Despertar II

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Abrí los ojos lentamente y vi como Alex y Ángel trataban de alejar cerca de una docena de lobos o al menos eso creí que eran.
Me puse de pie rápidamente y observando a todos los lados me dispuse a colaborar con mi grupo.
No había amanecido aún, pero ya se podía ver la luz del sol asomándose sobre las dunas. Tampoco estaba el fuego que había hecho para manternos seguros, al parecer se había consumido completamente mientras dormiamos.
- tío Alejandro, tenga cuidado, estos lobos son muy rápidos. - dijo Ángel cuando notó mi presencia cerca de ellos.
- al fin despiertas, ya me estaba cansando de tener cuidarte mientras tu dormías. - me reprochó Alex.
- lo siento muchachos. - dije luego de poner mis manos en una posición que me facilitara el uso de mis habilidades.
Los lobos no eran normales, aunque luego del sueño que tuve entendí que estás cosas serán comunes en nuestro viaje.
Eran más grandes de lo normal y su pelaje era negro, muy negro como la oscuridad total, además parecían estar mojados. Sus ojos eran penetrantes y sus colmillos parecían más afilados que el sable más letal que existía.
Estaba claro que con palos de madera no los ibamos a detener; así que cree un poco de fuego en mi mano izquierda, incrementé su tamaño hasta casi ser tan grande como un balón de fútbol y lo lancé a uno de los lobos más cercanos.
No esperaba darle, pero al parecer funcionó. Apenas el fuego tocó el pelaje del lobo, este se cubrió de fuego por todas partes en su cuerpo, como si estuviera bañado en combustible. El lobo lanzó un aullido horrible, tanto que nos dejó aturdidos por unos segundos. Cuando recuperé los sentidos vi como ese lobo se derretia por el fuego, tirado en el suelo, todo su cuerpo se deshacía como el plástico en el fuego.
Después de eso los demás lobos se pusieron más agresivos y sus ataques fueron más insistentes.
Afortunadamente sentí como mis heridas estaban curadas, y apuesto que Alex se sentía igual.
No me equivoqué, perdí de vista solo unos instantes a Alex y para darme cuenta el estaba al lado de uno de los lobos sujetando a la bestia con una mano y con un movimiento rápido aplastó la cabeza de este contra el suelo, casi al instante comenzó a derretirse y al parecer quemó ligeramente la mano de Alex.
- a este paso no llegaremos a ningún lado.- Dije lanzando otra bola de fuego.
- que sugieres - respondió Alex.
- tengo un plan. Dije mientras ambos rodeabamos a Ángel para que los lobos no llegaran a el.
Pensé que quizás podía canalizar mi energía y hacer que la tierra en la que estaban los lobos se haga blanda y se hundan en ella.
Pegué las palmas de mis manos al suelo imaginando una especie de arenas movedizas. Entonces vi como la tierra en la que estaban los lobos se convertía en fango y los atrapaba. Después volví la tierra a la normalidad cuando vi que los lobos tenían casi todo el cuerpo atrapado en la tierra. Nos acercamos a ellos con intención de acabarlos, pero apenas la luz del sol tocó sus cuerpos, estos se desvanecieron en el aire.
Cuando comprobé que el peligro había pasado fui hacía Alex y le dije que fuera al lago y que me esperara ahí. Con el sol ya iluminado todo, busqué una luciérnaga y aunque fue complicado, encontré una.
Me dirigí hasta Alex y con mi habilidad para controlar el agua limpie la herida de su mano. Luego partí la luciérnaga en dos; hice que se comiera una mitad y la otra la exprimí por sobre su mano.
Tenía la corazonada que si hacía eso, su herida podía sanar más rápido.
Después le dije que vendara su herida mientras yo me lavaba las manos.
Mientras hacía eso Ángel nos reveló el primer lugar al que teníamos que ir para mejorar nuestras habilidades.
Al parecer teníamos que encontrar una especie de fortaleza que no se podía ver y que solo si evitabamos luchar podríamos alcanzar.
El lugar se encontraba al este, hacía el interior del desierto de acuerdo a las indicaciones, aunque no teniamos detalles.
- esto será difícil. - dijo Alex consciente de la poca comida que teniamos para el viaje y de no saber exactamente cuanto tiempo tardariamos en llegar a dicho lugar.
- lo sé, pero no hay remedio. - respondí.
- hago esto por mamá y Tom. Si ellos han muerto, entonces todo esto sería en vano. Dijo Alex.
- ellos están vivos, - le dije
- ¿como lo sabes? - preguntó.
- no estoy seguro, solo sé que viven.
