Costumbres

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Casi no he visto a Sam en estos últimos meses, me duele el pensar todo lo que ocurrió, la culpa me invade, Estoy en clase de Anatomía sentada a un lado de Pau, casi no había hablado con ella desde que me llamó por mi nombre completo, quizá sentía lastima por mi. En mi mano tengo mi celular con la foto de Alan y Janice besándose en la cafetería a un lado de Sam, la ultima foto que tomé de los tres juntos, el día en que le dí una bofetada a Sam, mi primer día de clases desde el incidente, todo ha ido cuesta abajo muy rápido, aunque sé que estoy ahora mas cerca de encontrar al bastardo que causó todo esto, sé que no cambiará nada, lo sé, pero quiero aún así que pague por el dolor, le haré pagar.

-Els, ¿Todo bien?- pregunta Paulina tocando mi hombro, la húmeda sensación de mis mejillas y lo tenso de mis músculos me llega de pronto haciéndome reaccionar acerca de mis nudillos apretados.

-Sí, todo bien- miento, nada estaba bien y de colmo me siento mareada, no sé que me ha pasado, pero sin duda me tiene sin cuidado.

La campaña suena.

Camino con Pau hablando de cosas tan vagas y poco específicas, nada en especial, nos separamos para ir al comedor, no encuentro a Alan por mucho que lo busque con la mirada, Lucas tampoco está, había quedado en comer con ellos todos los días, pero se han estado comportando tan extraño.
Mis ojos se detienen inseguros ante la fornida figura de Sam comiendo solo. Contengo el aliento hasta finalmente suelto un suspiro, tomo mi almuerzo con fuerza y caminó hasta donde está él.

-Hola- lo saludo. Su mirada es fría, rota. Mueve la cabeza unos milímetros a modo de saludo.

Me siento y como en silencio pensando en algo para decir.

-Wow, comes mas de lo que recuerdo.- dijo Sam repentinamente, cuando mire abajo mi bandeja estaba completamente vacía.

-Si, eso creo, d..deben ser los nervios- Sam ya no contestó, cuando me giré para verle lo ví combinando con su bandeja vacía.

Sonó la campana.

•••••••

Una vez más, con la peluca de cabello rojo, estaba en el cuarto de un degenerado sin remedio, pero esta vez todo era diferente. No sentía nada, no podía, lo único que podía sentir era el mango del cuchillo en mi mano.

-Vamos, hazlo, será más excitante si tu lo haces- logré escuchar. No me podía mover, aquellas lagrimas me tenían encadenada al suelo, como espinas en todo mi cuerpo y lava en mi corazón.
Luego.
Todo pasó tan rápido. Terminé de tajo aquella frívola conversación conmigo misma y me abalance sobre el cuerpo de aquella mujer clavando el cuchillo en lo mas profundo de su desnudo pecho.

-Lo siento- fue lo único que pude susurrar. Pero no lo sentía, no me pesaba el tener mi mano atravesada en su diafragma. Saque el cuchillo y vi sus ojos, en blanco, llorosos, las pupilas dilatadas miraban hacia arriba y su cabeza se iba irremediablemente hacia atrás.
Seguir apuñalándola, quitando todo el estrés, manchándome de la cálida sangre. Luego el tipo hizo su "trabajo". Aguante mis ganas de vomitar, no soportaba el dolor de la sangre.

Esa fue la primera de lo que ahora puedo decir muchas, tantas víctimas, hombres, mujeres y... Hasta incluso, niños.
No recuerdo cuando empece a ver la figura de aquel sujeto en cada uno de ellos, pero sé que ahora estoy cerca, me lo ha dicho, no se como, pero me ha vigilado desde "La RED" al menos piensa que soy pelirroja, que mis rasgos físicos son mas suaves y finos de lo que en verdad son, al menos no sabe quien soy yo.

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