Luego de completar el recorrido por el bosque llegamos a un risco que tenía un árbol enorme con troncos exageradamente gruesos sobresaliendo del risco y al lado una cascada que caía de una montaña más alta que de la que estabamos. El risco era un poco enpinado, así desde nuestra posición, al frente solo veiamos un risco similar pero no se notaba lo que había debajo. Ambos riscos estaban a unos 100 metros de distancia uno de otro y a mi parecer no había forma de cruzar, al menos no de una forma normal.
- al fin llegar a guarida- dijo orgulloso el jefe.
- ¿y la guarida? - preguntó Alex observando a todas partes sin encontrar lo que buscaba.
- ser aquí - replicó el jefe.
- jefe, ¿seguro que durmió bien? -le pregunté al jefe
- yo dormir bien, porque pregunta. - dijo el jefe extrañado.
- porque se supone que la guarida debería estar aquí y no veo nada.
- es que guarida no estar donde nosotros, guarida estar debajo de nosotros.
Alex, Ángel y yo nos miramos extrañados y luego vimos como los hombres del jefe sacaron cuerdas extrañas de sus bolsas. Las cuerdas no parecían hechas a mano, más bien parecían derivados de alguna planta por su color verde como de una planta aunque en degrade, ya que la punta que los hombres sostenían era muy oscuro y luego poco a poco se iba haciendo de un color más claro hasta llegar a una especie de bola aplanada de color amarillo puro. Su textura era similar a la del caucho, liso y sin defectos.
Mientras analizaba la forma y composición de la cuerda, uno de los muchachos arrojó la punta amarilla de su cuerda hasta la rama que sobresalía del árbol y luego tiro de ella con fuerza.
Al parecer esa parte de la cuerda era pegajosa porque enseguida, después de dar una vuelta sobre el tronco, se pegó completamente a la parte de la misma cuerda con la que chocó.
Rápidamente el hombre se lanzó a el río sujetando su cuerda con mucha fuerza.
- ¡¡Noooo!! - gritó Ángel escondiendo la mirada al ver como el hombre saltaba sin dudarlo al risco.
- calmar, guarida estar allá abajo. - dijo el jefe moviendo los brazos en señal de querer apaciguar algo.
Los 3 nos acercamos al extremo del risco y observamos abajo.
Era cierto, habían un montón de agujeros grandes en el risco y en cada uno sobresalía una especie de canasta. Además que las cuevas estaban conectadas con tablas gruesas pegadas a la roca por las que, supongo yo, se desplazaban en ese lugar tan estrecho.
El hombre que saltó llegó increíblemente a una de las canastas, muy seguro aterrizó y al cabo de unos segundos tiró ligeramente de su cuerda y esta se desprendió como por arte de magia del tronco y cayó directo a sus manos.
- ni de broma haré eso- dijo Alex retrocediendo y jalando al niño de sus manos.
- por ser primera vez, nosotros ayudar- dijo el jefe.
Dos de los muchachos ataron sus cuerdas y sujetaron uno de los extremos al pequeño. Después pasaron uno de los extremos por encima del tronco, el cual, uno de ellos sujetó con fuerza. Luego llevaron al niño al extremo del risco, el que sujetaba el otro extremo lo levanto ligeramente hasta que el pequeño no tocara la tierra y comenzó a bajarlo lentamente para que no se asuste.
Nosotros por nuestra parte estabamos preocupados, si algo salía mal, Ángel tenía un largo recorrido hasta llegar al fondo que a simple vista era solo agua, aunque realmente nosotros no estabamos seguros. Además estabamos como a 500 metros de altura, caer a esa altura sería muy doloroso.
Llegó a una de las canastas a salvo y el primero sujeto de descendió lo recibió. Después era nuestro turno, se repitió el mismo proceso en Alex y yo hasta que cada uno de nosotros bajara. La canasta era solo de cuerdas gruesas pero estas si estaban hechas a mano. Al lado de la canasta estaba una cueva que estaba iluminado por antorchas, con capacidad de 5 personas al menos. Era un lugar bastante húmedo, las paredes parecían mojadas y en el suelo de la cueva donde llegamos, en la parte de al fondo estaban pieles de animales que servían de camas.