Confiaba en lo que me dijo la figura humana con la que hablaba en mis sueños, así que con mucha confianza le dije eso.
Buscamos por todo el lugar algunas frutas o algo comestible que podamos llevar, pero no encontramos mucho; apenas un par de bananas y una manzana. El lugar no era muy grande y casi todos los árboles tenían frutos demasiado extraños que nunca habiamos visto y no sabíamos si se podían comer, así que no nos arriesgamos y los dejamos ahí. Después recolectamos luciernagas y cogimos agua del lago para nuestro viaje.
Antes de partir marqué uno de los árboles con el nombre de Ávalon, que fue el nombre con el que bautizamos el lugar y luego quise contemplar el lugar el lugar una última vez. observé el reflejo de las rocas flotantes sobre el agua; era hermoso como en el lago se apreciaba el reflejo de las rocas, las nubes blancas moviendose lentamente y el sol, además el aire agitaba mi cabello suavemente, esta era una sensación agradable para mi y me sentía bien, pero no podía disfrutar ese momento por mucho tiempo sabiendo que aún hay cosas importantes por hacer.
Partimos con dirección al este, en dirección opuesto a la playa donde se inició todo.
Con respecto al sol fue sencillo ubicar el este para tipos astutos como nosotros.
Pasaron al menos 5 días y 4 noches antes que se terminaran los alimentos. En el camino vimos cosas nuevas, como cactus de color azul, lagartijas con colores extravagantes y algunas plantas bioluminicentes también, aunque estás sólo se podían apreciar de noche.
Para cada día, antes de anochecer completamente, teníamos que encontrar una cueva o un lugar al menos seguro para pasar la noche. Aún con nuestras habilidades, teniamos que descansar también y por las noches, con criaturas nuevas y desconocidas moviéndose por ahí, sería muy peligroso.
Alex y yo nos turnabamos para que uno haga guardia por unas horas mientras que el otro dormía y después cambiar papeles.
Ya sin comida seguiamos en el desierto buscando el lugar al que se supone que debíamos llegar, aunque francamente me parecía difícil de creer que era posible encontrar ese lugar, básicamente no sabíamos nada de aquel lugar, no sabíamos como era, su ubicación exacta, nada; y ya comenzaba a desesperarme.
Para que el pequeño Alex no tuviera hambre o sed, Alex y yo le dabamos de nuestras raciones, pero eso no iba a durar para siempre, si no encontrabamos comida y agua pronto, nos ibamos a encontrar en serios problemas.
Al sexto día de nuestra travesía, ya no teníamos comida y se nos ocurrió algo que nos podría ayudar.
- no tenemos comida, si recuerdas las series que veíamos, entonces sabes que tenemos que hacer, ¿cierto? - pregunté dirigiendo mis palabras directamente hacía Alex.
- ya no hay opciones, es eso o morir de hambre. - dijo decidido mi amigo.
Para suerte nuestra nos topamos con el nido de un ave. Un ave gigantesca ya que el nido contenía 3 huevos enormes. - Con uno de esos nos bastaría para 2 días - dije relamiendo mis labios.
Ocultados detrás de unos matorrales observabamos el nido que se encontraba a unos 100 metros de nosotros.
- vamos por el. - dijo Alex.
- esperen, miren por allá hermanos. - dijo Ángel señalandonos a lo que sería el dueño de esos huevos.
En los primeros días que estabamos en el desierto convencimos a Ángel que nos diga hermanos en vez de tíos; Se oía más normal. Así que desde ese momento los tres eramos hermanos ante cualquiera.
El ave que señalaba Ángel tenía un aspecto distinto. Era ligeramente más grande que un avestruz con el cuello largo, pero no tenía ojos; su plumaje era de un color naranja opaco y algo desordenado, sus garras eran enormes y parecía que de su pico chorreaba un líquido espeso, aunque por la distancia no se apreciaba bien.
Cree un muñeco de tierra y lo envíe a investigar al nido. Cuando el muñeco se acercó lo suficiente el ave estaba intranquila; quizás no tenga ojos, pero debe tener algún sistema sensorial que le avisó la cercanía de mi creación.
Intenté que el hombre de piedra que creé tomara uno de los huevos, pero al instante el ave giro su cabeza en dirección a mi diminito golem y lo carbonizó lanzando fuego por el pico.
Luego intenté usar fuego contra el al crear una esfera de fuego, filtrarlo hasta estar sobre el y luego dejarlo caer, -quizás tenga el mismo efecto que con los lobos- pensé.
Pero fue en vano. Esa ave era resistente al fuego e incluso me pareció que lo volvió ligeramente más fuerte, quizás debí considerarlo al ver que podía escupir fuego.- pensé sintiéndome algo torpe.
No era una criatura débil y al parecer era carnívora, por los huesos de distintos animales que rodeban al ave, dentro y fuera del nido.
Ángel se asustó tanto que comenzó a temblar y nosotros no nos sentíamos tranquilos tan cerca de esa ave; así que nos alejamos lo suficiente e ideamos un plan para acabar con el ave y quedarnos con los huevos.
- ¿listo? - pregunté mientras me ponía en posición de ataque a una distancia segura para mi.
- hay que hacerlo - respondió Alex
Escondimos al pequeño en una cueva para que no se vea involucrado en nuestra lucha.
- hagamoslo en 3...2...1, ¡ahora! - grite mientras Alex corria en dirección al ave.
Hasta ahora no me había fijado bien en los poderes de Alex. Solo recuerdo vagamente cuando me explicó que cada vez que activaba su poder, su cuerpo se calentaba drásticamente y con cada movimiento, sentía claramente como se rompían las fibras de su cuerpo y consumía rápidamente toda su energía hasta dejarlo agotado.
Era una buena habilidad, aunque tenía algunas desventajas que estoy seguro irán desapareciendo conforme Alex se haga más fuerte.
Esta era la única oportunidad que teníamos ya que después Alex estaría realmente agotado por haber usado su singularidad.
Mientras preparaba una trampa de tierra vi como el cuerpo de Alex se estaba evaporando. No, no era su cuerpo, era su sudor que se evaporizaba al tocar su cuerpo tan caliente como estaba.
- suerte - dije terminando de preparar la trampa.
El lugar era un desierto, básicamente no había agua ni plantas, al menos no en cantidades suficientes. El fuego no era de utilidad y no había aprendido a dominar bien el aire aún. Todo se resumía al uso de la tierra.
Alex corrió hacía el ave muy rápido, tanto que levantó una cortina de polvo en su posición inicial, incluso mientras corría, dejaba un camino de polvo que se esparcia en el aire.
Yo estaba escondido detrás de unas rocas cerca de un cactus para usarlo como arma si algo salía mal.
El ave notó de inmediato la presencia de Alex y poniendose de pie corrió al encuentro con mi amigo. El ave también era rápida, más de lo esperado; ambos estaban encaminados a encontrarse frente a frente y si no cambiaban de rumbo, chocarian inevitablemente.
El ave parecía confiada y corría a toda velocidad. Mientras que Alex no hacía gesto alguno, pero se notaba a la distancia que comenzaba a bajar la velocidad.
Faltaba muy poco para que chocaran, entonces Alex se desvió de su trayectoria y se dirigió hasta la trampa que había preparado.
Aquí sabríamos si nuestros esfuerzos fueron en vano o no.
El ave también se desvió y comenzó a seguirlo.
Alex sabía perfectamente las dimensiones de la trampa, así que antes de dar con ella, dio un gran salto que lo elevó muy alto y lo hizo cruzar casi toda el área donde estaba la trampa. Y hubiera llegado bien al otro extremo si no hubiera dudado en el aire y cambiado su trayectoria. Supongo que Alex no estaba acostumbrado a saltar tan alto, y quizás tampoco sabía como aterrizar a esa velocidad; pero ya todo estaba hecho, no había marcha atrás.
Mientras Alex descendía pude ver en cámara lenta como pateba el aire y movía los brazos en señal de desesperación al no saber como iba a terminar.
Al llegar al suelo uno de sus pies quedó atorado en la trampa - esto no está bien- dije casi saliendome de mi escondite.
El ave seguía corriendo y cayó redondito dentro de la trampa, corría cada vez más lento y con mucha dificultad. Le costaba levantar las patas y se hundía poco a poco, más y más; como a la mitad del área que acaparaba la trampa se quedó varado hundido con el cuerpo hasta la mitad.
Nuestro plan fue todo un éxito.
Corrí hasta Alex que seguía con una de sus piernas atrapadas en la trampa y lo ayudé a liberarse.
-lo logramos- dije sentándome en la arena fuera del alcance del ave.
-fiuuuu, lo hicimos, al fin tenemos comida para algunos días más. - dijo Alex sentándose también en la arena y limpiandose el sudor de la frente con el antebrazo.
- Ángel estará contento con esto- dije sonriendo.
El pequeño se había vuelto como nuestro hermano menor y nos habiamos acostumbrado a su compañía. Queríamos protegerlo y guiarlo mientras creciera, ya eramos familia.
Mientras hablabamos acerca de lo que ibamos a preparar con los huevos llegaron un grupo de personas que parecían salvajes y tomaron los huevos que nos había costado tanto obtener.
- ¡que hacen! ¡esa es nuestra comida! ¡nosotros lo ganamos! - gritaba mientras corrimos hasta el grupo de personas frente a nosotros.
Alex estaba realmente agotado y apenas podía correr.
Cuando llegamos a ese lugar esas personas comenzaron a rodearnos.
Todos tenían tatuajes blancos en el cuerpo, algunos eran blancos y otros trigueños, no tenían cabello pero si aros que colgaban de sus oídos, además de que todos eran varones y manipulaban armas tradicionales como arcos, flechas y lanzas. También usaban pantalones de piel de animal y caminaban descalzos.
No eran muy altos y además parecían asustados.
- ¿quienes son? - Pregunté muy serio y molesto.
En eso llegó un sujeto con más tatuajes que los demás como de 45 años y con una alabarda que a simple vista parecía pesada. A el le llevaron todos los huevos que habiamos conseguido, el los revisó y se acercó a nosotros.
Nos inspeccionó como un perro olfateando algo nuevo; después dio una señal de todos se movieran.
No nos atacaron, pero se llevaban nuestra comida. - ¿que comerá ahora nuestro pequeño hermano? - pensé
- nos costó mucho conseguirlos, ¡no se lo llevarán!- dijo con voz fuerte Alex.
Apenas terminó de decir eso, todos los sujetos voltearon y apuntaron sus armas contra nosotros.
- nos robaron nuestra comida y ahora ¡¿quieren matarnos?! - dije más serio de lo normal y muy molesto.
La tierra y las piedras pequeñas a mi alrededor comenzaron a moverse mientras que el aire también a mi alrededor comenzaba a girar rodeandome.
Estaba realmente molesto, no porque apuntaban sus armas hacía nosotros, más bien diría yo porque se llevaban el alimento que habíamos conseguido para nuestro pequeño hermano.
Levanté mis manos con las palmas mirando hacía arriba y con los codos doblados; casi en simultáneo dos trozos enormes de rocas, del tamaño de un carro pequeño cada uno, se desprendieron del suelo y flotaron obedeciendo a mi voluntad.
- suelten esos huevos, ahora - dije con una expresión sería, sin gestos en mi rostro.
Estaba consciente que la irá me ayudaba a controlar mi habilidad, pero está vez estaba haciendo esto de forma casi inconsciente. En otras palabras controlaba el poder a medias, como si no fuera yo el que lo hacía.
Todos los sujetos retrocedieron asustados al ver las enormes rocas, entonces su líder apareció de entré todos ellos y como muestra de respeto agachó la cabeza ligeramente.
- ustedes también ser elegidos- dijo el hombre pronunciando las palabras de una forma un poco distinta.
- esa es nuestra comida- dije serio y sin responder a lo que el dijo.
- nosotros entenderlo, pero esos huevos ser medicina para nuestra gente.
La duda comenzó a invadir mi mente. Eso provocó que me distraiga y me tranquilice soltando las rocas que al caer retumbaron el suelo e hicieron temblar levemente la tierra.
- ¿como que medicina? Explícame bien- dije algo curioso.
- huevos de ave de fuego ser de gran ayuda para eliminar veneno del cuerpo.
-¿veneno? O sea ¿no son comestibles? - preguntó Alex.
- si ser, pero también ayudar a eliminar veneno del cuerpo.
- pero nosotros también lo necesitamos, tenemos un hermano menor que necesita comer- respondí
- ¿hermano?, ¡Ángel! - grito Alex mientras se dirigía a sacar al pequeño de su escondite y traerlo con nosotros.
- por favor, nosotros realmente necesitar huevos, mucha gente en guarida estar muriendo por veneno.- dijo el hombre poniendose de rodillas. Cuando el hombre hizo eso, todo su grupo hizo lo mismo. Todos se pusieron de rodillas frente a mi.
El hombre parecía desesperado, pero todo era muy confuso; -¿que pudo haber envenenado a su gente?- pensé.
En eso Alex llegó con Ángel y nos vimos forzados a tomar una decisión.
- Alex, parece que estos sujetos realmente necesitan esos huevos. - dije.
- nosotros también lo necesitamos.- que hacemos ahora. - dijo inseguro.
- que fue lo que envenenó a tu gente para que te encuentres tan desesperado. - le pregunté al jefe de la alabarda.
- después de gran explosión, toda guarida en el desierto desaparecer y monstruo gigante de desierto atacar. Casi toda mi gente morir y varios de los que sobrevivir contaminados por gas tóxico de criatura.
