R3

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A la mañana siguiente, luego de la discusión que sostuve con Anny, todos en el barco me miraban sorprendidos y con algo de rencor, incluso a veces susurraban cosas que claramente tenían que ver conmigo.
Valeria y yo nos dirigimos a la cubierta para desayunar cuando frente a nosotros apareció Anny. Tenía el rostro muy pálido, los labios resecos, ojeras y el cabello algo desarreglado.
- buen día - dijo observandonos fijamente.
- hola - respondió Valeria amablemente.
Sin responder nada Anny siguió su camino.
- no creo que ella esté bien. - me dijo Valeria algo preocupada.
- no tiene caso, sigamos.
El día pasó bastante normal, aunque el ambiente había cambiado entre los tripulantes.
Al día siguiente dieron la voz de que estabamos por llegar a R3.
Desde las alturas vi que la ciudad era enorme, además estaba cubierta por una media esfera ligeramente visible, como si todo el lugar tuviera su propia atmósfera. Enormes edificios y cantidad de pequeñas casas dibujaban el paisaje. A la distancia también era fácil observar cuatro estaciones enormes donde muy probablemente estaban aquellos objetos que creaban el campo de protección a el lugar.
Preparamos nuestras cosas y luego esperamos a que el barco aterrizara.
En tierra firme esperaban algunos hombres del papa, los padres de Anny y su novio.
Valeria y yo bajamos al último, luego de toda la tripulaciónl y como siempre Heimdal le seguía más a ella que a mi.
Mientras bajabamos vimos a los padres de Anny abrazarla fuertemente y a su novio darle un beso largo. Fue bastante incómodo, pero me sentí más seguro cuando Valeria tomó mi mano.
- pero mira nada más como has crecido jovencito - dijo sorprendido el señor Esteban, el padre de Anny.
- buenas tardes - dije algo extrañado, no esperaba que el hombre me recordara y menos que me reconociera.
El hombre se me acercó y me dio un abrazo muy fuerte, como si de un hijo a quien no vieron en mucho tiempo se tratase.
- pero como te has desarrollado Alejandro, seguro has estado consumiendo esteroides - dijo su madre entre risas.
Me sentí algo incomodo así que me puse muy nervioso.
- ¿y esta adorable jovencita quien es? - pregunto doña Milagros, la madre de Anny.
- su acompañante - respondió Anny inmediatamente.
Entonces se me acercó el novio de Anny algo nervioso.
- que tal Alejandro, ¿me recuerdas? - preguntó Ángel.
- si, por supuesto que te recuerdo.
- llegas en un buen momento, estaba a punto de darle a Anny su obsequio de cumpleaños.
Entonces entendí el porqué Anny estaba realmente molesta el otro día, era su cumpleaños.
Eran como las 5 de la tarde, Ángel enfrente de todos se puso de rodillas frente a Anny ante las miradas expectantes de la gente.
- Anny, mi amor, mi diosa; ¿te quieres casar conmigo? - le preguntó decidido.
Sus padres comenzaron a aplaudir animandola a aceptar la propuesta.
Yo solo miré fijamente sin decir una palabra y entonces ella volteó a verme como esperando que yo hiciera algo para evitar que ella diga algo que no quisiera.
En unos pocos segundos su mirada cambió y se puso seria.
- acepto - respondió
Todos prácticamente saltaban de alegría y yo no quería seguir viendo eso.
- Felicidades por su compromiso, pero nosotros tenemos que irnos.
- ¿irse? ¿pero si acaban de llegar? - dijo la Mamá de Anny.
- por favor quedense, tendremos una fiesta para celebrar el compromiso. - agregó Ángel.
En mi mente imaginaba los posibles resultados de quedarnos y en muy pocos salíamos bien librados.
- al menos quedense esta noche, es tarde y mañana podrán irse más tranquilos. - dijo don Esteban.
Valeria y yo nos miramos fijamente por unos instantes, entendí que ella no quería rechazar esa oferta, así que aceptamos quedarnos por esa noche.
Nos ofrecieron un lugar bastante cómodo, con una enorme cama y una vista fabulosa al mar, desde el tercer piso de aquella edificación podiamos ver todo y para Heimdal acomodaron uno de sus establos con suficiente comida.
Mientras observaba el atardecer noté que Valeria estaba un poco intranquila.
- ¿sucede algo? - pregunté.
