La cabaña

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Sube

Cae

Sube

Cae

Sube

Cae. En mi estómago.

Tomo la pelotita y continuo arrojándola. Como estoy recostada apenas puedo atraparla con dificultad. Quiero pensar en todo lo que paso. Quiero pensar en que de seguir así deberé olvidar todos aquellos momentos que pasamos juntos Sam y yo. Él ya no me quiere cerca y yo no le rogaré, debo de hacer otras cosas, tal vez sea hora que ambos sigamos con nuestras vidas aún que sienta ese malestar en el pecho, aunque me odie después, aunque...

Busco un pretexto, ese aunque, ese pero, que sólo mi mente sabe y que mi corazón susurra, esa razón que mi esencia desconoce pero llora a cada risa de profunda ironía.

Quiero a Sam. Lo quiero. Pero debo decidir, Lucas o Sam, no hay más, no me dan opción más que decidir.

Escucho la puerta de mi habitación tratando de abrirse, he estado encerrada por 4 horas en la misma posición, haciendo lo mismo y pensando en lo mismo. No he dado señales a Sandra de que sigo viva. Pero sé que si quisiera entrar lo habría hecho ya. Pero ella entiende más que muchos. No quiere que sienta que no le importo así que "trata" de entrar, pero no lo hará por el simple hecho de que sabe darme mi tiempo.

Sube.

Cae.

Sube.

Volteo.

Cae.

Me siento tranquilamente y aviento la pelota y miro a la computadora mordiéndome el labio inferior hasta casi hacerlo sangrar me levanto dudosa pero firme y me acerco a la computadora. Tomo el respaldo de la silla y la muevo hacia atrás para sentarme. Y aquí estoy, sentada frente a mi ordenador apagado pongo una mano sobre el teclado y la otra sobre el botón de inicio. Titubeo Y después de un suspiro quito la mano del botón girando la cabeza al piso molesta conmigo misma me levanto de golpe tirando la silla y me tiro a la cama aventando todas las almohadas que tengo ahí, tomo la ultima y golpeo todo en la habitación hasta que la almohada comienza a sacar plumas y mis ojos condensan la ira y el dolor soltándolos por mis ojos y mis mejillas. Comienzo a perder fuerzan, la mayor parte de mi habitación está destruida, tropiezo con un objeto y caigo al suelo pateando y forcejeando contra nada lanzando gruñidos ahogados y negando con mi cabeza frenéticamente hasta que mi mano derecha ropa con la almohada a la cual me aferro y me hago un ovillo temblando y llorando hasta que la almohada se vuelve de una tonalidad mas oscura por las lagrimas.

Un zumbido me sobresalta, me siento y comienzo a buscar mi celular entre el desastre de mi habitación.

Al encontrarlo veo en la pantalla.

"1 nuevo mensaje"

Desbloqueo el celular y leo el mensaje de un numero muy extraño que solo aparece como "Él a usuario"

-"Vaya vaya, pobre. No te atreves?

Mi cara de confusión es notoria hasta para mi.

¿Quién? ¿Qué? ¿cómo?

Volteo a mi alrededor sin lograr ver a nada ni a nadie. Aviento mi celular y me levanto a tropiezos tomando mi abrigo y saliendo sin toparme con Sandra. Corro sin dirección y sin rumbo hasta que comienzo a tranquilizarme. Camino buscando en mis bolsillos algo que pueda servirme. Tengo dinero suficiente para hacer conseguir un transporte. Tomo un taxi.

-A Mirabella por favor- digo. El taxista, un señor un tanto robusto con una barba negra y tupida y sin cabello en su cabeza, de ojos cafés, asiente. Comienza a llover mientras miro por la ventana, miro de reojo el taxímetro, esta a punto de superar el dinero que tengo. -Aquí esta bien- Él se detiene.

-Serían 79 de favor- dice mirándome por el retrovisor, pago y salgo del taxi en plena lluvia camino por un sendero mientras las pequeñas gotas de lluvia caen en mi cabello, me pongo el gorro de la chamarra y meto mis manos en mis bolsillos. Me salgo del sendero y camino por un prado hasta adentrarme en un bosque donde logro divisar una cabaña de madera. Entro y ese aroma a viejo y a pino me invade. La nostalgia en increíble y los recuerdos me hacen tambalear y sonreír. Me quito la capucha al voltear y llevarme una gran sorpresa. Todo esta mejor que la ultima vez que vine. Esa cama vieja ahora es un nuevo sofá café chocolate con algunas almohadas y una que otra cobija, el suelo y las paredes ya no tienen aspecto de que se caerán al más mínimo suspiro, ahora hay lamparas y algunas luces de Navidad en el techo y en algunas mesas un pequeño estéreo y varios discos, una tele con un dvd en un mueble lleno de películas y libros, algunos cuadros y fotos, sin duda todo esta en mejor estado. Escucho ruidos de golpes en la parte de arriba. Alguien esta golpeando la pared. Mi pulso se acelera al pensar que esta casa puede ahora pertenecer a alguien mas. Subo las escaleras tratando de hacer ruido. Al subir el sonido de apaga repentinamente, veo el pasillo y logró notar que la puerta de una de las habitaciones, la del fondo del pasillo que siempre fue mi favorita, se abre ligeramente en un leve chirrido. Me dirijo ahí con cautela y entro en la habitación, también está como nueva, una gran cama que se ve demasiado cómoda, cuadros y un color crema en las paredes, justo como yo describía que quería este cuarto, casi comienzo a llorar, cerca de la ventana veo una pequeña escalera un varios clavos y un martillo, supongo que eso fue lo que escuché, pero..

Se escucha un portazo detrás de mi, doy la vuelta aterrada y veo a Sam sin camiseta y con unos jeans viejos y rotos.

-Aún no está listo- dice suavemente con su penetrante mirada fija en mi.

-¿Tu...tu hiciste esto?- pregunto. El asiente con la cabeza mostrando una leve sonrisa.

-Quería darte una sorpresa- dice él tomando uno de sus fuertes brazos. Mis mejillas se sonrojan. De pronto el esta frente a mi. Siento su aliento irrumpir el mío. Me besa antes de que pueda articular palabra, comienza lento pero va tomando intensidad, le tomo la cara y el toma mis manos, le abrazo el cuello y el toma mi cintura atrayéndome bruscamente a él, tropiezo levemente y aprovecha eso para aventarme a la cama sin despegarse de mi, me desabrocha el abrigo y yo recorro su fuerte espalda con mis manos, mete sus manos bajo mi blusa y siento como aprieta uno de mis senos haciéndome lanzar un pequeño sonido que desconocía en mi: un gemido.

El desabrocha mi pantalón y yo lo aparto bruscamente.

-No-susurro. Me levanto y salgo de la cabaña apresuradamente, le escucho gritar mi nombre Y salir detrás de mi en la lluvia que ha empezado mas fuerte. Escucho sus pasos tras de mi.

<Esto esta mal, muy mal> me repito una y otra vez.

-Elinor, por favor, escúchame, lo siento- apenas se escucha su voz por la lluvia.

Me toma del brazo y un nudo de hace en mi garganta. Me mira unos segundos y me abraza sin más.- Te amo Elinor. Estoy enamorado de ti. Lo siento- mis ojos se abren, siento mi corazón unirse al de él en un rápido palpitar. Y lo abrazo. Sin decir una palabra caminamos tomados de la mano hasta la cabaña, al llegar me quito la chamarra, estoy bastante seca. Sam me da una toalla de color azul marino. Va y prende la tele y con un pequeño control plateado prende el DVD.

-Tu escoges- me dice al ir a la cocina.

Veo las películas. Sin duda hay una en particular. "El planeta del tesoro" abro la caja y meto el disco que empieza a reproducirse.

-Lo sabia, siéntate- dice el en el sofá con un bote de palomitas con salsa maggi, como a mi me gustan, sonrío y me siento a su lado acostándome en su pecho desnudo, besa mi frente, después de un largo rato me quedo dormida.

Justo en la parte en la que Jim aplaude y al voltear a la ventana ve al cielo nocturno a su gran amigo en las nubes, el buen silver.

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