Esperamos ahí hasta que bajaran cada uno de los muchachos; cada uno que bajaba se iba retirando cruzando por las tablas. enseguida terminaron de bajar, un hombre que no parecía uno de los que conocíamos, llegó, le dio un mensaje al jefe que permanecía con nosotros y luego se retiró rápidamente.
No entendimos muy bien que dijo, parecía otro idioma.
El jefe luego de recibir el mensaje se acercó a nosotros agachado ya que la cueva no era muy alta pero si ancha.
- anciana sabia querer hablarles. - dijo el hombre.
- ¿cuando veremos a los elegidos que proteges? - preguntó Alex.
- luego, primero ir a ver a anciana sabia.
- bueno. - dije yo.
Abandonamos la cueva uno por uno y de igual forma, después de llegar a la canasta, comenzamos a caminar por las tablas.
Estos pedazos de madera estaban detenidas en el aire Posadas sobre troncos alineados colocados cuidadosamente debajo de ellas. Además los extremos de las tablas estaban sujetadas por cuerdas clavadas directamente en la roca.
El lugar daba miedo, no voy a mentir, pero de igual forma era también interesante. -¿que los empujó a vivir de esta forma? - pensé mientras cruzaba de un lugar a otro por las tablas.
Después de desplazarnos por 3 tablas ya, observé abajo por curiosidad, fue la peor idea que tuve; después de eso ya no me quería mover y no dejaba de temblar. Incluso olvidé por completo que yo iba al frente y que si yo no avanzaba ninguno lo haría.
La tabla sobre la que estabamos comenzó a rechinar y eso empeoró la situación; No quería seguir y mo había forma de hacerme cruzar. Todo mundo desde atrás trataban de darme ánimos, pero todo fue inútil y el tiempo pasaba.
Cerré los ojos para no ver cuando de pronto sentí que alguien a mi lado me hablaba.
- tranquilo, todo estara bien.- dijo esa persona a mi lado.
Lo raro fue que era el lado de donde estaba la roca, - es imposible- pensé.
No había forma de que alguien esté a mi lado, las tablas apenas y fueron diseñadas para que solo pase una persona en una dirección. Por eso todos nos moviamos en fila india.
- no lo pienses, solo hazlo. - volvió a decir.
Extrañado giré la cabeza y miré lo que estaba a mi lado. Era un rostro humano que salía de la roca.
- ¡¡ahhh!! - Grité desperado y no precisamente porque el rostro cause miedo, de hecho era una chica muy bonita. Lo que me dio miedo fue que solo estaba el rostro sobresaliendo, no había cuerpo, solo rostro.
El miedo fue tal que al intentar alejarme de la roca pisé mal y me fui directo al precipicio. - acaso, ¿voy a morir aquí? - pensé mientras en lentamente me dirigía a una caída sin retorno al precipicio.
Ya estaba seguro de que moriría, cuando unas manos me jalaron bruscamente y me hicieron regresar a la tabla.
- quien me salvó - pregunté asustado.
- no fui yo- respondió Alex quien estaba detrás de mi.
Definitivamente no fue el, los brazos que me jalaron estaban justo a mi costado, y era imposible que Alex esté en ese lugar.
Mientras miraba a todas partes buscando respuestas, una chica como de 26 años apareció justo delante mío.
- ¿quien eres? ¿ y como llegaste tan rápido? - pregunté de forma ruda.
- soy Nikole, mucho gusto. - replicó la joven.
Era una mujer hermosa, tenía un rostro seductor que era muy bien acompañado por su cabello castaño endulado.
Tenía aspecto de ser alta y con una figura muy bien moldeada. Vestía un top marrón claro que cubría desde sus hombros hasta su ombligo y una falda del mismo color que llegaba hasta un poco más arriba de las rodillas, lo cual resaltaba su figura. Esta joven no tenía ningún tatuaje y se le veía bien así.
No estaba seguro cuanto tiempo me quedé contemplado su belleza, hasta que una voz me despertó del trance.
- cuando quieras podemos seguir avanzando. - dijo Alex con tono sarcástico.
Disimule una tos y luego dije.
- tienes razón, sigamos.- ¿nos guías? - pregunté a Nikole después de prepararme psicológicamente para pasar por las tablas y no quedar mal con ella.
- será un placer - respondió con voz también seductora y con una sonrisa.
Parecía el rostro que vi en la roca hace un momento y para cuando me di cuenta, ella estaba delante mío guiando el camino y tuve que seguirla tratando de mirar a otro lado por obvias razones.
Después del recorrido llegamos a una cueva enorme, mucho más grande que las demás; parecía un cuarto de ceremonias por la distribución de los lugares.
- los he estado esperando- dijo una anciana pequeña con cabello blanco y con trenzas.
- ¿y esta vieja? -me dijo Alex al oído.
- no sé, quizás sea la sabia que mencionó el jefe.
- Acérquense muchachos.- insistió la mujer.
Nos acercamos lo suficiente y ya en frente de ella nos presentamos.
- Soy Ángel- dijo el pequeño.
- yo soy Alex.
- y yo soy Alejandro.
Mientras terminaba de presentarme vi a Nikole detrás de la anciana, como a unos 10 pasos. No me quitaba el ojo de encima y no pude evitar mirarla también; mientras eso sucedía, otra mujer del mismo tamaño se paró frente a ella. Tenía una figura muy bien formada también, es más, hubiera jurado que era ella misma volteada. Yo seguía observando a Nikole, hasta que la otra persona, cansada de hablarle y no recibir respuesta alguna de su parte por culpa mía, volteó a ver el motivo de su distracción.
Era igual a Nikole; - son gemelas- pensé.
- ellas son Nikole y Xaori, Alejandro. Si las miras tanto se van a desgastar. - dijo la anciana en tono de broma.
- no es lo que ... Parece... Yo solo...- dije tartamudeando.
Escuché un ruido detrás de mi y cuando giré vi que Alex trataba de esconder sus carcajadas por lo que dijo la anciana.
- no te rias - le dije a Alex.
Incluso las gemelas se reían silenciosamente. Fue humillante para mi.
- ellas también tienen singularidades- dijo la anciana - vengan aquí.
Alex tenía novia así que las gemelas le parecían de lo más normal.
- Nikole tiene la habilidad de hacerse invisible y xaori puede atravesar cualquier superficie sólida. Los detalles de cada habilidad tendrán que averiguarlos por ustedes mismos - dijo ella.
- un gusto - dije algo tímido.
- el gusto es nuestro- dijeron ambas gemelas al mismo tiempo.
- han estado con nosotros desde un día antes de la gran explosión.- dijo la anciana.
Para la forma en como pronunciaban los demás miembros de la tribu el Español y el idioma que no comprendiamos, la anciana dominaba bastante bien el español. - quizás en los años que estuvo viva aprendió el idioma- pensé.
- y bien, ¿para que nos mandaste a llamar? - le pregunté a la anciana.
- eres muy impaciente joven, un comportamiento bastante propio a tu edad. - respondió la anciana.
- ¿mi edad? Y usted que sabe de mi o mi edad. - respondí tratando de sonar lo más cortés posible.
- sencillo joven Alejandro, de todos los elegidos, un 95% tienen 20 años o rondan esa edad. Por lo que deduzco que tienes 20 años.
Me asombré un poco y luego caí en cuenta que era la anciana sabia del lugar, se ganó su sobrenombre por algo.
- también sé que los elegidos no son simples personas como ustedes imaginan. Hay algo más en ellos, algo que los hace diferentes de nosotros los mortales.
- ¿de que habla anciana?, Explique- dijo Alex.
- la verdad yo también quiero saber anciana sabia. De que diferencia habla. - repliqué
Fue bastante extraño lo que dijo la anciana y todos queríamos saber a que se refería con eso. Así que todos los nativos y nosotros, nos sentamos sobre el suelo al rededor de la anciana y atentamente escuchamos lo que aquella mujer tenía que contarnos. Los nativos no hablaban muy bien el español pero si lo entendían correctamente, así que obviamente también estaban curiosos de saber el origen de los elegidos.
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Un Mundo nuevo
RandomDespués de perderlo todo en un mundo lleno de resentimiento, rencor, odio y muchas otras cosas negativas que habían casi acabado con la tierra misma; Alejandro, nuestro protagonista, tuvo un extraño sueño donde se le encarga la difícil tarea de salv...