- no, bueno ... Es que...
- ¿es que qué?
- solo hay una cama para ambos - dijo escondiendo la mirada, colorada por la timidez y los nervios.
Probablemente pensaron que éramos una pareja, y de cierto modo lo éramos, pero siempre la había respetado y nunca había dormido siquiera cerca de ella; esto era inesperado.
- si quieres puedo dormir en el suelo - le dije tomando una cobija y acomodandola en el suelo.
- no, no lo hagas - dijo sosteniendo mi mano. - duerme ahí, en la cama, conmigo.
Me quedé en silencio e hice un gesto de afirmación con la cabeza.
Entonces se comenzaron a escuchar ruidos algo bruscos de la sala principal de la casa. Al inicio pensé que solo eran los futuros esposos y la fiesta que habían organizado; hasta que se escuchó una fuerte explosión que hizo temblar toda la casa.
- ¿que fue eso? - preguntó Valeria sosteniendose de la pared.
- no lo sé, ¿estás bien?
El sonido venía de afuera de la casa, no había duda.
Observé por la ventana, una explosión acaba de suceder en el escudo que protegía toda la ciudad, múltiples alarmas sonaban y la gente salía de sus casas curiosos por ver lo que sucedía.
Los guardias buscaron por todas partes, pero no había señales de que algo hubiera provocado la explosión; así que ordenaron apagar las alarmas.
Al menos 15 min de angustia pasaron para que todo vuelva a la calma.
- no tengo un buen presentimiento de esto - dijo Valeria.
- tampoco yo - agregué - pero no podemos hacer nada, vuelve a la cama.
Cuando dije eso me puse nervioso porque sabía lo que seguía.
Ella vestía nada más que un sweter de lana blanco que le llegaba hasta unos centímetros más abajo de la cintura, prácticamente solo cubriendo su ropa interior; se posó sobre la cama cubriendose con las sábanas.
Por mi parte estaba usando solo un polo sin mangas y unos shorts largos.
Casi no llevábamos nada encima ya que R3 era una ciudad costera y el calor era intenso.
Dentro de la cama ya, ambos nos dábamos la espalda algo inquietos por la ocasión.
Pasaron como 2 horas y la fiesta aún seguía, no podía dormir y no precisamente por el ruido de la música.
- ¿aún estás despierto? - preguntó Valeria.
- si, no puedo dormir - respondí.
- tampoco yo
- quizás si hablamos por un tiempo podamos conciliar el sueño.
- ¿y de que podemos hablar?
- de cualquier cosa.
Entonces me giré para poder hablar con ella, pero fue una sorpresa para mi encontrar su mirada frente a la mía.
- ¿cual es tu pasatiempo preferido? - pregunté nervioso y divagando.
- ¿ me gusta dibujar y también soy buena cantando.
- es un buen pasatiempo.
- ¿y tu?
- yo qué.
- no me has dicho aún cual es tu pasatiempo.
- eh, pues, soy bueno tocando algunos instrumentos supongo.
- lo sé, pude oirte aquella vez en el desierto.
- sabes, he notado que no sueles hablar mucho.
- lo sé, es que no me gusta ... hablar lo... Lo siento. - respondió nerviosa.
- me gusta, me gusta que seas así.
- gra...gracias.
- en ese punto la luna ingresaba por la gran ventana y empujaba laa cortinas los cuales permitían la entrada de la luz el cual iluminaba la silueta de Valeria resaltando su hermosa figura.
Ambos en la misma cama, durmiendo juntos me provocaba pensamientos incómodos y para controlarlos tuve que pellizcar mis piernas varias veces.
- eres muy bonita - le dije acercandome más a ella.
- gracias de nuevo, pero creo que Anny es aún más.
- no lo sé, a quien tengo aquí conmigo es a ti. - dije acariciando su mejía.
La miré fijamente a los ojos y sin dudarlo la besé.
Aquel día pasamos la noche juntos hasta el amanecer.
Ya al otro día casi cerca del medio día le llevé el desayuno a la cama ya que ella aún tenía sueño.
- buenos días - le susurré al oído.
- hola, ¿que hora es? - dijo con mucho sueño.
- casi medio día.
- perdón, me visto rápido y partimos.
- tranquila, aún tenemos tiempo, primero come un poco.
- bueno.
Su rostro de timidez luego de aquella noche solo hacía que me enamorara más y más.

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⏰ Última actualización: Jan 18, 2020 ⏰

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