El sonido de las ruedas de la camilla resuena dentro de su cabeza como un eco lleno de culpabilidad. Se deslizan hacia la lejanía sobre el blanco piso de mosaico que, junto con las intensas luces del mismo color en el techo, le dan al muchacho la sensación de estar dentro de un sueño. Un muy mal sueño del que quiere despertar lo más pronto posible pero no puede, no mientras sus manos estén tan llenas de sangre, manchadas como su conciencia.
Sing se queda de pie allí, a la mitad del corredor con las rodillas temblando y los ojos ardiendo tanto que se ha vuelto doloroso. Tenso como la cuerda de un condenado a muerte y con la ropa empapada de manchas rojas que lentamente se oscurecen, impregnando más profundamente dentro de él. No puede pensar con claridad, todo lo que ve dentro de su cabeza es el cuerpo pálido de Eiji entre sus brazos, débil y ojeroso, llamando con labios resecos el nombre de alguien más mientras delira, mientras sufre.
El joven talla su rostro con desesperación, manchándose a sí mismo de rojo. Quiere gritar, quiere llorar y golpear algo, cualquier cosa que le traiga alivio, pero no lo hace. Sus músculos tan débiles que apenas se puede mover. No entiende como es que todo se ha ido a la mierda en menos de cinco minutos. Eiji estaba allí, leyendo un libro y luego, lleno de sangre en la cocina llamándole desesperadamente con miedo y dolor impregnados en su mirada. A punto de perder al bebé que tan ansiosamente había esperado por largos meses pese a su propio sufrimiento.
A punto de perder su única razón para seguir con vida.
Sing, por supuesto, había hecho todo lo que estaba en sus manos para agilizar el traslado al hospital. Consiguió que uno de sus vecinos les llevara hasta allá y se aferró al cuerpo del omega fuerza, como si eso de alguna manera fuera a solucionarlo todo. No lo hizo, por supuesto. Eiji perdió el conocimiento mientras él intentaba desesperadamente mantenerlo despierto y su corazón bajó tanto el ritmo de sus palpitaciones que creyó que realmente lo perdería para siempre.
Justo ahora aún no tiene idea de si lo perderá.
El camino al hospital ha tomado sólo quince minutos, pero para una persona que se desangra a gran velocidad aquello es mortal. Los doctores han recibido al fotógrafo de inmediato en el área de urgencias, pero además de «haremos todo lo posible por salvarlos a los dos» no recibió ningún otro tipo de esperanza o seguridad. Él no es ningún tonto, sabe de lo delicada de la situación, de la misma forma en que sabe que Eiji podría morir o la bebé podría morir y que él se quedará allí, como el pobre diablo que no pudo salvar a ninguno de los dos.
El alfa derrama la primera lágrima que enjuaga su sucio rostro. No hay palabras para explicar lo devastado que se siente, lo inútil que sabe que es. Ha pasado cada día de los últimos meses asegurándose de ser el alfa perfecto para el omega que ama; dándole seguridad y amor, pero ahora, todo lo que puede hacer es llorar como el niño que siempre supo que era, rindiéndose a la idea de que jamás fue ni será suficiente. Qué ha estado viviendo una vida que no le pertenece y que, además, lo ha hecho tan mal que no vio las señales que le decían que las cosas terminarían así, aun cuando se juró a sí mismo que daría su vida en proteger a Eiji Okumura.
Una enfermera se acerca a él y Sing no sabe cuánto tiempo ha permanecido en ese estado. Ella le dice algunas palabras y él asiente, pero en realidad no ha escuchado una sola palabra proveniente de sus labios. Todo lo que puede hacer es seguirla hasta la puerta del baño para caballeros, entrar y contemplar su desgastado reflejo en el espejo; su opaco cabello negro y sus apagados ojos oscuros. Se queda allí, de pie frente al lavamanos con la mirada perdida y la mente en todas y ninguna parte al mismo tiempo. Se culpa a sí mismo, al destino y a todos los dioses que puede recordar, pero también les implora, les implora que, si Eiji abre los ojos de nuevo, sano y salvo, él hará todo desde el inicio y lo hará bien.
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Hana no kaori.
FanfictionBanana Fish. OMEGAVERSE. Ash cree que es el destino. Eiji no piensa igual. Advertencias: Angst, drama, romance.