『Capítulo 7』

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Cena con desconocidos (Parte 1)

Mis manos sudaban y mi pulso cada vez se aceleraba más con tan solo ver la imponente casa frente a mi. Cómo me comportaría o que diría, eran preguntas que pasaban a segundo plano en mi mente cuando recordaba el lugar de donde venía y mi posición económica. Sabía que esos temas solo eran apariencias y que no debían definir mi vida, pero me ansiaba saber qué pensarían sobre mí las personas dentro de esta casa, que dirían los señores McKay, al verme.

¿Cómo había llegado hasta esta instancia?

Pues, ellos me habían invitado a una cena, por medio de sus hijos, en su prestigiosa casa debido a que querían conocerme antes de salir de viaje, o eso decía Jean. Aunque a simple vista parecía ser una casa única, si seguía observando podía distinguir más residencias a una distancia considerable.

La vista era digna de apreciar, en el lugar había grandes árboles que se formaban a los costados de las calles, dándoles así, un aire de bosque moderno aunque nos encontráramos a horas de un bosque real, pero a pesar de tan impresiones vista mis ojos se perdieron en una oscura vivienda que se encontraba frente a la de los Mckay.

—Ahí vive la directora Henley —se apresuró a decir Ozana al notar mi expresión, podía sentir que tenía el ceño levemente fruncido.

—Es... aterradora —respondí con un ápice de voz. A mi mente vino la imagen de Azrael y su personalidad oscura pero atrapante.

—No siempre fue así, antes solía ser igual a las otras casa de aquí, pero desde la llegada de su hijo han empezado la remodelación. Al parecer le gusta mucho la privacidad y su madre no objeta a la hora de complacerlo.

La casa, a diferencia de las otras que se encontraban en la zona, estaba cubierta de un cerramiento con paredes altas que no permitían ver lo que se encontraba dentro. ¿En serio era así de extraño o solo se creía la sexy reencarnación de un ermitaño? A él le sucedían cosas muy raras, que sin duda, afectaban su desarrollo social.

Estaba perdiéndome en mis pensamientos o delirios referentes a Azrael, cuando una dulce voz chocó en mis oídos. La mamá de Jean, había salido a recibirnos haciendo que mi miedo por entrar en su cómodo hogar se dispersara un poco. Mi atención se fijó en ella y me sorprendió ver que era una mujer muy alegre y jovial, llevaba un vestido ceñido al cuerpo en color gris mientras que su cabello iba recogido elegantemente en un chongo muy bien peinado. Este era en color marrón al igual que sus ojos. Sus arrugas eran apenas visibles en su piel, y esas largas pestañas resaltaban en su rostro.

—Hola, tú debes ser Gia, encantada de conocerte mi nombre es Carmil —se presentó de manera afable tomando mi mano para luego darme un cálido abrazo.

—Hola señora Carmil, el gusto es mío.

—Oh no preciosa, solo dime Carmil. Ven vamos adentro para que conozcas a Charlie, eres muy afortunada de venir hoy, mañana saldremos de viaje y no sé cuándo retomemos a nuestro hogar.

Seguí a la Madre de Jean, al interior del lugar mientras él solo sonreía, pero antes de entrar por completo en la casa, Ozana tomó mi mano para luego acercarse a mí y susurrar.

—Tengo una sorpresa para todos, por favor no te enojes, hoy te necesito —me sorprendió la forma tan confidencial en la que soltó aquellas palabras, pero no pude refutar ya que no me dio tiempo de procesar su mensaje. Vi desaparecer su figura en el interior de la casa.

Aquella rubia me había comentado que en su infancia, ella y Jean, siempre solían pasar solos ya que sus padres por motivos de la empresa viajaban mucho, y ahora de adolescentes no parecía ser diferente. Traté de convencerme de que los nervios la estaban atacando de igual forma a como lo estaban haciendo conmigo.

Personalidades fingidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora