Incomodando vecinos.

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Antes de que tan siquiera Luci pensara en decir que estaba aburrido, Castiel lo invito a dar un paseo por el parque a unas calles de allí. Ahora se arrepentía un poco. El arcángel le había obligado a quitarse el traje y llevar algo "más cómodo". Amaba su traje,  pero se conformaría con llevar la gabardina sobre lo que fuese que Lucifer eligiese para él. Sin embargo, también le quitaron ese privilegio.

Con el ceño fruncido, observaba su reflejo en el espejo de la habitación, inseguro de esta nueva vestimenta. Jeans azules, con una camisa de mangas cortas a cuadros azules y blancos, sobre ella la chaqueta marrón oscuro de Lucifer... era una combinación no muy propia de Castiel.

- Cambia esa cara, que te vas a arrugar. – Bromeo el rubio pasando por detrás de él y propiciándole una nalgada.

Mirándose de nuevo, no estaba tan mal si comparaba su nueva vestimenta con la camiseta de "Apocalipsis zombie" que traía su pareja.

- ¿Nos vamos? – Se alejó del espejo finalmente.

- Yep. –

Pero antes, le miro con sospecha. Cas no entendía por que, hasta que se acercó a acomodar la chaqueta correctamente y dijo.

- Te ves adorable con esta cosa que es dos tallas más que la tuya. – Sonrió.

- No quiero verme como un niño. – Se quejó, amenazando con quitársela.

- Eres un niño a mi lado, así que te callas. – le silencio de un beso.

Caminaron hacia el ascensor, encontrándose con la grandísima sorpresa de un cartel que rezaba "fuera de servicio".

- ¿Para que pagó si ni siquiera puedo usar el maldito ascensor? – Refunfuño Luci.

- Lo pagó yo, y tampoco es mi dinero, en todo caso. – Replico Cas, comenzado su descenso por las escaleras.

- ¿Me lo estas reprochando? – Fingió indignación. – Voy a conseguir mi propio dinero fraudulento, Sugar Daddy de mentira.

Castiel se rio de él, y eso lo indigno pero de verdad esta vez. Arrinconó al más bajo contra la pared del descanso de las escaleras y le desafió.

- ¿Te burlas de mí?

- Pagó por ti, ¿No? Puedo tomarme ciertas atribuciones en lo que buscas tu propio dinero fraudulento.

Demonios, Cas a veces era muy bueno jugando este juego.

- Me tientas a tomarme atribuciones que tal vez no me corresponden. – Amenazó muy cerca de la boca ajena.

- Podríamos discutirlo.

Las bocas se unieron en un beso lleno de deseo. Lucifer era un excelente besador, por el contrario, Cas solo era un principiante en todos estos temas. A veces, esa desventaja avergonzaba al menor, haciéndolo pensar de más. Justo cuando aquella torre de pensamientos pesimistas lograba su tope, Lucifer la derrumbaba con sus "atribuciones". La sucesión de clics que produjeron los botones a presión de la camisa del ángel ante un simple tirón de Luci, advirtieron a Cas de lo que podía venir. La facilidad del desprender de esa camisa era algo que Lucifer había previsto desde el preciso momento en que la eligió.

Con toda esa piel a disposición, Satán no sabía por dónde empezar. Relamió sus labios antes de atacar el cuello del más joven, repasando con su mano izquierda cada musculo del marcado abdomen.

- Lu-lucifer, nos van a ver. –

El susodicho no respondió, pero no había problema, ya que Cas hablaba mucho pero no ponía nada de resistencia. Ambos escucharon pasos bajar las escaleras, que se detuvieron a cierta altura. Castiel logro reconocer, entre lo embelesado que estaba ante las caricias del otro, a una de las "amables" vecinas del departamento de enfrente. La chica dio media vuelta y corrió escaleras arriba. No estaría más avergonzada que el ángel, y a Lucifer... no le importaba para nada.

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