La música de la banda suena suavemente de fondo mientras los invitados charlan con copas de cristales llenas de champagne en sus manos repletas de anillos de oro. El chelo y el violín acaparan toda la melodía, el sonido se funde con el color dorado de los candelabros y el blanco mármol del piso pulido y alfombrado, creando una sensación surreal de estar en el siglo XVIII y no en pleno 2019.
La fiesta ha comenzado sólo treinta minutos atrás y Eiji ya quiere marcharse. Lo han confundido tres veces con un mesero y le han mirado mal en cada ocasión en que Max lo ha presentado como un preciado amigo y no como su fotógrafo en turno. No es para menos, a los alfa no les gusta mezclarse con betas, mucho menos que los rebajen a su altura viéndose obligados a convivir con ellos en una fiesta que se supone es de élite.
Sólo hay una razón por la que el japonés no ha tomado su abrigo y se ha marchado en uber y es que Jessica parece haber descubierto su plan y lo mantiene a su lado sujetándolo del brazo mientras le habla de todos los invitados presentes, usando su vasto conocimiento en el área de espectáculos.
—Ese de allí es el ministro de Canadá —le dice—. Debes haberlo visto en fotografías. Su gobierno apoya totalmente el matrimonio entre betas y omegas y eso ha escandalizado al mundo entero porque él es un alfa. Esa omega de allá es la nueva esposa del príncipe de Inglaterra. Su compromiso fue un escándalo porque aparentemente ella no tenía un buen linaje. ¡Oh! Y esa de allí es Taylor. Esa zorra se cree mejor que todos porque es la artista más vendida de los últimos años. Acaba de estrenar un nuevo sencillo y no hay quien le cierre la boca, una alfa realmente desagradable.
—No creo que Eiji esté muy interesado en sus vidas —interviene Max y el muchacho está realmente agradecido, aunque en realidad no le molesta tener que escuchar a su amiga.
—Sólo estoy buscando un tema de conversación —responde la rubia.
—Sólo estás chismeando —corrige su esposo—. Dale un descanso al chico, no debe ser fácil para él estar aquí. Incluso yo me siento agobiado con tantas feromonas.
—No seas tonto, Max. Eiji no puede olerlas, ¿verdad?
—No, no puedo —confirma el beta arrugando la nariz con la repentina necesidad de estornudar.
—Oh, cariño. Lo he notado antes, no te sientes muy bien, ¿verdad? Tienes las mejillas un poco rojas. ¿Sientes frío?
—Es verdad —reflexiona el castaño—, Suinchi dijo que tus defensas no son muy buenas y que podías enfermar repentinamente, sobre todo si te encuentras bajo estrés. ¿Estás estresado?
—Estoy perfectamente bien —responde el ojinegro, dándose cuenta demasiado tarde que ha desperdiciado su oportunidad para escapar, aunque ha logrado salvar un poco de su orgullo.
—Suinchi no va a perdonarme jamás si algo te pasa, así que no mientas, por favor —insiste su amigo y Eiji se da cuenta de que está genuinamente preocupado, así que siente que debe ser sincero.
—Sólo estoy un poco agobiado —confiesa y ambos alfa le escuchan atentamente—. Jamás había estado rodeado de tantos alfa y es la primera vez que veo omegas. Me siento fuera de lugar.
Jessica y Max intercambian un mirada comprensiva y le sonríen amablemente.
—Lo entendemos totalmente —dice ella—. El ambiente es poco amable, incluso para nosotros.
—¿Y por qué asisten? —pregunta el joven fotógrafo aún sin entender.
—Porqué es la única manera de sobrevivir en este mundo —responde Max y por primera vez desde que lo conoce, Eiji lo ve un poco cansado—. Sí te invitan a un evento de esta magnitud, asistes y sacas provecho. No importa si el ambiente es hostil o si detestas al anfitrión, simplemente asistes y demuestras de lo que estás hecho, demuestras que no pueden aplastarte fácilmente.

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Hana no kaori.
FanfictionBanana Fish. OMEGAVERSE. Ash cree que es el destino. Eiji no piensa igual. Advertencias: Angst, drama, romance.