-¿Criatura del desierto? ¿como es que no nos atacó a nosotros?- pensé, algo no estaba bien y comenzaba a sospechar.
De pronto la tierra comenzó a agitarse y una criatura gigante que parecía una babosa cubierta de polvo salió a la superficie devorando de un solo bocado al ave que estaba atrapada en nuestra trampa.
- ¡correr! - grito el jefe mientras apresuraba a toda su gente.
- ¡que es esa cosa! Gritaba Alex mientras corría con Ángel el brazos.
- primero salva tu vida, luego preguntas. Respondí agitado mientras corría siguiendo a los hombres con tatuajes.
Todos llegamos a una cueva de piedra y nos refugiamos ahí mientras recuperabamos el aliento.
- ¿que fue eso? - le pregunté al jefe mientras recuperabamos el aliento.
- mi gente conocerlo como "gran bestia de muerte".
- ¡es enorme! - dijo Alex
- ¿por qué no nos siguió? - pregunté.
- gran bestia comer solo una vez al día y al parecer tener crías.
- ¿crias? Y ¿como cuántos son? - pregunté.
- ser más de 100, o al menos eso creer anciana sabia.
- genial, esto no puede ser peor, dijo Alex resoplando.
- hagamos un trato jefe. Yo te daré los huevos y tu nos darás algo de comida y un lugar donde quedarnos por un tiempo. - dije tratando de negociar.
- huevos valer mucho más y ustedes no ser gente común, ustedes ser elegidos. Ser un placer ayudarlos.
- gracias hombre, ¿y como en donde queda tu guarida?
- estar a 20 días de viaje, cruzando desierto hasta caída de agua.
- ¿20 días? ¿y que comerán en todo ese tiempo?
- comida no ser problema, anciana sabia explicar lo que poder comer y lo que no. Explicar también que hacer para conseguir agua en desierto.
- eso será de gran ayuda- dijo Alex bostezando.
- ser mejor dormir aquí y mañana partir.-dijo el jefe
Ángel parecía tranquilo y antes de dormirse me dijo que esas personas decían la verdad y que los huevos eran vitales para ellos; entonces me sentí tranquilo de sedercelos.
Me Acomodé en un lugar y me quedé dormido. Está vez dormimos los 3 al mismo tiempo porque confiaba en las palabras de Ángel, además unos de los hombres del jefe hacía guardia.
Al siguiente día desperté temprano y me quedé observando como el sol comenzaba a iluminar todo el desierto. Poco a poco cada uno fue poniendose de pie pero nadie despertaba al jefel; el hombre dormía como tronco mientras las horas pasaban. Si seguiamos así tardariamos mucho. -Con razón consideró 20 días de viaje, con lo que duerme apenas y nos alcanza para encontrar una cueva donde refugiarnos cada día. - dije en voz alta.
Ninguno de sus hombres se atrevía a molestarlo, pero yo no era uno de sus súbditos, así que me acerqué lentamente e hice tanto ruido que el hombre dio un salto repentino y cayó del lugar donde dormía.
- que pasar. - dijo sorprendido.
- duermes mucho, tenemos que movernos rápido.- dije en tono serio.
- aún ser temprano.
- si no nos movemos la criatura nos encontrará. - reproché.
Hice que nos movilizaramos más rápido y partimos.
El primer día hablamos acerca de las cosas que podíamos o no podíamos comer; gracias al jefe aprendimos a distinguir lo comestible de lo peligroso.
Al anochecer llegamos a otra cueva un poco más pequeña que la anterior.
- jefe, hemos viajado por todo un día y aún no conozco su nombre.
- mi ser "gran lobo blanco" por mis habilidades que servir para guiar gente.
- ¿puedo llamarlo solo jefe? - Pregunté
- no problema. Y cual ser su nombre.
- yo soy Alejandro, el más pequeño es Ángel y el es Alex- dije apuntado a mi amigo.
- ser un gusto. Ser gran honor para mi y mi gente viajar con elegidos.
- ¿como sabes de los elegidos? - pregunté curioso.
- anciana sabia decir antes de gran explosión, además en guarida yo proteger 2 elegidos.
- ¿te parece si nos los presentas al llegar? - pregunté al jefe.
- ser honor para mi.
Luego de eso todos dormimos y al día siguiente partimos.
Así pasaron los días y aprendimos mucho de la naturaleza, algunas criaturas y a veces enfrentabamos algunos depredadores.
Salimos del desierto y nos adentramos a lo que era un bosque bastante grande y denso. Los árboles eran enormes y por algunos sectores se podían ver plantas bioluminicentes, aunque eran escasas; lo más abundante eran los árboles normales al parecer.










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