos a su departamento y pedimos algo de comer, ya que habíamos ido a la casa de Richard para eso y no alcanzamos. Él me estaba contando un poco de su madre y su padre, estaba abriéndose conmigo y eso me gustaba, yo estaba dispuesto a escuchar toda su vida si era necesario, solo para conocerlo más y escuchar su voz.

—¿Y qué tal es tu relación con Erick en la oficina? —preguntó sacándome de mis pensamientos.

—Un poco tensa, pero es buena. Al menos no sospecha tanto de mí como antes —recordé que nos había visto salir y me preparé mentalmente para el interrogatorio.

Me levanté y tomé las cajas vacías de comida que habíamos dejado, las llevé hasta el bote de basura y las eche ahí. Cuando llegué nuevamente con él, lo miré con algo de ternura y el sonrió devolviéndome la mirada.

—Olvidemos todo por esta noche, Chris —se levantó de la silla y se acercó a mí.

Pasó una de sus manos por mi espalda y la otra la puso en mi cuello, acercó su cabeza y yo tomé la iniciativa de besarlo. Había una gran diferencia esta vez, ambos sabíamos que ya habían sentimientos de por medio y eso lo hacía especial.

—No hace falta que lo digas, cuando yo estoy contigo, todo deja existir para mí —sonrió y lo besé de nuevo.

Lentamente lo tomé de la cintura y metí una mano por debajo de su camisa, tocando su suave piel. Lo llevé hasta la pared, donde lo acorralé y empecé a desabotonar su primera prenda. Cuando la saqué por completo, esta cayó en algún lugar del pasillo.

Bajé los besos hasta su cuello y llevé mis manos a el borde de su pantalón, el cual fui bajando poco a poco. El quitó mi camisa también en un movimiento rápido, y esta también cayó por el camino. Llegamos a la cama y me senté, dejándolo a él encima de mí.

—Dime, ¿tocas a Erick? —susurré en su oído y sentí como se tensó.

—Eso no importa —me alejé y lo miré con el ceño fruncido, era imposible no sentir celos —. No, desde ese día en la casa de Zabdiel no.

Me comencé a desabrochar el pantalón con la ayuda de Joel, y cuando estuvo totalmente abajo con la ropa interior, lo sacamos rápidamente. Él empezó a dejar besos por mi cuello, de forma tímida pero excitante, lo tomé de la cintura y bajé también su última prenda.

—Dime tú, ¿has tocado a alguien en este tiempo? —negué con la cabeza y besé su frente.

—Solo a ti —sonrió y dirigí mis besos a su cuello también, pero dejando pequeñas marcas.

Llevé tres dedos a su boca, él entendió y los metió en esta, lubricandolos de una forma tan sensual que solo me hacia perder la poca cordura que me quedaba.

Los saqué de su boca y los llevé a su entrada, introduciendo uno en ella. Sus gestos retorcidos me desesperaban aún más, queriendo estar dentro de él lo más rápido posible. Era algo loco, al principio pensé que solo estaría con él unas dos veces como máximo.

Metí el segundo y el tercero, y cuando vi que ya estaba listo lo levanté. Lo acosté y me puse sobre él, abrí sus piernas y poco a poco entré en él. Cerró sus ojos y esperé a que se acostumbrara.

Asintió levemente y comencé a moverme lentamente en su interior, creando un delicioso vaivén. Sus gemidos era música para mis oídos, ver la forma en la que apretaba las sábanas me comprobaba que también estaba disfrutando esto como yo. La diferencia empezó a notarse, al menos para mí, le estaba haciendo el amor. Jamás había visto la diferencia entre tener sexo y hacer el amor, pero con Joel ya la conocía.

Me tomó del cuello y me acercó fuertemente para besarme. En eso, se corrió entre mi abdomen y el suyo y se separó de mí para gritar del placer. Eso hizo que me corriera en su interior también.