Yo.

279 34 31
                                    

En todo el viaje de vuelta a casa, solo se escucharon las voces de Jack y Nathan hablando de que habían hecho en el bunker, mientras Cas y Crowley asentían en los asientos delanteros.

- Papá nos llevó a ver el infierno. – Continuo Jack, ya en la casa.

- Y Sam nos enseñó como matar Wendigos. – Dijo Nath.

- Dean nos llevó a practicar disparar con el arco. – Habló el rubio.

- Mañana me cuentan el resto. – Sentenció Cas, mientras los empujaba a sus habitaciones. – Es tarde y tienen que descansar.

- ¿Mamá ya está durmiendo? – Interrogó el mayor de los niños.

- Si, así que no hagan mucho ruido.

Ambos chicos asintieron obedientes y se retiraron a sus habitaciones, después de saludar al ángel y el demonio.

- Yo me encargó. – Dijo Crowley, con una mirada cómplice hacia el más alto.

- ¿Estás seguro? – Dudo el ángel.

- ¿Cuándo te he fallado?

- Pues esa vez en que... - Sopesó Cas, ganándose la mirada furiosa del otro.



Lucifer volvía a su solitario departamento, lo único que le había quedado de aquellos tiempos de puro romance. Dejo sus zapatos a un lado de la puerta y la chaqueta en el perchero. Abrió una cerveza y se la termino sentado en la isla de la cocina.

Puede que el panorama fuese triste y desolador, pero se sentía satisfecho. Había logrado algo. Nathan seguía siendo arisco a veces, pero comprendió que era su personalidad; y no podía negar que se parecía a su padre. Realmente había logrado algo.

Se duchó con una sonrisa. Completamente relajado del estrés que soporto los últimos meses. Con una toalla aferrada a su cintura, salió del baño tarareando "Lost in Japan" y secándose el cabello. Perdido en sus pensamientos no notó a Cas hasta que termino de batir su rubia cabellera con la toalla.

- Mierda, ¿Qué hice?

Tal vez Nath no estaba tan feliz como parecía, quizá se lastimo, incluso pudo haberle contado algo a su madre que no le gusto de estar en el bunker. ¿Y si le dio algo de comer que no tenía permitido? ¿Habrá mencionado que se durmieron muy tarde?

Estaba desbordando de pánico y Castiel solo jugaba Angry birds en su Tablet; Lucifer le enseño cómo hace tiempo. El saco azul enrollado le servía de almohada contra el respaldo de la cama, y los pies cruzados le daban un aire despreocupado. Su rostro demostraba concentración pura, mientras que su corbata desaparecida llamó la atención de Luci.

- Sea lo que sea que Nathan dijo: Lo siento y él miente. – Sentenció, sin saber que pasaba.

- Nathan está feliz. – Dijo con su característica voz profunda, mientras maldecía por haber fallado en el juego.

Bien. La otra opción era Jack. Pero las cosas estaban bien con él hace tiempo, y solo habían mejorado. Quizá Crowley. Había insultado mucho al estúpido demonio, pero no le hizo nada malo, ni siquiera lo había pensado. Seguro los ángeles lo habían calumniado de nuevo. Esa bola de pollos mojados se la iban a pagar.

- Compre helado. – Dijo Cas, dejando de lado la Tablet, comprendiendo que no iba a pasar de nivel jamás.

- ¿Qué? – Cada palabra del ángel lo descolocaba más.

- Pensé en recompensarte por comportarte con los niños, por eso compre helado de tu sabor favorito. –

Lucifer parecía escucharlo, pero estaba demasiado concentrado en los tres botones desprendidos de la camisa del más joven.

- Además, de un extra. – Explicó, mientras se acomodaba de lado en la cama. –

- ¿Qué extra? – Pregunto con la emoción de un niño en su cumpleaños.

- Yo.

SurrenderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora