『Capítulo 1』

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Bristhon: 02 de abril del 2020

Mis ojos se sentían pesados y una ligera brisa fría se filtraba por mis pies, para complementar aquello, sentía un suave dolor en el cuerpo, estaba segura que dolía más fuerte con cada segundo que pasaba pero la somnolencia del sueño no me dejaba asimilarlo.

Terminé de despertar con el vibrante sonido de la alarma, mientras el convencional frío de Bristhon, empezaba a estremecer mis huesos. Sabía que tenía obligaciones por cumplir, así que levanté mi perezoso cuerpo de la cama y di cortos pasos para echar una mirada a las afueras de mi habitación.

Del otro lado, el frío había traído consigo una espesa niebla que no me permitía ver más allá de los opacos árboles, aquellos que cubrían la majestuosa vista del edificio donde me encontraba. Sabía que al cruzar un pequeño puente moderno que quedaba frente a mí, llegaría a la razón por la cual me había mudado aquí.

La universidad del pequeño pueblo.

UCLA, prestigiosa institución de primera categoría, donde los sentimientos mueren y el dinero vive. Pero a decir verdad la fachada de la universidad no lo teatralizaba. Esta no era más que grandes infraestructuras antiguas pero bien conservadas, en toda la gama de colores grises y cobrizos, con calles bien asfaltadas alrededor de los edificios en tonos bajos.

Tenía un aspecto imponente y arcaico, aunque a decir verdad, todo aquí se veía un poco Lúgubre. Cualquiera que conociera el lugar pensaría que es un pueblo antiguo, pero cuando investigabas a fondo, descubrías que la tecnología aquí era muy avanzada.

Días antes me había encontrado recorriendo el campus y sus inmensas instalaciones, gracias a eso tenía una idea de dónde quedaba mi piso de clases. Dejé de observar el exterior y me dispuse a tomar una ducha larga de agua caliente para levantarme por completo.

Al salir, Jessica Adams, mi compañera de cuarto, estaba preparando el desayuno.

—Buenos días, Jessica —Saludé a aquella chica de ojos y cabello castaño claro, su rostro estaba perfectamente pulido y la sonrisa en él, la hacía lucir radiante. Era muy linda así que lo que se pusiera le iba bien, hoy llevaba un vestido holgado y sandalias.

—Hola, Gia —Dijo afablemente mientras servía el café—. ¿Lista para tu primer día de locos?

Ella me había dado un tour hablado de la prestigiosa institución, empezando por la historia del pequeño pueblo. Hizo referencia en que las personas aquí eran muy sociables y carismáticas, pero solo con los nativos propios, con los extranjeros o turistas, las relaciones resultaban ser muy poco afables. Era algo raro que tenía la comunidad.

—No —Respondí sin más, mientras ella solo asentía entre leves risas. Jessica era muy diferente a las personas de por aquí, ella era amigable y alegre, pero con el tiempo se aprende a desconfiar de todos.

Seguido a eso caminé hasta la habitación y me preparé para ir al primer día de clases. Escogí algo básico para vestir, un pantalón negro, camiseta blanca y lonas del mismo color, trencé mi cabello y no aplique maquillaje, pues consideraba que no lo necesitaba debido al acné que provocaba en mi rostro.

Al salir de la habitación que quedaba fuera del campus, no pude evitar ver mi reflejo al espejo. Yo no era tan llamativa, no tenía atributos ni el cabello hermoso. Todo lo contrario, mi cabello rizado y castaño estaba gastado por el tiempo y la ausencia de vida en él era notoria, mi escuálido cuerpo no lucía bien los pantalones ceñidos y mis ojos castaños ni siquiera eran simétricos en mi rostro. Pero no podía pedir más, solo tenía dieciocho años.

Mientras caminaba para llegar a clases junto a Jessica, observaba a los estudiantes charlar y reírse alegremente. No creía que fueran una especie de ermitaños.

Personalidades fingidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora