¿Qué?

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-¿D...de.. De que estas hablando?- preguntó Sam levantando una de sus manos para cubrir su boca abierta de impresión.
Miré al suelo, tomé la prueba de embarazo y se la mostré.
Se sentó en cama y su nueva de convirtió en una sonrisa.
Esto me confundió, ¿Por qué sonreía? De la nada se levantó y me abrazó cálidamente.
-S..Sam- se separó bruscamente, como si mis palabras hubiesen roto la burbuja en la que se encontraba.
-Lo siento- dijo él, se giró para tomarme las manos- Haré lo que sea para que ambos estén bien, nos graduaremos en muy poco tiempo, conseguiré un trabajo y se lo diré a tu madre, iremos a nuestra cabaña y podremos...- no terminó, apartó sus ojos de mi rostro lloroso. No podía creer lo que me decía.- Ell...- su voz temblaba dandole un matiz de dolor e ira.- dime que no hay posibilidad de que sea de él, por favor, dime que él y tú no...- me miró, abrí la boca nerviosa sin saber mentirle, mi quijada tembló pero de mi garganta apenas brotó un gemido roto.
Sam se separó de mi tomó su chaqueta y bajo el marco de la puerta dijo.
-Espero que sean muy felices Els, siempre te amé, siempre quise formar una familia contigo- miró el suelo y sonrío con ironía- ese hijo de puta tiene suerte- salió del cuarto, en cuanto reaccioné ya fue muy tarde para alcanzarlo.

••••••

-¿Qué me dices? Els, esto tiene que ser una broma- fue lo primero que dijo Lucas al escucharme.
-No lo es- dije con autoridad. No lograba quitarme de la cabeza como Sam se había marchado.
Lucas se acercó bruscamente a mi, me tomó de los hombros y me besó cálidamente.
-Haremos que funcione- me abrazó acariciando mi cabello. Lo abracé.
Cuando nos separamos se puso de rodillas y me levanto la blusa, dio un beso en mi vientre y susurró algo que no logré entender.
Mi corazón iba a estallar, apenas pude aguantar las ganas de llorar.
-Hay que prepararnos, ¿Crees que debamos contarle a tu madre?.
-Para nada, no quiero que lo sepa.
-Vale, ya, entonces te pagaré un departamento, te mudarás allá cuando esta pequeña cosita comience a crecer, ¿Te parece?
Asentí con la cabeza. Nos recostamos, ese nudo en la garganta estaba por asfixiarme, nadie me había preguntado que quería yo. ¿Tener un hijo?
Eso gasta mucho tiempo, son caros y terribles de cuidar, no podría tener un bebé con la misión que tengo.
¿Qué puedo hacer?

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