Para ambos bandos

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Han pasado dos días desde que visité a Rin, traté de quitarme aquella horrible tristeza y me dirijo a casa de David.
Al llegar veo la puerta abierta lo cual me desconcierta, decido entrar con cautela, algunas cosas parecen estar desordenadas, algunas mesas tiradas, botellas y un poco de ropa tirada por el piso, escucho un ruido seco en el piso de arriba, me apresuro a subir las escaleras con cautela hasta una de las habitaciones.
Carajo.
Me quedo de piedra en el marco de la puerta, frente a mi David se encontraba sin camisa y sin pantalones, ese no era el problema, el problema es que estaba encima de una figura con el torso desnudo que parecía protestar mientras David sujetaba sus muñecas con una de sus manos y acariciaba su torso hasta su cremallera con la otra.
Sam.
-Para, David.
Jadeó Sam cuando David comenzó a besar su cuello, sus ojos se posaron en mi.
-Tarado ¡Para ya!
David dejo de besarle y lo miró desconcertado, rápidamente volteo a verme, Sam pudo quitárselo de encima.
-Elinor, ven aquí.
Corrí fuera del cuarto con Sam pisándome los talones.
-No sin una buena explicación.
-David ha estado enamorado de mi desde el primer año, me pidió que trajera una USB, algo de un proyecto, comenzamos a hablar y me invitó un trago.
-Oh, vaya, ahora solo te queda explicar ¡Por qué demonios lo hiciste conmigo!
Sam me tomó desde atrás haciendo que cayéramos quedando yo en sus piernas.
-Por que te amo Elinor, pero me haces daño, debo pedir perdón por lo que estoy a punto de decir pero...
-Amor, te juro que no sabia que iba a venir.
¿Amor?
Miré a Sam tratando de ahorcarlo.
-David y yo somos novios.
Sentí que me iba a desmayar.
Ok ok.
Traté de fingir que no me interesaba, necesitaba a David para encontrar al bastardo que me secuestró. Fingí una sonrisa mirando al suelo.
-No sabía que tirabas a ese lado.
-No lo hacía.
-Entonces, ¿Te gusta ese rollo?
-¿Por qué no?
David llegó y abrazó a Sam.
-¿Desde cuando ustedes dos....?
-Desde hace una semana.
Sonrió David, Sam se sonrojó y miró hacia otro lado apenado.
No pierden el tiempo.
Tardé en darme cuenta de que yo estaba sonrojada, mil preguntas indecentes dan vuelta en mi cabeza.
Me levante con dificultad.
-Bueno, mejor te veo mañana.
Dije incomoda.
-Lamento esta escena.
Dijo David, Sam parecía no poder o no querer hablar.
Salí por la puerta y me dejé caer contra ella.
Pude escuchar a David tirando al suelo a Sam.
De verdad estaban borrachos.
Después oí algo que no podría decir si me perturbó o me excitó.
Un gemido de dolor.
Luego uno de placer.
Finalmente dos gritos extasiados.
Me levanté para correr lejos de ahí. Había pasado una hora.
Ya no podía llorar, llegué a casa a darme una ducha y tratar de olvidar todo eso con una buena siesta.

•••••••

-Esto llevará un rato.
David miraba el monitor fascinado. Parecía más alegre.
No estaba segura de querer saber por qué.
-Pero lo vas a lograr, ¿Verdad?
-Claro.
Suspiré.
-¿Desde cuando se conocen Sam y tú?
Esa pregunta me sorprendió.
-Desde siempre.
-Nunca me hablo de ti.
Alguien estaba celoso.
-¿Desde cuando lo conoces tú?
-Desde el primer año, en el taller de carpintería, quede hipnotizado con su presencia. -Tenía una sonrisa.- Me le declare el año pasado, pero al parecer el amaba a alguien más.
-¿No te sientes mal al ser su reemplazo?
-Yo no soy ningún reemplazo, estoy feliz con él, quiero hacerlo feliz. No puedo creer que lo lastimaran de esa manera.
Mi mirada se volvió triste y culpable.
-Tampoco yo.

•••••

El timbre de mi apartamento sonó.
-Hola.
Sam esta frente a mi. Me aparte para que pasara.
-¿Qué deseas?
-A ti.
Lo mire con todo el odio que pude pero el miraba por la ventana.
-Hablo en serio.
-Quiero pasar tiempo con mi mejor amiga, me miró con una sonrisa demasiado falsa.
Me acerqué a él y nos sentamos en el sofá.
-¿Qué tanto me amas?
-Más de lo que podrías imaginar.
Respondió firme.
-Entonces aléjate de mi.
Sam rió.
-Si te hiciera caso no te amaría.
-"Si amas algo, déjalo ir"
-Lo que se ama nunca se deja ir, si te rindes es por que no quieres algo en verdad. -Me miro tranquilamente- yo siempre estaré aquí para ti, al igual que todos estos años, aunque tu no quieras.
Estiró los brazos adivinando lo que iba a pasar.
Mierda, me conoce demasiado bien.
Estuve en sus brazos llorando hasta que me cargo a mi cama.
Esa noche dormimos frente a frente, tan solo mirándonos, ninguno mencionó ninguna palabra, el mundo se encargaba de girar para nosotros.
Esa noche, fuimos los mejores amantes de la historia y los peores amigos de la vida.
Desperté en su pecho y mis problemas se habían ido.

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