Presentimiento.

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Le esperaba tirado en la orilla de la playa con una tormenta acercándose por el horizonte. Sabía que vendría tarde o temprano. Tal vez se tomaría su tiempo, pero no estaría nada feliz del resultado de su plan y probablemente querría hablarlo.

Nathan finalmente apareció, caminando disgustado por la arena que arruinaba sus zapatos de charol. Miró a su padre desde arriba, rehusándose de una sola mirada a sentarse y arruinar también su traje.

- Que delicado me saliste. – Se levantó sacudiéndose la arena.

- ¿Qué hiciste mal ahora? – Juzgó el menor.

- Yo no hice nada mal. – Se defendió Lucifer. – Hasta dije cosas cursis que jamás diría.

El joven suspiro cruzándose de brazos, y por un segundo, Lucifer reconoció a su hermano mayor en él. Maldita sea.

- Fallaste y mi madre sigue sin ser nada feliz; al contrario, lo amargaste más.

- Tú fuiste el de la idea, genio.

- Pensé que mínimamente eras capaz de hacer eso.

- Púdrete.

Silencio incomodo fue todo lo que genero el intento de ambos por no seguir discutiendo y convertir esto en un reguero de sangre de arcángel.

- Ya no voy a ayudar. Mamá dijo que no me inmiscuyera en los asuntos de ustedes dos.

- ¿Siempre obedeces a Cas al pie de la letra?

- ¿Siempre tienes que desobedecer?

Otra vez intentaban no llevar esto a peores, pero era muy difícil siendo tan opuestos. Se parecían en cosas que resultaban perjudiciales, y diferentes de maneras incompatibles. Lo que Cas creía que Lucifer debía hacer, era simplemente imposible para él.



El ángel no estaba muy bien hoy, pero no tenía que ver con Lucifer, sino con un mal presentimiento. Todo el día se había sentido extraño, y el hecho que Jack y Nathan decidieran salir juntos por la tarde, no lo tranquilizaba ni un poco.

- Solo iremos a dar vueltas por el mundo. – Dijo el menor. – Volveremos para cenar.

- Ten cuidado, es todo lo que pido. – Cas besó su frente y la de su hermano mayor, dejándolos ir al fin.

Kelly también les saludo y Crowley les gritó una despedida desde la cocina. Cuando los chicos se marcharon, la mujer notó una mirada que conocía en Cas.

- ¿Estás bien?

No quería preocuparla por tonterías suyas, ni mucho menos arruinar una oportunidad de reconciliación de los hermanos.

- Es extraño estar lejos de Nathan. No había querido separarse de mí desde lo del secuestro. – Excusó.

- Entiendo.

Pero Castiel no podía comprender sus propios sentimientos. Rogó a su padre que todo fuese imaginación suya, y que nada malo le pasara a los chicos.

Tal vez se lo perdió demasiado tarde o quizá no había mucho que Chuck pudiese hacer. No llegaron a pasar por el segundo país en su lista de visitas cuando un sonido llamo la atención de los hermanos hijos de Lucifer.

Poniendo atención era más claro. Las voces de sus madres se escuchaban a lo lejos como un eco, suplicándoles ayuda.

- ¡JACK!

- ¡NATHAN!

Jack se llenó de preocupación inmediatamente, por el contrario, su hermano menor era todo furia.

- ¡¿QUIÉN SE ATREVIÓ A DAÑAR A MI MADRE?!

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