Filo de muerte

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La rosa de cristal brillaba por la luz de su base mientras giraba lentamente, el regalo de Lucas también era bellísimo pero no dejaba de pensar en Sam.
Tomé un sorbo de té, encendí el televisor, estaban pasando "No te lo pongas"
Sonreí, solía verlo con Sandra y varias veces obligue a Sam a verlo, siempre me dan ganas de arreglarme y comprar cuando veo ese programa.
El tiempo me pasó rápido viendo cupcake wars y cada cosa en su lugar, cuando mi taza de té se vio vacía fui a la cocina para lavarla, no soporto estar encerrada en este vacío apartamento, tomé algunas cajas y comencé a vaciarlas para ocupar un poco de espacio en este lugar, todo estaba quedando muy lindo hasta que me encuentro con un viejo álbum café. Lo saco con cuidado, como si la fragilidad de los recuerdos ahí guardados fuera a deslizarse directo al olvido.
Cruzo las piernas en el suelo y lo pongo sobre mi regazo, lo abro con cuidado, había fotos mías ahí, fotos con Sandra, con Sam... Con Rin..... Con mi padre.
Solo Sam sabe lo que le ocurrió a mi padre, un Marín cuyo barco se hundió a causa de una tormenta cuando yo tenía tan solo 9 años.
Debería llamarle Iván, pero no puedo, deshonraría su memoria y todos los momentos que vivimos, me enseñó de botes, navegación, algunas técnicas de defensa, casi no recuerdo nada de eso, lo único que recuerdo aun son nudos, atarlos, desatarlos, reconocer sus nombres, el solía decir que mi cabello era el nudo más difícil de manejar, era, era un muy buen padre, de esos que lo son por que nacieron para ello.
Pase mis dedos por la foto de nuestro ultimo campamento, Sandra y mi padre abrazados, Sam cargándome en su espalda y Rin detrás de todos abrazándonos, todos estábamos muy felices ahí, fue 8 meses antes de que él tuviera que irse. Desearía que todo volviera a ser así.
Suspire.
Un ruido se escucho en el pasillo, eran golpes, una persona parecía asustada.
Salí a ver que pasaba, el ruido venia de la parte de abajo, baje y vi a una mujer en el suelo bañada en sangre, con varios golpes y moretones, un señor se acercó a ella.
-No puedes hacer nada bien- su postura era notoriamente la de una persona cuyo juicio está siendo manejado por el alcohol, fue ahí cuando vi el cuchillo en su mano izquierda, lo apretó en su puño.
Todo lo demás paso muy rápido.
Me abalance sobre el y lo tumbe al suelo para arrebatarle el cuchillo, la mujer corrió.
-¡Lama a emergencias!
Grité en cuanto pude. Fue antes de sentir el cuchillo en mi hombro, apenas rozando mi brazo, el corte fue bastante profundo, la herida se abría desde mi hombro hasta mi codo, trate de levantarme con el tratando de apuñalarme, la señora salió llamando desde el teléfono, su esposo volteo a verla y el descuido fue suficiente para tropezar y enterrarse el cuchillo justo en el cuello.
Escuche el grito, de la mujer que corrió a ver a su difunto esposo, ella lloraba, no sabia que decir, de pronto no me importaba tanto, la señora volteo a mi con una expresión que no pude distinguir si era de agradecimiento u horror, corrió dentro de su casa y salió con un botiquín, apenas sentí el ardor.
Lo único que me daba remordimiento y enojo era no haberle clavado yo el cuchillo, ¿Qué acabo de pensar?
Eso... Eso esta mal, no debo pensarlo.
La ambulancia llegó y comenzó a revisarme y a consolar a la viuda.
¿Cómo puede llorar tanto después de lo que le hizo?
Yo solo puedo pensar en todas las maneras en las que podría torturarlo, me sorprendí imaginando a muchas mas personas a parte de él, desde ancianos hasta niños, todos muriendo en mis manos, sus ojos llorosos implorando inútilmente por piedad, por vida.
Algo esta pasándome.
Algo malo.

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