Espuma.

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El celular de Jack sonaba y sonaba sobre la mesa de la sala. Dean lo escuchaba, e incluso podía verlo desde la mesa de la cocina. Arto, dejó la cerveza abandonada y se dirigió a recoger el aparato.

- ¿Hola? –

- Dean... - Cas por supuesto. – ¿Le paso algo a Jack?

- Está tomando una siesta, llama más tarde. – Y corto.

Castiel se quedó un momento observando la llamada terminada. No había podido hablar con el nephilim debido a una cacería en una zona con poca señal a la que el joven se había unido. No hablo con Dean y Sam tampoco desde que se marchó, y lo entendía, pero le hacía sentir extraño la distancia tan repentina.

- Dulzura, el agua esta lista. –

Llamo Lucifer desde la bañera. Cuando el ángel entro, ya habiéndose deshecho de su ropa, la espuma volaba por todo el lugar.

- ¿No crees que exageraste un poco con esto? – Reventó con su indice una burbuja que amenazaba su subsistencia.

- Si hay algo bueno que los humanitos de papá han creado, es la espuma. –

El morocho estuvo a punto de buscar su lugar de frente a Luci en la bañera, pero este lo detuvo.

- ¿Qué haces?

Cas no comprendía que había de malo en sus movimientos. Solo lo comprendió cuando el mayor le invito con un gesto a sentarse en el lugar especial que había reservado entre sus piernas.

En cuanto se sentó, un montón de espuma voló a su alrededor como espantada. Lucifer le atrajo más contra él abrazándolo por la espalda y se dejó hacer.

- ¿No pudiste hablar con Jack?

- Estaba descansando.

- Tal vez deberías dejarle un poco de espacio.

Menciono, pero fue un comentario al azar, no pretendía ahondar más allá. Sin embargo, desde el hombro de Cas pudo notar como su mirada se oscurecía.

- ¿Pasa algo?

La mente de Castiel daba mil vueltas desde que dejó el bunker, desde que dejó a Jack. En un principio, pensó que el nephilim le rechazaría por su relación con Lucifer, pero el chico le adoraba demasiado para dejarlo por algo así. Entonces, la nueva duda llego.

- Tengo miedo.

Las manos del rubio le acariciaban revolviendo las blancas nubes a su alrededor, tranquilizando su mente, brindándole consuelo.

- ¿Por qué, love?

- ¿Y si... y si Sam y Dean le hablan mal de mí? ¿Y si intentan alejarlo de mí? ¿Si creen que soy una mala influencia?

Se giró lo suficiente para esconder su dolor en el cuello del mayor, quien le abrazo protectoramente.

- Hey, no pienses en eso. – Beso su cabello oscuro. – Si llegara a pasar, Jack tiene bien claro quién eres y que eres para él. No va a permitir que lo alejen de ti.

Y Castiel quería creerlo, de verdad que lo deseaba. Pero es lo que sucede cuando eres el malo de la película, todo el guion esta en tu contra y no hay mucho que puedas decir en tu defensa que cambie la percepción del espectador. Se enderezó en medio de la tibia agua, y apartó la espuma que se había pegado en su rostro. Se giró para agradecer a Luci, cuando se percató de la absurda imagen. Con la espuma, Lucifer creo un pequeño triangulo de barba en su barbilla y dos cuernitos en su cabeza, imitando la imagen mitológica del diablo que había creado la humanidad.

- Mírame. – Encendió el rojo carmesí de sus ojos y dijo. – Soy Satanas.

Cas rio y le salpico con agua, destruyendo su disfraz.




Jack se desperezo buscando a tientas su teléfono sobre la mesa de luz, pero no estaba allí. Se levantó refregando sus ojos, y lo encontró sobre la mesa, donde lo había olvidado. Dean le saludo desde la mesa de la cocina, cerveza en mano.

- ¿Llamo Cas? –

- Si, le dije que llamara más tarde. – le dio poca importancia.

Sin embargo, Dean no podía sacarse un par de preguntas de la cabeza que le abordaron luego de la corta conversación con el ángel.

- Jack... - Busco las palabras correctas jugando con la tapa de su cerveza. – ¿Cas te habla sobre Lucifer?

El menor negó, intrigado por la repentina pregunta.

- Hablamos de nosotros y poco más. – Sonrió recordando. – Consiguió un departamento a unas ciudades de aquí y dijo que tiene una vista muy bonita del lugar. – Relato con entusiasmo. – Prometí ir a visitarlo alguna vez para ver eso

- Jack, eso no va a pasar.

- ¿Por qué no?

- Tu sabes porque...

- Es injusto. – Replico. – Cas es el mismo de siempre, Lucifer no lo ha cambiado.

Se marchó sin argumentar más, porque en cierto momento se dio cuenta de que no importaba. Nada de lo que dijese cambiara el pensamiento de los Winchester, quienes crucificaban a Castiel por algo que, para Jack, era inevitable de sentir aunque nunca lo hubiese experimentado. Tampoco deseaba pelear con los hermanos y avivar más la llama de la guerra que surgió. Quería ser el puente entre ambos bandos, que se entendieran y llegasen a un acuerdo. No creía del todo en la inocencia de su padre biológico aun, pero Cas no tenía por qué cargar con los pecados del arcángel. Cas seguía siendo Cas, su ángel, su padre. 

SurrenderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora