『Capítulo 4』

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Bienvenida

—Gia —la voz de Ozana, me hizo volver a estar consciente. Nos encontrábamos en la cafetería del campus hablando de lo pesadas que eran las clases esta semana. Mi relación con ella estaba siendo muy llevadera y divertida, habíamos tenido química en todo, solo que a diferencia de mi, ella no era una estudiante con beca, al contrario, era hija de empresarios muy conocidos en el lugar.

Hablábamos mucho de su familia, y hoy me estaba contando que junto a su hermano Jean, vivían en la única urbanización que quedaba cerca de la Universidad. En aquel lugar también vivía la directora Henley.

Deje de ver el tumulto de estudiantes que se había formado frente a nosotros, para darle una mirada cansada.

—La mayoría de los maestros y estudiantes de esta universidad viven ahí, también algunas novias de mi hermano —pronunció con asco, eso no impidió que notara un poco de tristeza en su voz—. Es un lugar muy selvático y las casas están separadas por árboles, deberías ir algún día, te gustará su ambiente rústico.

—Estaría encantada —respondí sin ganas, pero tratando de disimularlo. La verdad era que solo quería llegar a la habitación, bañarme y lanzarme a dormir hasta el próximo semestre.

Pero mis palabras fueron silenciadas en el instante en que Azrael cruzó por la puerta de la cafetería. No sabía qué clase de magia hacía para verse tan imponente y llamativo en comparación al resto, pero eso no era tan relevante cuando recordaba la forma en la que me había tratado días atrás.

Por algún raro motivo que no lograba entender, deseaba saber sobre él, su peculiar personalidad tan oscura y sombría me atraía de forma adictiva. Pero no quería que nadie lo supiera, así que inventaría una manera cautelosa para lograr mi objetivo.

—Ozana —llamé su atención—. ¿Eres amiga de los hijos de la directora Henley? —Pregunté, ella negó rápidamente.

—¿Hijos? —soltó una risa que apenas pude percibir—. Vamos, él es hijo único —dijo cuando sus ojos cayeron en el joven frente a nosotras—. No sabía que existía hace algunos meses atrás.

Esa aclaración me tomó por sorpresa ¿Acaso el muchacho vivía como ermitaño? ella, al percatarse de la confusión que denotaba mi rostro se acercó para crear un círculo secreto entre ambas y de forma muy confidencial susurrar.

—La directora vivía sola. Pensé que era una cuarentena solitaria, pero en las vacaciones llegó un joven extraño, y al iniciar clases me he enterado que es su hijo.

—Es bastante raro —susurré.

—Los más allegados a ella dicen que él vivía con su padre en otro país, pero ahora decidió venir a este pueblo. Va en el último año y solo lo veo aquí ya que nunca sale de su casa, pero ni modo, el mundo y sus complejidades.

Le brinde una sonrisa forzada. Aunque ella hubiera dado por terminado el tema, yo sentía que algo estaba mal con él. ¿Por qué la directora me había pedido que me alejara de su hijo? Aunque me quería hacer a la idea de que era porque dependía de las clases sociales, no podía creer dicha barbaridad. Eran demasiadas preguntas en mi cabeza, y eso ocasionaba que me sintiera mareada. Tenía miedo, Azrael me daba miedo, y me jodía no saber por qué. Una maldición por parte de la rubia, me sacó de mis perturbadores pensamientos.

—¿Pasa algo? —le pregunté al observar como llamaba intensamente por su celular.

—Es Jean, no responde y tiene que llevarme a casa —sus ojos viajaron del móvil hasta mi rostro—. Me acompañas a buscarlo —pidió colocando sus manos sobre las mías, mientras sus labios hacían un puchero.

Personalidades fingidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora