Dolor pasajero

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Mis piernas tiemblan y mis brazos amenazan con caer, el dolor es terrible, desearía que terminara ya y así lo hace, haciéndome lanzar un fuerte grito siento como se viene dentro de mi violentamente. Jadeo exhausta cuando el sale, las marcas de un látigo por todo mi cuerpo me punzan al tratar de moverme.

-Vamos, lárgate. -gritó aquel sujeto. Trato de apresurarme y con terrible esfuerzo logro vestirme y salir de ahí, de alguna manera la peluca y lo más básico de mi maquillaje no han salido afectado después de la última media hora de tortura y sexo. Ahora estoy dentro.
Voy a un solitario parque, el día es nublado, camino con la ropa completamente devastada, mi rostro maquillado con el rímel un poco corrido y el labial rojo desgastado, con mis tacones en la mano y el bolso sujeto desde mi hombro. Me siento frente a una fuente sin cruzarme con nadie más. De la nada las lágrimas caían por mi rostro como una tormenta de llanto y dolor, de la pérdida y la nostalgia.
Escape de todo eso tan solo para volver a él.
Tratando de calmarme me levanto mientras el cielo comienza a llorar conmigo y así camino entre aquellos terribles pensamientos. Con la culpa y el asco rasando mi garganta.

•••••••

Suspiro ya en mi habitación libre de todo aquello que me quita lentamente quien soy. El vapor aún sale de la puerta del baño, froto mi cabello con una toalla para secarlo, mi celular vibra en mi escritorio.
Me acerco y lo enciendo.

"ÉL usuario:

Me gustó ese show"

Aprieto mis labios y enciendo la computadora. Abro la página que me ha orillado a esto y mis lágrimas caen, nunca lo vi, de haberlo sabido hubiera sido diferente.
No me puedo creer que no vi esa cámara escondida en su cuarto y ahora, de manera tan rápida mi cuerpo era propiedad de ese sitio web.
Apago el ordenador y tomo mi celular.
Me detengo a punto de llamar a Lucas, decido deslizar mi dedo hasta el nombre de Sam y lo llamo.

-¿Hola?
No logro disimular el llanto.
-Hola
-Elinor ¿Qué pasa? ¿Estas bien?
-¿Puedes venir?
-Claro, voy para allá.
-Bye
-Espera El...
Corto la llamada y tiro el celular en la cama.
Unos minutos después me encontraba llorando en los fuertes brazos de Sam.
No hizo ninguna pregunta, sabe que no querré contestar. Hace lo que necesito, me braza y me acepta.

-Por cierto, te traje algo.- dice el metiendo una mano a su chaqueta y sacando una pequeña rosa roja.

-Que bella.

-Como tú.

Lo miro sin saber que hacer, el me sonríe dejando ver en sus ojos la tristeza que le provoca que haya preferido a Lucas. No quiero pensar más, bajo la mirada pero el me carga en sus brazos haciéndome llevar mis manos a su cuello. Me lleva escaleras abajo y me tumba en el sofá envolviéndome en una cobija para que no me mueva. Comienzo a reír.

-¿Qué haces? Me siento una oruga.

-Las orugas no se mueven en su capullo.

Ambos reímos, una vez que me ha inmovilizado toma una película y la coloca en el DVD, mientras están los comerciales el va a la cocina por papas, palomitas y un par de sodas. Se acomoda conmigo librándome de esa cobija.

-Ya eres una mariposa.

El sonrojo de sus mejillas me hace sentir bien, como si volara, siento en su mirada la libertad. El voltea a los aperitivos y me acerca un tazón azul. Tomo una papa de limón con sal y la muerdo. Me recuesto en su pecho y disfrutamos de "Hombres de negro".

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