XXV

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—¿Qué diablos crees que estás haciendo?

—Empacando.

—Eso es obvio, pero ¿por qué? —le pregunta Yue con los dientes apretados y el cuerpo tenso.

Ash deja maleta de lado y se gira para mirarlo con fría indiferencia. Se encuentra de pie cerca de la puerta, con el rostro rojo por la frustración y la mirada filosa. El alfa jamás lo había visto tan enojado y vaya que su convivencia como matrimonio no había sido precisamente miel sobre hojuelas. Luce como si estuviera a punto de golpearlo justo en el rostro, aunque Aslan piensa que no lo hará, no es su estilo. Probablemente todo lo que obtendrá será una rabieta y una promesa de venganza de la que no está realmente asustado.

—Me voy a Japón —dice con sus ojos jade directamente clavados en él, como retándole a hacer o decir cualquier cosa.

Reto que Yut acepta sin acobardarse como haría cualquier otro omega.

—¿Para qué? —pregunta con su bonito rostro retorcido en una expresión de furia apenas contenida de la que Ash se reiría si no planteará retirarse por las buenas.

—Voy a buscar a Eiji —expresa con decisión. Diciéndole sin palabras que esta vez no hay nada que lo detenga.

El omega pasa saliva pesadamente y achica los ojos con malicia.

—Nunca creí que fueras tan jodidamente obstinado. Ríndete de una maldita vez, él se fue por algo y lo hizo sin decírtelo. ¿Qué otra señal necesitas para comprender que te sacó de su vida? Qué no te necesita.

Ash aprieta los puños de sus manos y se contiene por no gruñir. Esas palabras le han dolido mucho más de lo que había pensado. Parece que, aunque está consciente de ello, no por eso es más fácil digerir que probablemente Yut tiene razón. Sin embargo, él ha tomado una decisión y no planea retractarse, no ahora. Prefiere aferrarse a la idea de que si Eiji se fue sin decir una palabra, fue por porque no podía y no porque no quería. Qué tal vez Blanca tiene razón y fue demasiado egocéntrico al creer que ha sido culpa suya el que él decidiera abandonar América.

—No me importa —responde evitando demostrarle su dolor y volviendo a la labor de empacar sus cosas—. Asegúrate de firmar los papeles de divorcio que Sergei envío, sé que ya las tienes en tus manos. Puedes quedarte con la casa, si quieres.

—Estás muy equivocado si crees que voy a dejar que manches mi reputación de esa manera. ¿Sabes la cantidad de mierda que hablarán sobre nosotros si saben que nos divorciamos a menos de medio año de casados?

—No podría importarme menos.

—¡Pues a mí sí! —explota—. No voy a dejar que arruines todo por lo que trabajado por un capricho estúpido de alfa.

Aslan cierra la maleta y le mira de nuevo.

—Eiji no es un capricho, pero por supuesto, tú jamás lo entenderías. De todas formas, no esperaba que aceptaras de inmediato. A diferencia de mí, tú vives de lo que la gente dice y aunque es patético no estoy aquí para juzgarte. Sé lo dura que es la sociedad con los omega, sobre todo la nuestra y es por eso que voy a ofrecerte algo a cambio —Yut le escucha atento pero el enojo y el rencor no le han abandonado—. Si firmas esos papeles, no sólo te dejaré a ti dar tu versión de nuestra separación a los medios, también te daré las acciones sobre la compañía de tu padre que eran propiedad de tu hermano mayor para que hagas con ellas lo que te venga en gana. Sé que las quieres, tu padre jamás te dejó poner una mano sobre ellas porque eres un omega y el inepto de tu hermano casi los lleva a la ruina.

—¿Cómo...? —intenta preguntar, estupefacto.

—No fue difícil deducir que esa fue la razón por la que decidiste aceptar nuestro matrimonio —comienza—. Sabías que tú padre ofrecería como dote esas acciones y serían tuyas indirectamente, pero ahora puedes tenerlas de verdad. Es tu oportunidad para demostrar que puedes hacerlo mejor que cualquiera de tus hermanos. Todo lo que quienes que hacer es firmar —dice lo más persuasivo que puede ser—. No me importa lo que le digas a los medios, puedes acabar con mi reputación si te hace sentir mejor.

Hana no kaori.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora